Covid: 5 razones por las que no hay que relajarse después de la vacunación

Las vacunas han demostrado eficacia para reducir los casos graves, pero han generado en muchos una falsa seguridad por la que reducen los cuidados. Las cinco claves para tener en cuenta.

Las vacunas han demostrado eficacia para reducir los casos graves, pero han generado en muchos una falsa seguridad por la que reducen los cuidados.
Las vacunas han demostrado eficacia para reducir los casos graves, pero han generado en muchos una falsa seguridad por la que reducen los cuidados.

Tras la irrupción del virus Sars CoV-2 que de un momento a otro cambió drásticamente nuestras vidas, la llegada de las vacunas generó gran expectativa. “Esperanza” era la palabra que más se escuchaba ni bien comenzó la campaña de vacunación que permitía empezar a controlar de algún modo la pandemia de Covid-19.

Sin embargo, esto ha generado en muchos cierto relajamiento en las medidas preventivas y una falsa seguridad que puede implicar ciertos riesgos. Por eso, los expertos no se cansan de señalar que todos, incluso los vacunados, deben mantener los recaudos para evitar contagios.

Al fin y al cabo, como señala la Sociedad Española de Vacunología: “La vacuna no es un chaleco antibalas”. Por eso, enumeramos cinco factores por los cuales no hay que relajarse hasta que haya mayores certezas.

Inoculados por rango etario en la provincia
Inoculados por rango etario en la provincia

1- Las vacunas no evitan contagiarse el virus

Lo cierto es que aún vacunado se puede enfermar. Indistintamente de la marca, y con algunas pequeñas diferencias, los inoculantes tienen una alta eficacia para evitar el desarrollo de Covid-19 en forma grave. Por ende, esto impacta en la reducción de la ocupación de camas críticas. Pero, además, han demostrado una efectividad de entre 95 y 100% en cuanto a evitar la mortalidad. Y allí radica su beneficio, al menos en este momento.

“Hay evidencias de que la vacunación no evita totalmente infectarse. El porcentaje varía en función de la respuesta que se tenga, que depende no sólo de la vacuna sino también de las características de la persona como su genética, componentes biológicos, tratamientos que recibe y otros aspectos, pero (la vacuna) reduce las complicaciones”, explicó Sergio Saracco, director del Observatorio de Salud Pública de la facultad Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo.

2- Falsa seguridad

Creer que estar vacunado es una especie de traje que resguarda de todos los males es un error. Con la llegada de las vacunas se generaron muchas expectativas y ha sido un inmenso logro de la ciencia haber obtenido estos desarrollos en tan corto plazo. Justamente por eso hay aspectos que se siguen investigando. Por ejemplo, no hay certezas sobre cuánto tiempo dura la inmunidad adquirida luego de la enfermedad o de la vacunación. En el primero de los casos se ha estimado en 5 o 6 meses sin demasiada seguridad; en el segundo, se estudia.

Por ello, ya sea porque se superó el Covid-19 o se recibió el inoculante, hay quienes se sienten liberados de los cuidados que han mantenido este año y medio, lo que los lleva a relajarse. Esa actitud está lejos de ser el ideal en un escenario en el que persisten muchas dudas y sobre todo con una alta circulación del virus en sus diferentes variantes.

Por eso es que los especialistas insisten en la importancia de mantener las medidas preventivas como una buena ventilación cruzada, uso de barbijo, desinfección de manos y distanciamiento social.

La falsa seguridad es lo que puede llevar a tener menos cuidados en reuniones sociales y lugares de trabajo e incluso la demanda de que los vacunados retornen a ámbitos laborales, de estudio u otros sin las garantías de un entorno cuidado.

El jefe del Departamento de Epidemiología provincial, Gonzalo Vera Bello, consideró al respecto: “En una oficina puedan volver las personas, no es una aberración, si cumplen las medidas de prevención, si se lavan las manos, hay distanciamiento, tratan de no usar en forma simultánea el lugar donde comen, no comparten el mate o los vasos”.

3- Una persona vacunada podría infectar a otras

Dado que no se ha obtenido evidencia sobre si las personas vacunadas pueden evitar adquirir el virus, estas podrían transformarse en vectores. No hay certezas sobre que evite la transmisión del virus aunque se cree que quienes han sido inoculados tienen menos carga viral.

Es decir que aunque estén vacunados podrían tener el virus, con síntomas leves o asintomático, y por ello, si relajan la prevención, contagiar a otras personas, que corren el riesgo de evolucionar a cuadros más graves si no están vacunadas, como remarcó la infectóloga Elena Obieta, de la Sociedad Argentina de Infectología.

Todas las vacunas redujeron el riesgo de desarrollo de enfermedad sintomática en porcentajes significativos de entre 70 y 90%, aunque se necesita más evidencia para conocer el impacto de las vacunas en la transmisión y contagio, advierte el Ministerio de Salud de la Nación.

4- Se desconoce cuánto dura la inmunidad

“Todavía no sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad de las vacunas que tenemos a mano en este momento. Estamos siguiendo a las personas inoculadas para averiguar si su respuesta inmunitaria es duradera y el tiempo durante el cual están protegidas. Así que realmente tendremos que esperar a que pase el tiempo para ver cuánto dura la efectividad de estas vacunas”, explicó la doctora Katherine O’Brien, experta en vacunas de la Organización Mundial de la Salud.

5- Riesgos por nuevas cepas

Al existir la posibilidad de que los vacunados también puedan portar y transferir el virus, si no se toman medidas preventivas aportarían a sostener la circulación comunitaria. Al pasar de persona a persona sufre pequeños cambios, pueden surgir nuevas variantes (algo natural) y aunque no todas lo sean, algunas pueden ser de preocupación. Obieta opinó al respecto: “Si estuviera 100% de la población con dosis completas, el virus no tendría por donde entrar y tampoco riesgo de que se generen nuevas variantes de preocupación.

El riesgo de aparición de nuevas cepas está dado por la circulación viral en la comunidad y al estar en las personas tiene tendencia a mutar”.

Por otra parte, agregó que es mayor el riesgo cuando la vacunación está incompleta mientras que variantes con escape inmunológico (las que evaden la respuesta protectora del organismo) podrían afectar a los ya vacunados.

“Ahora es el momento de intensificar todas las medidas de protección, mientras se distribuyen las vacunas, porque cuanto más circule el coronavirus más posibilidades hay de que mute a una variante que responda peor a las vacunas”, explicó O’Brien.

En ese sentido manifestó que otra razón para cuidarse es que las vacunas escasean y no hay suficientes para proteger a todos.

Saracco dijo que si bien la efectividad de las vacunas descendió un poco respecto de la cepa original, los nuevos trabajos sobre las nuevas variantes están mostrando efectividad por sobre 90% en evitar hospitalizaciones. Hay informes de los inoculantes de Pfizer, AstraZeneca y Sputnik V en este sentido. Agregó que hasta que no se logre una cobertura de 80% de la población no podrán relajarse las medidas de protección.

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