El Evangelio del domingo 21 de abril: “Yo soy el buen pastor”

Durante la celebración litúrgica católica, se revisan y comparten textos diariamente, fomentando la reflexión y el conocimiento de la Biblia. Compartimos los textos que corresponden hoy domingo 21 de abril, de acuerdo al sitio web del Vaticano.

Detalle del vitral de Iglesia Anglicana de San Juan Bautista, Ashfield, Nueva Gales del Sur.
Detalle del vitral de Iglesia Anglicana de San Juan Bautista, Ashfield, Nueva Gales del Sur.

La liturgia de la Palabra, uno de los momentos centrales de la misa, ofrece la oportunidad de sumergirse en las enseñanzas y mensajes que la Palabra de Dios desea transmitir. Compartimos aquí los textos que corresponden al sábado 21 de abril, de acuerdo al sitio web del Vaticano.

A través de la lectura y la meditación de estos textos, los católicos pueden fortalecer su relación con la fe y profundizar en la comprensión de las enseñanzas cristianas. Así, la celebración litúrgica no solo se convierte en un acto, sino también en una oportunidad para el crecimiento espiritual y como dice El Papa Francisco, leer la Biblia “nos advierte que la voz de Dios resuena en la calma, en la atención, en el silencio”.

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

Hch 4, 8-12

En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y ancianos, puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido como salvador nuestro”.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan

1 Jn 3, 1-2

Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él. Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo Evangelio según San Juan

Jn 10, 11-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre’'.

Es Palabra de Dios.

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