Los mayores de 80 años son el grupo con menos cobertura de vacunación entre los adultos

Llegan a 79,71% quienes tienen al menos una dosis pero han sido superados incluso por los más jóvenes que fueron habilitados bastante después. Factores que influyen sobre este grupo que es el que registra mayor letalidad por Covid.

Remigio Waigel optó por la combinación con la vacuna Moderna.
Remigio Waigel optó por la combinación con la vacuna Moderna.

Las personas mayores de 80 años son el grupo que concentra mayor letalidad por Covid-19: una de cada cuatro muertes corresponden a esa franja etaria. Sin embargo, son el grupo con menor cobertura de vacunación entre los adultos mayores de 18 años. Han sido superados incluso por los más jóvenes, de entre 20 y 29 años.

Según datos del Ministerio de Salud provincial, 23,1% de las muertes asociadas a la infección corresponde a personas de entre 80 y 89 años, mientras que 6,7% son mayores de 90 años. Es decir que entre ambos segmentos suman 29,8%.

En Mendoza, la tasa de vacunación con al menos una dosis en mayores de 80 años es de 79,71%, mientras que tiene esquema completo el 67,70%.

El impacto del Covid-19 es mayor a medida que avanza la edad aunque, por otra parte, presentan menor incidencia de casos. En gran medida porque fue en quienes más se concentraron los cuidados y restricciones desde el inicio de la pandemia debido a la mayor predisposición a desarrollar cuadros graves.

Fueron incluso población priorizada ni bien se inició la campaña de vacunación.

Tras meses de aislamiento, distancia de familiares y dificultades para sobrellevar su día a día, acudieron a los centros de vacunación con esperanza, justamente la palabra más frecuente con la que describían la emoción de recibir el salvavidas que les traía más tranquilidad,

Sin embargo, en Mendoza son el grupo con menor cobertura entre los adultos, es decir, mayores de 18 años, quienes están todos habilitados para recibir vacunas. Incluso, para completar la segunda dosis de manera espontánea si han cumplido el intervalo. La excepción son quienes hayan iniciado esquema con Sputnik, que dada la falta del segundo componente, están sujetos a otras circunstancias.

Según refleja un informe semanal de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Mendoza (Aclisa), el grupo de 30 a 39 años es el que le sigue con menor cobertura: tiene 80,06% con al menos una dosis. Este es justamente el segmento por el cual las autoridades provinciales manifestaron preocupación hace unas semanas ante la poca adhesión a la campaña.

En tanto, el tercer grupo con menor cobertura es el de 20 a 29 años, con 85,94%. Pero este no deja de ser un dato muy llamativo y positivo, si se tiene en cuenta el contexto. Por un lado, lo antes señalado sobre la preocupación expresada sobre el acceso de los más jóvenes. Por otro, porque fueron los últimos incorporados de la población general sin comorbilidades.

Factores

Hay que señalar algunos aspectos que influyen en esta situación. Por un lado, una buena proporción de adultos mayores recibió la vacuna rusa Sputnik V en su primera dosis, pero luego el segundo componente para completar el esquema no se entregó en la misma cantidad y muchos han quedado esperándolo.

Acceder, en ese caso, está supeditado al ingreso de dosis y la asignación de turnos. Por ello, muchos superaron el intervalo recomendado de 90 días.

Para ellos se habilitó la combinación con la vacuna del laboratorio Moderna como segunda dosis pero no a todos les da confianza esta alternativa.

Por otra parte, además de las vacunas que llegan desde Rusia, ahora se están comenzando a entregar los primeros segundos componentes de Sputnik realizados en el país por el laboratorio Richmond.

La falta de confianza es, justamente, uno de los motivos por los que hay una especie de “núcleo duro” que no accede.

Iris Aguilar, directora de Inmunizaciones de Mendoza, mencionó que hay un segmento entre los adultos mayores que accedió más tarde por las dudas de ellos mismos, su entorno o incluso sus médicos. “Vimos que fue una decisión evaluada por la familia. A veces ella no quería y él sí o al revés. Fue una situación familiar meditada y consensuada”, observó.

También hizo referencia a que hay sobreinformación, mucha de la cual es errada, lo cual genera confusión. Aguilar agregó que todavía llegan personas que sostienen que se está experimentando con la gente, que las vacunas modifican el ADN, que con ellas se coloca un chip y que incluso, aún hoy, dudan de la existencia del coronavirus. Pero agregó que al darles las explicaciones del caso, comprenden y acceden.

Otro factor que influye como obstáculo es la dificultad para acceder a medios digitales a través de los cuales se inscribe y dan turnos.

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