Los Durán, una familia que vive la música y sueña con su propia banda

Viven en Guaymallén, se presentaron al último recital de Kiss en Buenos Aires pintados como el icónico grupo metalero de los ‘70 y se ganaron la atención de gran parte del público.

Dinastía de músicos. Papá, mamá, Juan, Luca y Agostina.
Dinastía de músicos. Papá, mamá, Juan, Luca y Agostina.

Podría decirse que la familia Durán, oriunda de Villanueva, Guaymallén, saltó a la fama gracias al último recital de Kiss, que tuvo lugar el pasado 23 de abril en el Campo Argentino de Polo, Buenos Aires.

Es que, padre, madre e hijos, irrumpieron al predio pintados como la icónica banda de los ‘70 y, sorpresivamente para ellos, comenzaron los flashes. Sus imágenes se replicaron en todas las redes sociales. No lo podían creer.

Daniel, que tiene 49 años y es kinesiólogo, es fanático de la banda y creció al ritmo de su música. Recuerda que era el “raro” del curso, porque sus compañeros solían escuchar “Los Parchís”. Pero él se la “bancó” y siempre respetó sus convicciones.

Sin dudar, en noviembre del año pasado, cuando Kiss anunció su recital en Buenos Aires, Daniel sacó las entradas y todo el clan se anotó: esposa Sonia e hijos Luca, de 16; Agostina de 12 y Juan, de 11.

Familia Durán, en la previa del show de Kiss en Buenos Aires.
Familia Durán, en la previa del show de Kiss en Buenos Aires.

“Llegamos al recital pintados como la banda y nunca nos imaginamos el revuelo que íbamos a generar. Nos fotografiaron todos los medios periodísticos del país y estuvimos candentes en las redes durante toda esa jornada”, se ríe.

Es que Daniel y Sonia, que es médica pediatra y trabaja en el Hospital Notti, son amantes de la música desde la infancia y sus hijos, como no podía ser de otro modo, heredaron esa pasión.

Por eso ahora están en vías de gestar su propia banda familiar, aunque Daniel y Sonia ya forman un dúo llamado “Pop Rockers”.

Así, casi como un juego, cada cual con su instrumento suelen compartir horas ensayando y disfrutando en familia.

Daniel tiene un gran oído y se inició de niño con guitarra y batería, mientras que entre 1993 y 2001 formó parte como cantante de una banda metálica: Séptima Plaga. Su esposa, por su parte, también canta. Agostina, en tanto, también pasó por la guitarra, ukelele y violín y además tiene una hermosa voz.

El menor de la familia es baterista y el mayor si bien no toca ningún instrumento, es amante de la música.

Si bien aún no han oficializado el nombre del futuro grupo, el proyecto ronda en la cabeza de todos.

“¿Cómo podría llamarse? Igual que el dúo que tenemos con mi esposa, Pop Rockers, aunque no está definido. Como mi apellido es Durán hay quienes bromean con Durán-Durán”, relata.

Ambos han tocado covers de los años ‘90 y 2000 en algunos pubs (cuentan con la ayuda de otra guitarra y un percusionista) y, por supuesto, en reuniones y eventos familiares sus presentaciones resultan todo un clásico.

Claro que los tiempos y las obligaciones de cada uno a veces conspiran con los ensayos, que deberían ser más frecuentes, confiesa.

“Sin embargo, disfrutamos mucho de ese momento de encuentro y conexión. Si estamos en verano nos vamos a tocar al jardín con alguna bebida fresca y, en invierno, ensayamos en el living matizando con café”, relata.

“La música y los ensayos nos cortan la rutina, divierte y revitaliza. Con Sonia veníamos presentándonos en pubs pero llegó la pandemia y frenó todo. De a poco todo se va normalizando y formar un grupo es una de las posibilidade”, amplió Daniel, que trabajar con pacientes adultos mayores.

Sonia cuenta que la música es parte de su vida y que la conecta con todos los sentidos. “Me siento libre y feliz cuando escucho cualquier estilo y me genera placer compartirla con la gente que más quiero, es decir, con mi familia”, reflexiona.

Por eso, agrega, ella y su esposo estimulan a sus hijos con el único objetivo de que encuentren un espacio de distención y felicidad.

Luca, el mayor de los niños, también quiso dejar su testimonio. “Para mí la música es mi vía de escape en momentos difíciles, una aliada para pasar el tiempo o, simplemente, una distracción”, asegura, para concluir: “Siempre que escucho cualquier tipo de música que me gusta, me alegra totalmente el día”, define.

La pasión por Kiss

“Kiss me gustó toda la vida y me miraban raro porque fueron excéntricos, distintos. Decían que eran satánicos, pero nada que ver, era un estilo que quedó para la historia. Cuando supe que venían a la Argentina y que se trataba de la última gira, ni lo dudé y decidimos ir”, relató.

Sacaron las entradas y contrataron un hotel y los traslados. “Subimos pintados al remise y al bajar nos despedimos del chofer, que miraba asombrado. Días después nos mandó un mensaje con nuestra foto. Nos había reconocido”, contó.

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