Quince minutos después del mediodía, y según relataron algunos testigos que estaban en esa esquina, un auto atropelló a dos de los tres chicos cuando ellos intentaban cruzar Boulogne Sur Mer. De acuerdo a lo reconstruido, los tres chicos cruzaron por la senda peatonal de esa esquina (con dirección al Parque -hacia el oeste-), aprovechando que el semáforo les daba el verde. Pero, según estos mismos testigos -y que son claves en la causa- la conductora de un VW Up -identificada como María Amelia Albina Molina (82) circulaba por Boulogne Sur Mer desde el sur, cruzó el rojo y los atropelló.
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Fausto Morcos iba a jugar al fútbol al parque cuando una mujer de 82 años lo atropelló y lo mató.
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Fausto falleció en el acto, mientras que uno de sus amigos -quien también fue embestido- sufrió graves heridas y que lo tuvieron casi una semana en el hospital. El tercero de los adolescentes, que había terminado de cruzar segundos antes, miró todo desde la vereda.
"En todos los medios se dice que Fausto sufrió un accidente, pero eso no es así. A Fausto lo mataron. Hace tiempo se viene insistiendo como sociedad en que quien usa un vehículo de manera imprudente o incorrecta, está utilizando un arma. Y a Fausto lo mataron usando un vehículo como arma, un sábado a las 12:15, en una de las esquinas más concurridas del Parque y en un lugar donde había muchos chicos más", resume el papá de Fausto, José Morcos. Lo hace con la voz entrecortada del dolor y las lágrimas a punto de brotar de sus ojos.
"Él cruzó con el paso a su favor. Incluso, una camioneta que estaba viniendo de en frente e iba a doblar les dio el paso, porque tenían la luz verde", agrega el hombre, quien trabaja en el Servicio Penitenciario Provincial. A su lado, con el mismo dolor en su rostro y colándose en su relato, está Cecilia García, mamá de Fausto y docente de los colegios dependientes de la UNCuyo.
Fausto estudiaba en el CUC -donde conoció a los dos amigos que estaban con él aquel fatídico mediodía-, y donde su mamá da clases. Los docentes y autoridades de este colegio y de toda la UNCuyo están en la extensa -y necesaria- lista a los que la familia de Fausto quiere agradecer por cómo estuvieron, acompañaron y apoyaron luego del fallecimiento de su único hijo.
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Fausto Morcos durante el bautismo en el CUC, donde estudiaba.
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También mencionan al personal policial que llegó de inmediato al sitio, a los médicos del Mendoza Tenis Club (que salieron a asistir a los niños), a los testigos y personas que pasaban por el lugar y se detuvieron a ayudar y a quienes -a diario- se contactan con ellos para que sepan que no están solos.
"Tenía 13 años, había salido el año pasado de la escuela Vergara y había empezado en el CUC. Se esforzó muchísimo para entrar, se había preparado durante todo séptimo grado de la primaria. Había elegido el CUC como primera opción, y entró. Él siempre dio todo, es muy responsable...", recuerdan sus padres, antes de que una bocanada de aire amargo interrumpa lo que estaban diciendo.
"Me cuesta muchísimo hablar en el pasado; él era muy responsable, muy atento, muy amable, muy educado, muy todo", acota José.
Humanizar a Fausto por fuera de la tragedia
Este lunes, 1 de diciembre, se cumplirá un mes de la tragedia en que Fausto falleció. Hasta este momento, sus padres y familia directa habían preferido no hablar. No se trató simplemente de una decisión fría, sino de sentir que no podían hacerlo, porque en cierto modo- aún no terminan de caer en la realidad de que Fausto no está.
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Fausto jugaba al futsal en Pacífico.
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"Necesitábamos salir a hablar para humanizar a Fausto, para que la gente sepa quién era, porque hace un mes su nombre está en todos los medios. Y, además, para agradecer a todos los que estuvieron", sigue José Morcos, quien agrega que todavía conserva un rosario que un efectivo policial le entregó el día de la muerte de su hijo para intentar encontrar contención.
El sábado 1 de noviembre, después de pasar la noche en casa de uno de ellos, Fausto y sus dos amigos salieron al parque a hacer lo que más les gustaba: jugar al fútbol.
"El fútbol era su pasión y algo que lo unía mucho con una parte de la familia, porque se juntaban a ver los partidos con mi viejo y con mis hermanos. Era fanático de River y el fútbol era la excusa para juntarse; cada vez que jugaba River, él organizaba algo para que toda la familia viese el partido junta", recuerdan los padres.
Fausto adoraba los domingos de asado familiar, que por lo general terminaban en un partido de truco. Y, si un domingo no había reunión, hasta llegaba a enojarse.
Según cuentan sus padres, con un nudo en el corazón, no hay un solo día en que no lloren y no recuerden "al Fausto", en que no sientan esa angustia inexplicable que solo puede sentir alguien que ha perdido a su hijo (y con solo 13 años).
"Nos quitaron al ser más luminoso del mundo y que vino a la familia a unirnos, a traer paz. Era muy tierno, muy tranquilo, muy amigo de sus abuelos y de sus tíos, los respetaba. El amor que daba lo expresaba de muchas maneras, dedicándote tiempo y diciéndote todo el tiempo que te amaba y dándote un abrazo", recuerdan sus padres.
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Fausto terminó la primaria en la escuela Vergara (Ciudad de Mendoza) y había empezado este año el secundario en el CUC.
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Pedido de justicia
José Morcos y Cecilia García dejan bien en claro que lo único que están buscando es justicia. Y que no van a parar hasta que lo consigan. Ambos están con acompañamiento psicológico y cuentan con una enorme red de contención integrada por amigos, familiares e, incluso, los propios amigos de su hijo.
"Hay algo de todo esto que me llama poderosamente la atención, y me angustia. Primero, que la persona que los embistió no frenó ni intentó esquivarlos. Pero, además, después de atropellarlos, los arrastró unos metros, se bajó del auto, los miró y se volvió a subir para correr el auto. Las mismas personas que estaba en el lugar cuentan que le dijeron que no podía mover el auto", agrega José Morcos.
"Yo no voy a adjetivar, pero debería resultar sospechosa esa actitud. Por eso debe rendirle cuentas a la Justicia", acota.
Durante los días posteriores al episodio, en los medios surgieron distintas versiones. La primera es que la mujer no había cruzado en rojo, mientras que después se dijo que los chicos estaban cruzando en bicicleta y hasta pateando la pelota de fútbol. Estas versiones fueron rechazadas de raíz por los padres de Fausto.
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La familia del niño que murió en la tragedia del Parque rompe el silencio: "Nos cuesta hablar de él en pasado"
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"Hubo noticias muy rápido ese mismo día, seguramente por lo trágico del hecho. Pero nadie de nuestro entorno dio ninguna información, más bien buscábamos explicaciones desde el primer momento. Y con los días fueron apareciendo testimonios que confirmaban que ellos no iban ni corriendo, ni en bicicleta, ni jugando a la pelota. La bicicleta que había en el lugar no era de ellos, era de una persona que había parado para socorrerlos", cierra Morcos.
Además, la familia de Fausto aprovecha para convocar a cualquier transeúnte casual que haya sido testigo de la tragedia el 1 de noviembre al mediodía en J. y M. Clark y Boulogne Sur Mer a que aporte datos al Ministerio Público Fiscal,
La situación de la conductora
La conductora que embistió a los dos chicos -María Amelia Albina Molina (82)- permanece imputada y detenida en su casa (debido a su avanzada edad).
El fiscal de Tránsito, Fernando Giunta la acusó formalmente por los delitos de "homicidio culposo agravado por pasar un semáforo en rojo (NdA: por la muerte de Fausto) en concurso real con lesiones culposas graves agravadas por pasar un semáforo en rojo (por las lesiones a uno de los amigos)".
La mujer permanece aprehendida en su domicilio con control geosatelital.