El ejercicio físico es una de las herramientas más efectivas para cuidar la salud, pero mantener una rutina constante no siempre resulta sencillo. Muchas personas abandonan el entrenamiento porque lo asocian con sufrimiento, perfeccionismo o resultados inalcanzables. El miedo a compararse con otros o la creencia de que solo vale el esfuerzo extremo, generan frustración antes incluso de empezar.
Sin embargo, un enfoque distinto puede transformar la experiencia: en lugar de perseguir la perfección, priorizar la constancia y el disfrute progresivo permite que el movimiento se vuelva un hábito sostenible. Comprender algunos principios básicos resulta clave para resignificar la práctica física y verla como un aliado del bienestar, no como una obligación.
Ejercicio cardio
El entrenamiento de fuerza y cardio se pueden complementar.
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Los secretos para hacer del ejercicio un hábito
Uno de los puntos centrales está en ajustar las expectativas.
- No hace falta amar cada minuto del entrenamiento ni esperar que el placer sea inmediato. La psicóloga Kelly McGonigal remarca que incluso las sesiones más gratificantes tienen momentos incómodos.
- La satisfacción suele llegar después, cuando la persona reconoce que logró sostenerse a pesar del cansancio o la dificultad. Ese cambio de mirada transforma la incomodidad en una oportunidad: los tramos más duros pueden convertirse en el espacio donde aparece la verdadera fortaleza.
No depender de la motivación
A esa idea se suma la perspectiva de “aparecer”. El hábito comienza con la decisión de hacerlo, más allá del rendimiento o del ánimo del día.
- La motivación es pasajera; lo que sostiene la constancia es el impulso que generan la repetición, la rutina y el hábito. Ese proceso permite dejar de ser alguien que “intenta entrenar” para convertirse en alguien que lo hace, aunque sea de forma imperfecta. En su frase más representativa resume esa filosofía: “Prefiero ser mala corriendo que buena en el sofá”.
El rol de la comunidad
El movimiento compartido genera lo que la neurociencia llama “modo nosotros”:
- Un estado en el que el cerebro percibe mayor confianza, cercanía y pertenencia. Participar de una clase grupal, un equipo o un grupo de running no solo refuerza la disciplina, sino que potencia la motivación y el disfrute.
- Los estudios muestran que quienes entrenan acompañados sostienen la práctica por más tiempo y desarrollan vínculos que fortalecen la experiencia. Esto se describe como un fenómeno “biológicamente real”, que convierte el ejercicio en un espacio de conexión humana además de física.
Esto ofrece una alternativa más realista frente al paradigma del cuerpo perfecto. Bajo este enfoque, el ejercicio deja de ser una carga y se transforma en una fuente de bienestar que, con el tiempo, puede cambiar la relación que cada persona tiene con su propio cuerpo y con los demás.