Parejas swinger: los secretos para entrar a ese mundo sin fallar en el intento

La vida de las parejas swinger parece -desde afuera- abolida de toda limitación, sin embargo una serie de reglas incorruptibles permite a sus integrantes expresar sus deseos sexuales más íntimos, manteniendo entre ellos un vínculo sólido a fuerza de exclusividad amorosa y respeto

imagen ilustrativa
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Uno de los temas tabú pero que mayor cantidad de consultas reciben los buscadores de internet es el de las parejas swinger, ya que al parecer genera interés debido a su doble contradicción “monogamia”, “relaciones fuera de la pareja” e “infidelidad consentida” y “en simultáneo”, lo que parece ser el gran atractivo para quienes buscan un vínculo estable pero con libertades paralelas y consensuadas.

El asunto es que, según los especialistas, no es swinger el que quiere sino el que puede, ya que hay algunas variables importantes sin las cuáles se hace muy difícil permanecer en ese círculo relacional.

Entre ellas están los conceptos de monogamia y fidelidad sentimental, ausencia de celos y respeto. Porque en el vínculo permanece la exclusividad amorosa, pero no sexual.

Para comprender esto hay que remarcar que se trata de parejas estables que deciden tener relaciones sexuales con otras personas de forma pactada y conjunta, por lo tanto no existe el engaño. Al tratarse de una decisión tomada por ambos, el intercambio debe ser algo deseado y acordado de manera conjunta, no imponiéndose por elección propia.

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Cuándo sí y cuando no

En una entrevista realizada a Ted Williams, gurú y organizador del Primer Encuentro Sudamericano de Swingers, allá por 2017, explicó que uno de los requisitos es estar en un vínculo sano: “la pareja debe tener una sexualidad rica, jugar con sus fantasías, sin esconderse para ver porno y sintiéndose cómodos entre ellos como para dar un paso más allá”. En este sentido el especialista aconseja no proponer este tipo de actividad para salvar una relación: “si en tu pareja hace un año que no tenés sexo no podés decir ‘seamos swingers’. Meterse en este mundo con la idea de hacer algo osado para salvar a una pareja en crisis es el peor remedio que se les puede ocurrir, porque acá hace falta mucha comunicación para no pasar un mal momento”, asegura.

Dónde buscar

Los intercambios de pareja pueden llevarse a cabo en bares y locales creados para ello, en eventos privados, de forma pactada entre particulares o incluso a través de aplicaciones. En Argentina existe una enorme variedad de páginas en las que se puede seleccionar preferencias de parejas y localía. Entre las más consultadas se encuentran parejasyliberales.com/argentina; swingersargentina.net; parejasargentina.com; pasiónswingers.com; ar.realswingers.com y doplim.com.ar

En Mendoza hay clubes y bares swingers, aunque por su discresión pueden ser difíciles de identificar
En Mendoza hay clubes y bares swingers, aunque por su discresión pueden ser difíciles de identificar

Cómo entrar al mundo swinger

Una de las claves para evitar malos momentos es saber en qué lugar encaja cada uno. Por ejemplo, están las parejas soft que hacen todo menos tener sexo con penetración: pueden sólo mirarse o también tocarse, besarse y llegar hasta el sexo oral. En las parejas full se puede hacer intercambio con penetración. Están también los switch que pueden aceptar o no la penetración en sus encuentros. Y están los solos, que los llamamos ‘terceros’ que van a los encuentros porque muchas parejas no buscan parejas sino hacer tríos.

Primera regla del club swinger: nadie habla del club swinger

Según explicó el experto, uno de los mandamientos es “no hablarás del estilo de vida swinger con quien no haya manifestado interés’. La razón es que si le contamos a una pareja de amigos y queda espantada, ellos van a inferir que otros amigos en común también son swingers y estamos obligándolos a salir del clóset. Además, si le contás a una pareja de amigos y uno se engancha con la idea de probar y el otro no, les provocas un problema de pareja que ellos no buscaron”, asegura.

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Qué se puede hacer y qué no

El gurú swinger Ted Willims asegura que no hay que presionar a nadie, ni presentarlo como sorpresa, ya que la otra persona puede no estar interesada y quedar presa de una situación incómoda. “Hay hombres que llegan sin decirle a sus mujeres a dónde están yendo. Creen que porque se tomaron unos tragos y surgió la idea, es suficiente. El problema es que cuando llegan a un club se encuentran con que la mujer ya no quiere y todo termina mal, muchas veces con llanto y discusiones”.

El rango y tipo de actos que se van a permitir o aceptar debe ser pactado previamente tanto por los integrantes de la pareja como por la otra parte interviniente. En algunos casos uno de los miembros de cada pareja tienen sexo mientras los otros dos miran. Es relevante tener en cuenta que los intercambios de pareja no requieren necesariamente de penetración vaginal o anal, pudiendo limitarse a miradas o tocamientos (el llamado soft swap) o sexo oral. Además de ello también puede haber relaciones sexuales plenas (full swap).

“Cuando alguien se siente libre de presiones y con la seguridad de ir a su ritmo se anima a ir experimentando porque tiene la tranquilidad de saber que su pareja no va a dejarla a la deriva si algo no le gusta. Para nosotros, ese cuidado con nuestras parejas es fundamental porque entre las mujeres la idea del sexo grupal aparece como algo muy cuestionado: ‘¿Cómo puede ser, si lleva a los hijos a la escuela?”, asegura Williams

Hay otra norma: cuando se da el encuentro, es importante no manifestar demasiados elogios y ganas desmedidas hacia alguien de la otra pareja. “Mi sugerencia es no hablar de más. Que nadie pase a ser una amenaza”, advierte.

Escena de la película "Dos más dos", con Juan Minujín, Carla Peterson, Julieta Díaz y Adrián Suar.
Escena de la película "Dos más dos", con Juan Minujín, Carla Peterson, Julieta Díaz y Adrián Suar.

Cómo manejar los celos

Las emociones negativas cuando vemos a nuestra pareja interesada por otra persona son inevitables. Los celos forman parte del ser humano y se suman al cúmulo de emociones que debemos aprender a gestionar en la vida cotidiana. En el libro “El mito de la monogamia”, David Barash, psicólogo de la Universidad de Washington y experto en conducta animal, y Judith Eve Lipton, psiquiatra del Swedish Medical Center en Washington, exploran los celos como tendencia natural del ser humano, es decir, como un fenómeno que no solo es aprendido por la cultura. En el libro se cita lo siguiente: “El instinto que lleva a ser promiscuo es natural, pero la tendencia a odiar que tu pareja haga exactamente lo mismo también lo es”. Esto quiere decir que, por mucho que una pareja esté dispuesta a participar en un intercambio, es importante establecer unas reglas con las que ambos miembros se sientan cómodos, para evitar un daño emocional innecesario.

Pero ¿qué pasa en una relación swinger si uno de los integrantes se siente más atraído por el de la otra pareja? Según Williams, para que eso no pase los dos tienen que tener la misma motivación, que es disfrutar. “Si uno ocupa el lugar hegemónico y el otro va para complacerlo y no perderlo, es probable que aparezcan unos celos insoportables, que uno quede encantado y el otro se quede mirando en frío, cómo su pareja disfruta con otra persona”. Lo importante es no mostrar interés desmedido por el integrante de la otra pareja y ser respetuoso con la persona con la que compartimos el vínculo sentimental, es decir, nuestra pareja.

Reglas para besos, orgasmos e interacción

Hay parejas que acuerdan no besar en la boca porque se considera un gesto romántico que vincula a las personas de forma más íntima que la genital. La regla, entre las que sí lo hacen, es que los besos tienen que estar en el contexto del intercambio sexual, es decir cuando terminó el acto y comienzan a vestirse no se pueden seguir besando.

En cuanto a los orgasmos, por regla general los varones lo retrasan para no quedar afuera durante el intercambio, y lo guardan para luego disfrutarlo con sus parejas -puede ser en el mismo encuentro o luego en su casa-. Las mujeres, en cambio, buscan más el orgasmo durante el intercambio, aunque este puede ser satisfactorio aún sin orgasmos.

“El swinger estándar es entre parejas heterosexuales. En este ambiente, la interacción entre hombre y hombre está prohibida”, asegura el gurú, y agrega “Sí está permitida la interacción entre dos chicas porque el juego erótico sucede más entre las mujeres. Por ejemplo, hay una modalidad que se llama blizz: son parejas que van a clubes para que las mujeres jueguen entre ellas y los varones solo miren”, concluyó.

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