La posibilidad de extender la vida, sin embargo, conlleva para ciertos segmentos de esta población una serie de vulnerabilidades, fragilidad y la necesidad de atención compleja, pero especialmente, una atención específicamente diseñada para ellos, para que sea adecuada. Por todo esto, se advierte que son los que más demandan servicios al sistema de salud, un sistema que se encuentra sobrecargado, con una crisis de larga data en el sector privado y de financiadoras, con carencia de especialistas especialmente preparados para atender a esta población y que, de hecho, ya está dando respuesta tardía en muchos casos por no poder absorber la demanda general.
Los departamentos con población más envejecida son Capital, General Alvear y Godoy Cruz, aunque Guaymallén, San Rafael, San Martín, Junín y Rivadavia superan el promedio provincial del Índice de envejecimiento, advierte el instituto.
“La progresión de aumento del índice y del porcentaje de personas mayores de 65 años permite inferir que estos indicadores seguirán aumentando en el futuro planteando desafíos importantes a los sistemas de salud, previsión social, asistencia social y otros. Especialmente se trata de reformular los servicios de salud y sociales para la tercera edad, más vulnerables y con menor capacidad económica”, plantea. “¿Se estará pensando en mejorar la oferta de camas y otros recursos para atender la fragilidad de la salud de las personas mayores teniendo en cuenta que las camas geriátricas públicas son las mismas que hace 60 años y la población mayor de 65 años se ha duplicado?”, se preguntan.
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“¿Se estará pensando en mejorar la oferta de camas y otros recursos para atender la fragilidad de la salud de las personas mayores teniendo en cuenta que las camas geriátricas públicas son las mismas que hace 60 años y la población mayor de 65 años se ha duplicado?”, se preguntan en el Instituto de Salud Pública de Mendoza
En Mendoza viven 53 personas de 65 años y más por cada 100 que tienen entre 0 y 14 años. En el censo anterior, de 2010, eran 40. Es lo que se conoce como índice de envejecimiento.
“Se espera que para el año 2050 los mayores de 65 años aumenten un 185%; los mayores de 80, un 300% y los mayores de 100, un 1000%, según las proyecciones de las Naciones Unidas”, resaltó Gallo. Fue uno de los disertantes en el Roche Press Day, que reunió en México a líderes de salud de la región y en el que el tema destacado fue el desafío y la necesidad de acercar los sistemas de salud a la gente.
Impacto sobre el sistema
Gallo alertó sobre la alta necesidad de atención sanitaria que tienen los adultos mayores, una atención específica para ese segmento y que el sistema no está preparado para dar, mucho menos para lo que se viene.
“Se espera, básicamente, que aumente la carga en función del envejecimiento, la carga de policomorbilidad, pluripatología, fragilidad y complejidad, esto en un sistema que no está adaptado, porque es un sistema que es reactivo, fragmentado, y está centrado fundamentalmente en la descompensación aguda de las enfermedades crónicas”, explicó.
“Es un tsunami demográfico para el que el sistema de salud no está adaptado”, remarcó el médico. Lo que plantea es que en general sale a responder cuando hay un problema. “Es un sistema que responde a la crisis del paciente, no es que planifica y previene; eso es para todas las personas, pero justamente en esta población, que es la más vulnerable, es la que más sufre esto”, resaltó.
Sucede que, tal cual explicó, se trata de un adulto frágil que ante un evento adverso se descompensa fácilmente y esto conlleva mayores riesgos, incluso de discapacidad y mortalidad.
“Entonces, ese adulto mayor frágil va a vivir en el hospital, entre la emergencia y la urgencia, la internación ante cualquier evento adverso”, señaló.
Pacientes frágiles
Hay que decir que no es que todos los adultos mayores se encuentren en condición de fragilidad sino que hay dos grupos. Hay un grupo que está en buenas condiciones de salud, quizás con pocas o nulas vulnerabilidades y que mantiene una vida activa.
El doctor Marcelo Barcenilla, médico geriatra y director del hospital Lencinas de Mendoza, aceptó que efectivamente llegan cada vez más adultos mayores y definió las dos franjas en esta población, que igualmente demandan servicios de salud.
“Una franja que es la que se ha empezado a hacer prevención, busca evitar factores de riesgo, está cambiando un poco la cabeza, busca una vida saludable y medicina funcional”, se explayó. “Y la otra franja, que es la más compleja, es la atención de personas de más edad y con más patología. Entonces, demandan los servicios de salud, pero la complicación es que los servicios de salud no están tan preparados, el privado más que todo, porque no hay tanto especialista para la atención de adultos mayores”, agregó.
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Adultos mayores: una franja ha empezado a hacer prevención y busca evitar factores de riesgo.
Por su parte, Gallo definió qué implica ser un paciente frágil: tienen disminución de la reserva cognitiva y funcional para poder dar respuesta a situaciones de estrés, se descompensan fácilmente, tienen mayor morbilidad y mortalidad. Pueden tener más de una enfermedad (polipatológicos), menor fuerza, pérdida de peso, problemas de movilidad pero también pueden tener vulnerabilidad social, entre otros parámetros. Justamente por eso son complejos y por ello suele haber dificultad para la gestión de estos pacientes, sostuvo.
Problemáticas propias de los adultos mayores
Barcenilla coincidió en que uno de los problemas más graves es que falta formación en equipos de salud para atender esta población. Comentó que por ejemplo, los psicólogos atienden desde niños hasta estas edades. Lo mismo sucede con entornos de cuidado como hogares y cuidadores domiciliarios y dijo que obras sociales y prepagas tampoco están contemplando estrategias y servicios específicos. “Estamos tratando de cada vez formar a más personas, con respecto a la salud en temas de adultos mayores, porque si no, la contención es muy mala tiene que haber más turnos disponibles, más camas disponibles, más personal, más médicos, más enfermeras”, enfatizó el profesional.
Otros de los problemas en relación a la atención de este grupo son la fragmentación y la medicación potencialmente inapropiada. Dado que suelen tener varias situaciones de salud intervienen varios especialistas pero estos suelen hacerlo sin interactuar entre sí. “Esa fragmentación lleva o se suma a la polifarmacia, toman más de cinco medicamentos, y ya por encima de tres, interaccionan entre ellos y esas interacciones muchas veces pueden ser graves; en el mundo, en la población general, 1 de cada 10 pacientes se interna por eventos adversos a medicamentos, pero en los adultos mayores frágiles, ese número puede subir a 3 de cada 10”, alertó.
Sumó el desafío de la medicación potencialmente inapropiada, que genera mayor riesgo que beneficio para el paciente, según su situación clínica, por la comorbilidad y las interacciones.
Cambio de paradigma en salud
El doctor Gallo explicó que en las condiciones actuales es necesario hacer un cambio de paradigma para pasar a un sistema de salud basado en la persona y no como el actual que es un sistema reactivo. Hay que llegar antes, hay que prevenir. Por eso los expertos subrayan que no hay que entender a la salud como gasto sino que se trata de una inversión. Asimismo es necesario avanzar en mayor formación de equipos preparados para atender esta población, que los médicos que atienden un paciente trabajen de manera interdisciplinaria y armar un plan de abordaje que atraviese todas las áreas que lo atienden.
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En Mendoza viven 53 personas de 65 años y más por cada 100 que tienen entre 0 y 14 años. En el censo anterior, de 2010, eran 40. Es lo que se conoce como índice de envejecimiento.
Contó su experiencia en el hospital Italiano de Buenos Aires, en el que implementan un programa de atención domiciliaria en el que tienen 4.000 pacientes. Allí se atiende con equipos de diversos profesionales a pacientes crónicos y se hace hospitalización a domicilio, un modelo que sustituye la internación hospitalaria. En definitiva, así se garantiza el acceso oportuno y los pacientes tienen mejor evolución. Además, dijo que es menos costoso para el sistema, en gran medida porque se evitan complicaciones. En ese marco, hacen tratamientos, terapias, diagnósticos, postoperatorios (se evitan internaciones prolongadas) y mejor seguimiento del paciente.
Gallo destacó la importancia de poner el tema de la atención domiciliaria en la agenda de quienes tienen poder de decisión y generar políticas. Es que planteó que las experiencias casi no existen en el país, menos en el sistema público. Pero además, la carencia de talento humano capacitado es un verdadero desafío, en particular en equipos de atención domiciliaria. En ese sentido puso en valor cursos gratuitos y virtuales disponibles para quienes quieran acceder, en la página del hospital Italiano de Buenos Aires.