2 de octubre de 2025 - 12:14

Soledad Deza, abogada de "Belén": "En tiempos de crueldad, esta película tan amorosa genera identificación"

Dolores Fonzi la interpreta en el filme argentino candidato al Óscar y basado en la historia real de una tucumana acusada de homicidio por un aborto espontáneo.

Cuántas veces habrá visto Belén esta frase en el penal de mujeres de Tucumán: "No estés triste, pues el gozo del Señor es tu fortaleza". Pero no fue el placer de ningún hombre o entidad religiosa en el que encontró entereza. Fue en el enojo y la identificación de cientos de mujeres que salieron a las calles. Y, en especial, en la determinación una abogada, pequeña en estatura -apenas supera 1,50 metros-, aunque gigante en tesitura.

Hoy, el filme es el gran candidato argentino a la selección en los premios Óscar del 2026. Para la 98° entrega, la llamada shortlist de 15 títulos internacionales prenominados se conocerá el 16 de diciembre. La gran noticia se conocerá el 22 de enero, cuando se publique la nómina final de cinco películas nominadas a Mejor Película en Habla No Inglesa. La última vez que Argentina llegó fue en 2023 con "Argentina, 1985".

Y agregó: “Es el sentimiento de muchísima gente. En esta coyuntura donde nos quieren convencer de que yo puedo ser feliz si la persona de al lado no cobra su pensión por discapacidad, si la señora que trabajó toda su vida de ama de casa no puede jubilarse, si el señor que vive enfrente se quedó sin trabajo a pocos años de jubilarse y no va a tener cobertura. En estos momentos de tanta crueldad, esta película tan amorosa me parece que es lo que genera esa identificación”.

Embed - Belén - Tráiler Oficial

Ellas lloran mientras un médico le baja los pantalones con brusquedad o la enfermera la arrastra por los pasillos del hospital con sus piernas y pantalón cubiertos en sangre; ríen con el cliché -no por ello menos real- del empleado público ineficiente y entorpecedor, siempre con una tortilla (o tortita, en Cuyo) sobre el escritorio y el inútil don de tipear con un solo dedo. Pero- sobre todo, las espectadoras de “Belén” se enojan con la Justicia, el sistema de salud, la Policía, la Iglesia y con aquellas mujeres que, lejos de ayudar a Belén, hicieron todo lo posible por empujar la daga aún más fuerte sobre su pecho.

El castigo moral hacia quien desafía el mandato de maternidad no es exclusivo de varones. Mujeres y varones pueden usar su poder para castigar", analizó. En especial, la abogada menciona a dos mujeres: Marta Monje, la partera que denunció a la joven, y Marcela Sueldo, la policía que entró al quirófano y escribió “homicidio” en la historia clínica.

“La gente crea comunidad independientemente de su postura. Eso es lo más valioso que tiene la película: invitar a pensar que no necesitamos compartir 100% las visiones o cosmovisiones sobre alguna problemática, pero mientras tengamos empatía, todos y todas podemos unirnos para luchar contra aquello que nos parece injusto. En este contexto neoliberal tan individualista, indolente y cruel, la película lo reactiva. Y no solo en mujeres, también en varones: he visto madres con hijos y parejas. Es muy fuerte lo que pasa en las salas de cines”, relató.

Soledad acompañó a la comitiva que fue al Festival de Cine San Sebastián integrada por Fonzi, las productoras y guionistas Laura Paredes y Carolina Santos; las actrices, entre ellas quien interpretó a Belén, Camila Pláate; la escritora de “Somos Belén” -libro que inspiró el filme-, Ana Correa.

Con una ovación de pie, pañuelos verdes y abrazos entre lágrimas, la producción fue recibida en España y reconocida con el Premio Concha de Plata; también la galardonaron en el Festival francés “Biarritz” por ser elegida como mejor película por el público.

“'Belén' es un poco el sentimiento de patria”, explicó la letrada.

Ver lo que generó una historia tan argentina y nacional en otras partes del mundo la impactó profundamente: “La gente emocionada, mucha gente llorando, el abrazo, la admiración que se siente del público cuando termina de ver la película y que no se levantan hasta que no terminó el último de los créditos… Es una sensación súper fuerte”.

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Dios atiende en Buenos Aires, pero el feminismo lucha en Tucumán

Belén no solo es nacional, sino que es íntimamente federal. Porque tal vez Dios atienda en Buenos Aires, pero el feminismo lucha en cada rincón del país. Desde su producción, que contó con actrices tucumanas y fue grabada en la tierra de Soledad y Belén, también supo captar el entorno y la idiosincrasia de una provincia pequeña, enraizada en la religión católica y con un entorno que se entrecruza en todos los ámbitos: laboral, privado y social.

La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito está activa a nivel nacional desde 2003, pero en las provincias la situación era muy distinta a la que se vivía en la capital del país hace nueve años.

El entorno provinciano es lo que nos ha costado hacer entender a las compañeras de Buenos Aires. En las provincias, en 2016, no se había despenalizado socialmente el aborto. Lograr la empatía de la gente fue todo un trabajo articulado con la Mesa para la Libertad de Belén. Hubo hostigamientos: una compañera fundadora sufrió pintadas en su auto mientras daba una charla sobre aborto, otra que trabajaba en la maternidad fue hostilizada, a mi marido, que trabajaba en judiciales, le iniciaron un sumario en tribunales por un tuit. Mi palabra estaba devaluada: era la mentirosa”, recordó.

Soledad tiene bien en claro que, de no haber salido Belén en libertad, la situación hubiese sido muy distinta para ella, para las mujeres que las acompañaron y para la justicia en Tucumán y en el país.

¿Y si esto sale mal?”, se pregunta Dolores Fonzi en su piel varias veces durante el filme. En la prensa, la abogada se mostraba firme, en las calles se movilizaba y encabezaba marchas, pero en su hogar, puertas adentro, esa incógnita no la dejaba dormir por las noches.

De día activista, de noche sin poder dormir

“Había defendido mujeres criminalizadas por aborto antes, pero nunca privadas de libertad. Sentía una enorme responsabilidad. De día, en el activismo, mostraba fortaleza, pero en mi casa estaba atribulada. Porque a veces decimos: ‘La liberó la calle’. Yo entiendo la épica, pero quiero poner en valor también el trabajo desde la abogacía. No es que la justicia vaya a fallar basándonos en la marcha que hagamos. La movilización ayuda, pero para fortalecer una estrategia. En eso, a veces, los abogados y abogadas nos sentimos solos”, reflexionó.

Por si aún alguien no lo sabe, “Belén” no es el nombre verdadero de la joven, fue un pseudónimo que utilizaban desde su defensa para proteger su identidad y, en un lugar chico como la provincia norteña, la de su familia que corría riesgo de perder su trabajo.

“Estaba escribiendo un correo a la campaña contando de este caso y les dije, a ver, pongamos que se llama ‘Belén’, por algo me salió ese nombre. Así como me salió María Magdalena y el caso que llevamos ahora se llama Eva. Evidentemente mis 14 años de colegio de monja pegan”, reconoció la mujer, que no se considera practicante de la religión sino creyente de la ciudadanía espiritual y la laicidad.

Incluso, litiga por ello: presentó un amparo para que retiraran la Virgen del Colegio de Abogados, colocada en 2021. “No es anticlerical, es respeto a todas las creencias”, fundamentó.

Soledad Deza con Dolores Fonzi en España.
Soledad Deza con Dolores Fonzi en España.

Soledad Deza con Dolores Fonzi en España.

Al apodo bíblico le sumaron unas máscaras, muchas mujeres compartían vivencias con la joven, pero por temor a represalias no se animaban a contarlas. Ocultar el rostro fue la forma de dejar solo las verdades al descubierto. Aunque los colectivos y quienes la acompañaban hicieron lo imposible para mantener su identidad a resguardo; caso contrario fue de quienes deberían proteger en los fueros judiciales.

Dos días antes de que saliera en libertad, dos de los jueces del tribunal dijeron su nombre en el diario de mayor circulación local. Incluso, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas había pedido su libertad. “Las máscaras eran una forma no solo de decirle al mundo ‘todas podemos ser Belén’ sino también fue el dispositivo que encontramos para salir de la cárcel y que el periodismo que estaba afuera tampoco tenga su cara”, recordó.

El 11 de agosto de 2016, después de 900 días, Belén recuperó su libertad. Un grupo de mujeres se camuflaron con máscaras para cuidarla y festejar, por primera vez en toda su lucha, que finalmente estaba entre ellas. La joven se fue de Tucumán, pero Soledad se quedó.

“Es mi lugar. Después de lo que sucedió con Belén somos respetadas, nuestro trabajo es reconocido. También articulamos con otras provincias y países. Pero sigue siendo un lugar hostil: dos años después de la Ley 27.610, derecho al acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), un fiscal pidió historias clínicas para identificar a una mujer que abortó. Acá todavía se preguntaba en formularios de empleo si te habías hecho un aborto”, relató.

Completamente segura, cerró: “Me quedo porque es donde tengo que estar”.

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