Cómo y cuándo podar el rosal en Argentina para que rebose de rosas perfumadas
Podar un rosal puede parecer una tarea delicada, pero con práctica y paciencia se vuelve una rutina simple y en pocas semanas, los nuevos brotes comenzarán a crecer.
El rosal es una de las plantas más elegidas por los argentinos para decorar jardines, balcones y patios. Sus rosas, símbolo de belleza y perfume, pueden llenar de vida cualquier espacio verde. Sin embargo, para que florezca con fuerza y mantenga su vitalidad, hay una tarea clave que no puede pasarse por alto: la poda.
Aprender a hacerla en el momento justo y del modo correcto es fundamental para garantizar una temporada llena de rosas. La poda no solo tiene un fin estético, es una práctica que estimula el crecimiento de nuevas ramas, mejora la ventilación entre las hojas y permite que la planta concentre su energía en producir flores grandes y saludables.
Además, ayuda a eliminar partes viejas o enfermas, lo que previene la aparición de hongos y plagas. Un rosal sin podar tiende a envejecer más rápido y a dar flores pequeñas o escasas.
En términos simples, podar es una forma de “reiniciar” al rosal. Al cortar las ramas secas o mal orientadas, la planta redirige su fuerza hacia los brotes más jóvenes, que son los que darán las próximas flores. Por eso, una poda bien hecha puede marcar la diferencia entre una floración débil y un jardín repleto de color.
rosas rojas- rosal
Podar el rosal te ayudará a tener hermosas y sanas rosas.
Cuándo podar el rosal en Argentina
El momento ideal para podar depende del clima de cada región, pero en la mayor parte del país la poda principal se realiza a fines del invierno o comienzos de la primavera, cuando las heladas fuertes ya pasaron y los primeros brotes empiezan a asomar.
En zonas más frías, como la Patagonia o el sur de Buenos Aires, conviene esperar a septiembre; en regiones más templadas, como el centro y norte argentino, puede hacerse desde fines de julio o principios de agosto.
También es recomendable hacer podas de mantenimiento durante el resto del año: eliminar flores marchitas, ramas cruzadas o brotes débiles ayuda a mantener la forma del rosal y favorece una floración continua.
poda de rosal
Jardinería para principiantes: el paso a paso para la poda del rosal
Usá tijeras de podar bien afiladas y limpias para evitar dañar los tallos. Si el rosal es grande, puede ser útil una podadora de mango largo.
Cortá todas las ramas que veas secas, negras o con signos de enfermedad. Hacelo desde la base, para evitar que esas partes sigan absorbiendo energía.
Las ramas que crecen hacia el interior del arbusto o se entrecruzan deben eliminarse, ya que impiden la correcta circulación del aire.
Dejá entre 3 y 5 ramas fuertes, y cortalas dejando entre tres y cinco yemas por encima del suelo. El corte debe hacerse en diagonal, unos milímetros por encima de una yema que mire hacia afuera.
Si los tallos son gruesos, podés aplicar un poco de cera de abejas o pasta cicatrizante para evitar el ingreso de hongos.
Retirá hojas caídas, restos de poda o malezas. Mantener esa zona despejada ayuda a prevenir enfermedades.
Una vez terminada la tarea, es importante regar el rosal con moderación y aplicar un abono rico en fósforo y potasio, como compost maduro o ceniza de madera. Esto le dará fuerza para generar nuevos brotes y preparar una floración abundante.