Con la llegada de la primavera , muchos celebran el regreso del buen clima, los días más largos y la posibilidad de disfrutar del aire libre. Sin embargo, no todos reciben esta estación con entusiasmo.
Afecta a 5% de la población e impacta en la calidad de vida. Cansancio, tristeza, pérdida de memoria y hasta un descenso de la líbido, entre los síntomas.
Con la llegada de la primavera , muchos celebran el regreso del buen clima, los días más largos y la posibilidad de disfrutar del aire libre. Sin embargo, no todos reciben esta estación con entusiasmo.
Sin embargo, el ingreso de la temporada florida no es celebrada por todos: hay un grupo que vive esta transición estacional con lo que se conoce como astenia primaveral. Se trata de un trastorno que puede afectar su desempeño cotidiano y su calidad de vida. La buena noticia es que no es una enfermedad y que suele tener una duración breve.
Para estas personas, esta transición viene acompañada de fatiga, falta de energía y desánimo. Incluso pueden sentirse tristes, tener pérdida de memoria y un descenso de la líbido.
La doctora Simona Iftene, especialista en Alergología de la Fundación Hospitalaria de Madrid, explica que la astenia se define como “una sensación de fatiga y falta de vitalidad generalizada, tanto física como psicológica, acompañada de una pérdida de motivación e interés por el entorno”.
No se trata de una enfermedad, sino de un trastorno leve y pasajero que puede interferir con la rutina diaria, incluso al punto de dificultar tareas sencillas.
Según datos de distintas instituciones de salud, la astenia primaveral afecta entre el 2% y el 5% de la población, especialmente a personas entre 20 y 50 años, con mayor prevalencia en mujeres.
Aunque no existe una causa única confirmada, los especialistas coinciden en que esta condición está relacionada con los cambios de estación, en especial el aumento de horas de luz solar, la variación de temperaturas y el cambio de horario.
Estos factores influyen sobre el hipotálamo, una glándula en el cerebro encargada de regular funciones como el sueño, la temperatura corporal, el apetito y la vigilia. Al alterarse su funcionamiento, también se ven afectadas las hormonas del bienestar, como la serotonina, las betaendorfinas y las feniletilaminas. Su descenso en sangre puede generar sensaciones de cansancio, tristeza inexplicable y falta de motivación.
Los síntomas de la astenia primaveral suelen remitir por sí solos en un plazo de dos a tres semanas, una vez que el cuerpo se adapta al nuevo ritmo estacional. Entre los más comunes se encuentran:
No existe un tratamiento farmacológico específico para la astenia primaveral. La clave para superarla está en adoptar hábitos de vida saludables que ayuden al cuerpo a regular sus ritmos biológicos.
Entre las recomendaciones de los especialistas se destacan: