Vendimias inolvidables: 2002, la austera fiesta en el estadio donde el público fue protagonista

La crisis económica llevó al Malvinas Argentinas un Acto Central distinto y modesto. Así lo contó Los Andes el 3 de marzo de ese año.

Acto central. Unas 20.000 personas disfrutaron de un espectáculo distinto en el Malvinas, donde faltó el color del teatro griego.
Acto central. Unas 20.000 personas disfrutaron de un espectáculo distinto en el Malvinas, donde faltó el color del teatro griego.

María Noelia Blanco, una bella morocha tupungatina, es la nueva Reina Nacional de la Vendimia. La joven tiene 18 años y logró la corona máxima para su departamento luego de 17 años de sequía. Virreina resultó electa María Fernanda Beldarrein, de Godoy Cruz.

“Es fiesta si hay motivos para fiesta y cuando no los hay, es conmemoración de lo que somos”, dijo en su introducción Vilma Vega -autora del libro “Vendimia de todos”- al referirse al Acto Central. Quizás por eso se haya buscado la conmemoración, porque las difíciles circunstancias económicas actuales no daban motivo para fiestas.

Pero lo cierto es que no se “vivió” el clima de Vendimia de otros años. Porque el espectáculo central tuvo siempre -al menos en los últimos cuarenta años- virtudes similares a las del vino. Tenían “aroma” a Vendimia, el “color” que daba el espectacular escenario natural y el “sabor” que brindaba la gente en los cerros, además del entusiasmo que ganaba a quienes se encontraban en las gradas. Esta vez faltó eso: color, aroma y sabor de Vendimia.

Reina. Noelia Blanco (18), de Tupungato, fue coronada el 2 de marzo de 2002.
Reina. Noelia Blanco (18), de Tupungato, fue coronada el 2 de marzo de 2002.

A diez minutos de dar comienzo al espectáculo central, las tribunas populares estaban casi vacías. El público sólo cubría los codos de las graderías, mientras en la platea sólo estaban ocupadas las filas inferiores. También se observaban claros importantes en las sillas ubicadas en el campo de juego. En total, casi 20 mil personas.

Desde la organización se buscó matizar la espera, aunque se extrañó la Radio Vendimia, que años atrás tenía como animadores a estudiantes de la Facultad de Periodismo.

En pantallas gigantes ubicadas a los costados del escenario central, fueron apareciendo las distintas soberanas departamentales. Fue un acto que “movió” algo al público, el que sí estalló en aplausos cuando un gaucho recorrió el campo de juego portando una bandera argentina. Allí sí el sentimiento fue unánime.

También es para destacar el hecho de que no hubo cacerolazos. Ni en los alrededores del estadio ni adentro. No podía ser de otra manera. La Fiesta de la Vendimia premia el trabajo y el esfuerzo del productor, del contratista, del bodeguero y del trabajador de viñas. Cualquier protesta, en ese marco, hubiera sido más que desubicada.

La presencia de autoridades pasó casi desapercibida. Ingresaron 20 minutos antes de iniciarse el espectáculo, luego de haber degustado empanadas y vino en el sector inferior de la tribuna techada.

El espectáculo

Las bombas de estruendo marcaron el comienzo del espectáculo. Desde el escenario central se explicó que la primera fiesta de la Vendimia se realizó también en un estadio de fútbol (el de Gimnasia y Esgrima) aunque con la aclaración de que, en esta oportunidad, se volvía a un estadio de fútbol “por las necesidades del momento”.

Los animadores presentaron a las candidatas y cada una de ellas recibió el cálido aplauso del público en su trayecto hasta ubicarse en el costado derecho del escenario. Las preferencias se marcaban hacia Guaymallén, Godoy Cruz, Tupungato y Maipú. El intento por destacar la belleza de las soberanas y las virtudes económicas de los departamentos determinó que la presentación de las candidatas se hiciera demasiado extensa.

A las 22.40, la voz en off daba inicio a “Vendimia, la de todos”, que tuvo al tiempo como personaje central imaginario.

La participación inmediata del público a través de las palmas quedó reflejada en la “Cueca de la viña nueva”, con el que se inició el primer cuadro.

Jésica Tolin envió entonces su mensaje de despedida como soberana nacional. La tonada que, a modo de serenata que le brindaron, y el cálido aplauso del público fueron el mejor premio a quien representara la belleza de la mujer mendocina durante todo un año.

El “tiempo” de Vendimia jugó en el espacio para llegar al fuego. Se utilizaron torres lumínicas ubicadas en el campo de juego y un sector de la tribuna descubierta para que se desplegaran banderas argentinas. Y, a falta de cerros aledaños, desde las torres de iluminación se encendieron fuegos artificiales.

La Danza del Fuego y la chacarera posterior fue del agrado del público, aunque las dimensiones reducidas del escenario central no permitían un despliegue mayor de bailarines.

El tiempo fue llevando hacia el aire. Y “nuestro” Zonda fue representado por un malambo que intentó desarrollarse como una fuerza atronadora, a través de fuegos de artificio que surgieron desde el sector posterior del escenario.

Pero el Zonda debió rendirse ante la calma que trajo la Virgen de la Carrodilla. Un”clásico” de nuestra fiesta máxima, que siempre mueve al silencio respetuoso y a la devoción de los asistentes. Con un agregado especial en esta oportunidad: hubo una coreografía especial, con la participación de la Orquesta Filarmónica de Mendoza junto al coro de la Universidad de Mendoza y del colegio Martín Zapata.

El cuadro del agua fue abierto con la Zamba Azul, de Tito Francia, una pieza clave del nuevo cancionero que nació en Mendoza, de la mano de Oscar Mathus, Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa, entre otros.

También en este caso aparecieron los fuegos artificiales. Desde los costados (las torres de iluminación) y desde la parte posterior del escenario central, mientras la Cueca del Tomero ganaba la adhesión del público.

Los cuadros se fueron sucediendo con la evocación a San Martín (a través de un Gato Sanmartiniano) y luego de la lectura de una carta de San Martín a Bolívar se recordó al lugar de nacimiento del Padre de la Patria con un chamamé, que elevó el calor popular que acompañó con palmas la danza de los bailarines en el escenario.

El homenaje a la tierra cerró el espectáculo artístico. Y la marcha de la Vendimia inició una nueva fiesta, la que tuvo al público como actor principal.

El conteo de votos sumó esperanzas y emociones, no sólo entre las candidatas, sino también entre quienes esperaban conocer el nombre de la nueva Reina Nacional para rendir el merecido homenaje a la belleza mendocina. Y también a la tierra y a sus frutos.

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