El jazmín es una de las plantas más elegidas por los argentinos cuando llega la primavera por su perfume inconfundible, su floración abundante y su aspecto elegante que la convierten en una especie ideal para patios, balcones y jardines.
Ya sea en el jardín o en una maceta, el jazmín necesita un cuidado muy sencillo, pero especial, para que tenga abundantes flores en época estival.
El jazmín es una de las plantas más elegidas por los argentinos cuando llega la primavera por su perfume inconfundible, su floración abundante y su aspecto elegante que la convierten en una especie ideal para patios, balcones y jardines.
Sin embargo, para que florezca con fuerza y desprenda su característico aroma, el lugar donde se la coloque es clave. Saber qué tipo de luz necesita, cómo protegerla del frío y cómo mantenerla libre de plagas puede hacer la diferencia entre un jazmín que florece todo el verano y uno que apenas sobrevive.
El jazmín necesita sol para desarrollarse bien, pero no de manera directa durante todo el día. En general, lo ideal es colocarlo en un sitio donde reciba unas 4 a 6 horas diarias de luz solar, preferentemente por la mañana o al final de la tarde. El sol intenso del mediodía puede quemar las hojas y resecar los capullos, especialmente si la planta está en maceta.
En casas con patio o jardín, el mejor lugar para ubicarlo es junto a una pared orientada al norte o al este, donde pueda recibir sol suave y, al mismo tiempo, estar protegida del viento. Si se lo coloca cerca de una reja o pérgola, el jazmín trepará fácilmente y llenará el ambiente con su perfume.
En departamentos, una galería luminosa o un balcón soleado es suficiente. Si el espacio recibe mucho sol directo, conviene proteger la planta con una media sombra o una tela liviana durante las horas más calurosas.
El jazmín desprende su fragancia con mayor intensidad cuando el ambiente está templado y húmedo. Por eso, si querés disfrutar su aroma dentro de casa, podés colocar una maceta cerca de una ventana que se abra hacia el jardín o al balcón. Así, el aire en movimiento ayudará a que su perfume se distribuya naturalmente por los ambientes.
Un truco simple para potenciar el aroma es regar por la noche o temprano en la mañana, cuando las flores están más activas. Además, mantener la tierra siempre húmeda -sin encharcar- y agregar un abono natural rico en potasio, como el de cáscaras de banana, favorece la floración y refuerza el perfume.
Para combatir estas plagas sin usar químicos, podés preparar un repelente casero con ajo y jabón blanco. Triturá tres dientes de ajo en medio litro de agua, dejá reposar 24 horas, colá y mezclá con una cucharadita de jabón blanco rallado.
Pulverizá las hojas y tallos una vez por semana al atardecer. Este método repele insectos sin dañar las flores ni alterar el perfume natural del jazmín.
Esta planta enredadera ayuda a equilibrar la energía del entorno sin necesidad de productos químicos.