El semillero no se detiene: quiénes son los jóvenes del tenis argentino que prometen dar el salto en 2026
Pese a la falta de recursos ante las potencias, Argentina vuelve a mostrar una camada numerosa de talentos en el circuito masculino y femenino de tenis.
Lautaro Midón es, tal vez, la mayor promesa juvenil del tenis argentino.
El tenisargentino atraviesa una etapa de transición, pero lejos de apagarse, el semillero vuelve a ofrecer señales alentadoras. En un contexto marcado por la diferencia de recursos frente a las grandes potencias, el país sostiene una base amplia de jugadores jóvenes que empiezan a asomarse en el circuito profesional y que podrían consolidarse en el corto y mediano plazo.
Los números respaldan esa percepción. En el circuito masculino, Argentina mantiene una fuerte presencia en el Top 100 del ranking ATP con jugadores de promedio joven, mientras que en el femenino el recambio ya está en marcha, con las principales representantes por debajo de los 25 años. Detrás de ese primer plano, una nueva generación comienza a ganar rodaje.
Uno de los proyectos que más atención despierta es el de Lautaro Midón. Con 21 años, el correntino mostró un crecimiento sostenido durante la última temporada, con títulos en el circuito profesional menor y finales en torneos Challenger que lo posicionaron cerca de las etapas de clasificación de los grandes torneos. Su evolución lo ubica como uno de los nombres a seguir en el corto plazo.
En ese mismo escalón aparecen varios jugadores que buscan afirmarse. Juan Estévez dio un salto significativo tras un año irregular en el arranque, pero con un cierre sólido que incluyó títulos consecutivos y un avance importante en el ranking. También comienzan a ganar espacio Luciano Ambrogi, Juan Manuel La Serna, Lucio Ratti y Carlos Zárate, todos con primeros resultados que les permiten proyectar un crecimiento sostenido.
Tenis
Dante Pagani, campeón del M15 de Olavarría, también aparece como una joya nacional.
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Más abajo, pero con fuerte proyección, aparece Dante Pagani. A los 17 años, el santafesino ya mostró condiciones físicas y técnicas para competir en el ámbito profesional y logró su primer título, lo que lo posiciona como uno de los juveniles con mayor margen de desarrollo de la camada actual. Otros nombres como Máximo Zeitune, Romeo Arcuschin y Valentín Garay transitan etapas clave de formación, con el desafío de sostener continuidad competitiva y adaptarse al ritmo del circuito.
Dentro de ese mapa federal, Mendoza comienza a aportar nombres propios al semillero nacional. Dolores “Lola” Martínez, Gaspar Martaux y Santiago Villaroya aparecen como las principales referencias de la provincia tras dejar la etapa juvenil y buscar su lugar en el circuito profesional o a través de becas deportivas en el exterior. Detrás de ellos, una nueva camada empieza a asomar con jugadores como Genaro Bartolucci, Ignacio Dapas, Francisco y Facundo Pereyra, Lucas Luckjansuck, Pablo Vergara y Lolo Turró, además de las tenistas Agustina Ficarra, Valentina Lloret y Angie Gargiulo, que comienzan a ganar protagonismo en torneos regionales y nacionales.
Gaspar Martaux, presente y futuro del tenis de Mendoza. / Emanuel Maza
Gaspar Martaux, presente y futuro del tenis de Mendoza. / Emanuel Maza
En el tenis femenino, el escenario general es similar. Más allá de las jugadoras ya establecidas, comienzan a destacarse proyectos jóvenes que apuntan a dar un salto en 2026. Carla Markus logró meterse entre las 500 mejores del mundo tras una temporada de adaptación al circuito profesional, mientras que Candela Vázquez, Luna Cinalli y Sol Larraya Guidi representan una camada que combina resultados en juveniles con sus primeras experiencias entre las mayores.
En las divisiones formativas, el panorama también ofrece señales positivas. Jugadoras como Flor Mardones, campeona nacional en categorías superiores a su edad, y otras tenistas que ya se destacan a nivel sudamericano refuerzan la idea de un proceso que, aunque lento, mantiene profundidad.
Tenis
Candela Vázquez tuvo una gran temporada y sumó sus primeros títulos profesionales.
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Desde la estructura formativa del tenis argentino coinciden en que los procesos actuales requieren paciencia. La maduración suele llegar más tarde, pero la cantidad de proyectos en marcha permite sostener el optimismo. No se trata de promesas inmediatas, sino de una base amplia —nacional y federal— que busca transformarse en resultados a mediano plazo.