La cultura asiática ha ganado terreno en Mendoza. Ya no sólo bazares y supermercados chinos han poblado las calles; Asia ha logrado conquistar, además, el paladar mendocino.
La gastronomía es la punta de lanza de países como China, Japón y Tailandia para conquistar el interés mendocino. Más restaurantes en la provincia demuestran que no sólo bazares y supermercados progresan en estas tierras.
La cultura asiática ha ganado terreno en Mendoza. Ya no sólo bazares y supermercados chinos han poblado las calles; Asia ha logrado conquistar, además, el paladar mendocino.
La inmensa variedad de lenguas, religiones y costumbres de un continente que alberga a más de 4.500 millones de personas, y cuya mayor diversidad cultural y étnica, se refleja hoy en nuestras mesas. Al ya convertido en un clásico elegido, el sushi japonés, se le suma una nueva ola de sabores.
Una de las propuestas es Wok Lin, un restaurante de comida china fundado por un matrimonio venezolano: Keren Elisa Tona y su esposo Reyber Mogollon. En plena pandemia, la pareja decidió animarse y emprender, y hoy cuenta con su propio local, a través del cual acercan su propuesta de exóticos sabores y variedad de especias chinas al público mendocino. La idea surgió a partir de la gran influencia de la comida china en Venezuela.
Cuando llegaron a Argentina, hace unos 10 años, notaron que en Mendoza no existía un restaurante de referencia que ofreciera esa propuesta. Reyber Mogollon, formado como chef tanto en Venezuela como en Argentina, impulsó el proyecto. "Fue ensayo y error al principio", recuerda su esposa, Keren.
El negocio comenzó como un emprendimiento de cocina en casa y vendían a sus amigos y conocidos. Luego ingresaron en el sistema de ventas de Pedidos Ya y hace un año abrieron su primer local, ubicado en Adolfo Calle, en Las Cañas, Guaymallén. Keren cuenta que la experiencia ha sido muy linda y resalta el nivel positivo de receptividad que han conseguido. "Esto es gracias a las buenas calificaciones y que nos han recomendado mucho; estamos muy agradecidos", apunta.
Por otro lado, se encuentra Khaosan, el restaurante de Franco Carmona Montes. Con dos sucursales, una en la peatonal Sarmiento de Mendoza y otra en Córdoba, ofrece una experiencia tailandesa auténtica que nace de su profundo amor por Tailandia, su gente, cultura y gastronomía.
A través de múltiples viajes y cursos, Franco buscó "brindar un pedacito de Tailandia y su gastronomía acá en Argentina". Su esfuerzo fue reconocido y recibió una distinción de parte de la Embajada de Tailandia, un sello que los reconoce como un auténtico restaurante de sabores thai. Más que un restaurante, se propone como una experiencia de viaje completa, incorporando elementos de la cultura asiática en su arquitectura y estética.
Abrir un local con una propuesta distinta siempre conlleva riesgos, pero la respuesta ha sido positiva: "Hay mucha gente que se atreve a probar, e incluso gente que no había probado, luego vuelve a repetir esa opción que tanto les gustó", celebra Keren. Franco coincide: "Algunos llegan con prejuicios, pensando que todo es pescado o demasiado picante, y terminan sorprendidos".
Además, destaca que, si bien al comienzo algunos de sus clientes llegan totalmente negados a probar cosas nuevas, cuando prueban los platos típicos de Tailandia, quedan asombrados con los sabores. "Un simple pad thai o un arroz frito cambia totalmente su percepción", comenta.
Reyber Mogollon reconoce que todavía hay ideas equivocadas sobre la gastronomía china: "Algunos creen que son platos extraños o poco saludables, pero en realidad se trata de verduras frescas, proteínas y cocciones rápidas al wok, muy sanas". Por esto, insiste en la importancia de ser receptivos como consumidores a nuevos sabores y culturas, invitando a la gente a explorar otras opciones culinarias, como la comida tailandesa, coreana o hindú.
Para Franco, un desafío clave es el picante. "En Argentina es necesario adaptar los niveles de picante. Un picante suave en Tailandia sería extremadamente fuerte para el paladar local", explica. Reconoce que el paladar local no está acostumbrado a sabores intensos, y la fórmula para el éxito ha sido "equilibrar los sabores originales con el parámetro argentino".
El empresario detalla que, si bien han bajado la intensidad del picante para no perder clientes, siempre han buscado mantener la esencia que le da el sabor a la comida tailandesa.
La globalización y las redes sociales han sido claves en la expansión de estas propuestas. "Muchos jóvenes vienen porque vieron nuestros productos en TikTok o en una película. Piden dumplings por lo que vieron en películas o series, o quieren probar bebidas que aparecen en videos virales", explica Keren.
Franco lo confirma: "El K-pop, los doramas y el cine asiático son grandes puertas de entrada. Primero conectan con la cultura por la música o las series, y después quieren vivir la experiencia gastronómica en la vida real."
Tanto Keren como su esposo Reyber, son optimistas sobre lo que viene. "El rubro se está expandiendo muy bien, cada vez vemos más locales acá en Mendoza y hay más gente abierta a probar esas cosas raras como les dicen algunos al tratarse de golosinas, snacks, bebidas y más productos" asegura ella.
Es por eso que desde Wok Lin aconsejan a los interesados en probar nuevos sabores que "salgan de su zona de confort, de lo que siempre probamos, hamburguesa, pizza y lomo, fuera de que también es rico". "A veces tenemos el paladar englobado a nada más dos o tres cosas", apuntan.
"Simplemente es atreverse, porque no es algo tan extraño que no te vaya a gustar porque tiene vegetales, pollo, carne. Por ahí lo que más cambia son mariscos, camarones y ciertas especies que tampoco están tan fuera de lugar, que solamente resaltan los sabores de los vegetales y de lo que ya estás comiendo", aclara Reyber.
Carmona Montes, por su parte, tiene una mirada ambiciosa. "Lo que hoy es una novedad exótica, en pocos años va a ser parte estable de la oferta gastronómica, igual que pasó hace 20 años con el sushi", sentencia.
El fenómeno no se limita a los restaurantes. En la provincia se encuentra la Asociación Nikkei, cuyo objetivo es agrupar a los descendientes de japoneses en Mendoza. Sus fundadores buscan un espacio para la comunidad donde, en un primer momento, creyeron que serían pocos pero, para su sorpresa, "descubrimos que éramos muchos más de lo que creíamos", como afirma Teresa Hiramatsu, presidenta de la asociación.
A lo largo de los años, la asociación ha crecido lentamente, sumando nuevos integrantes a medida que se dan a conocer. Hiramatsu destaca un "creciente interés de las nuevas generaciones y de personas sin ascendencia japonesa".
Esta evolución les ha permitido expandir sus actividades: formaron parte de la Federación de Asociaciones Japonesas de Argentina (FANA), crearon su propia Escuela de Idioma Japonés y, con apoyo de la Embajada, establecieron un grupo de taiko (percusión japonesa) y recibieron a un maestro de shodo (caligrafía).
La gastronomía es una de las principales herramientas de difusión, aunque también uno de los mayores desafíos, ya que conseguir los ingredientes tradicionales y encontrar personas con los conocimientos para preparar las recetas no siempre es sencillo. "La gastronomía nos acerca a nuestras tradiciones", explica Hiramatsu, y agrega que en sus encuentros familiares comparten lo que cada uno prepara para saborear juntos sus orígenes.
El mayor desafío que enfrentan es la recuperación de su propia cultura. "Nos hemos esforzado por adaptarnos a la cultura argentina y eso nos ha alejado de nuestros orígenes", admite Teresa.
Conscientes del auge del anime y la cultura pop, han logrado conectar con las nuevas generaciones participando en eventos como la Mendotaku. Aunque Mendoza cuenta con algunos buenos lugares de sushi, Teresa asegura que, para encontrar opciones más auténticas y tradicionales, todavía hay que viajar a Buenos Aires.
El fenómeno de la cultura asiática en Mendoza no es algo casual, está impulsado por la curiosidad que despiertan las redes sociales y la cultura pop. Tal es el interés que, más allá del rubro de la gastronomía, el sistema educativo se sumó a la tendencia.
Un claro ejemplo es el programa de clases gratuitas de chino mandarín en seis escuelas públicas de la provincia, que busca ofrecer a los estudiantes una certificación oficial y la oportunidad de acceder a becas para estudiar en China.
Como afirman los comerciantes y la presidenta de la Asociación Nikkei, esta es una cultura que está en pleno auge y que, sin dudas, llegó a Mendoza para quedarse.