El jazmín es una de las plantas más queridas en los jardines argentinos por su perfume inconfundible, su resistencia y su capacidad para trepar muros o llenar macetas. Pero para lograr que el jazmín florezca en abundancia durante todo el verano, hay un cuidado esencial que no puede pasarse por alto y es la poda.
Podar no solo tiene un fin estético, sino también es una forma de mantener la planta sana, estimular su crecimiento y permitir que concentre su energía en producir nuevas flores. Sin embargo, hacerlo en el momento equivocado o de manera incorrecta puede provocar el efecto contrario, que el jazmín florezca poco o incluso que deje de hacerlo.
Cuándo podar el jazmín
En la mayor parte de Argentina, el mejor momento para podar el jazmín es a fines del invierno o comienzos de la primavera, cuando el riesgo de heladas ya pasó y las temperaturas comienzan a subir. En regiones de clima templado, como Buenos Aires, Mendoza o Córdoba, esto suele ser entre agosto y septiembre.
Podar en esa época permite que la planta tenga tiempo suficiente para recuperarse y brotar con fuerza justo antes del período de floración. En cambio, si se corta durante el verano, cuando el jazmín está floreciendo, se interrumpe su ciclo natural y se pierden muchas de las flores de la temporada.
En el caso de los jazmines trepadores, también se recomienda una poda de mantenimiento ligera después del verano, para eliminar ramas secas o desordenadas sin afectar demasiado la estructura principal.
El jazmín crece rápido, sobre todo si está en tierra y recibe buena luz. Si no se controla, tiende a desarrollar ramas largas y delgadas que se enredan entre sí y limitan la circulación de aire. Esto no solo hace que se vea desprolijo, sino que también aumenta el riesgo de enfermedades por hongos.
Podar estimula la formación de brotes nuevos, que son los que darán las próximas flores. Además, permite que el sol llegue a todas las partes de la planta, lo que mejora la calidad de la floración y evita que las ramas interiores se debiliten.
Cómo podar el jazmín: el paso a paso para hacerlo de forma correcta
- Revisar la planta antes de empezar, observar su estado general. Hay que identificar las ramas secas, las que se cruzan entre sí y las que crecieron demasiado.
- Cortar lo innecesario: con una tijera de podar limpia y afilada, se deben eliminar las ramas muertas, enfermas o dañadas. Esto ayuda a que la planta concentre energía en las partes más sanas.
- Reducir el tamaño: si el jazmín creció demasiado, se puede recortar un tercio de su longitud total. Es importante hacerlo de forma equilibrada, manteniendo su forma natural.
- Estimular el rebrote: los cortes deben hacerse por encima de un nudo o yema (el punto donde nace una hoja o brote nuevo). De ese lugar surgirán nuevas ramas y flores.
- Limpiar los restos: una vez terminada la poda, hay que retirar las hojas y ramas cortadas del suelo para evitar la acumulación de humedad y la aparición de hongos.
Cuidados posteriores para tu jazmín
Después de podar, el jazmín agradece un riego profundo y la aplicación de un fertilizante natural rico en potasio y fósforo, que favorece la floración. También es importante ubicarlo en un lugar con buena luz solar, ya que necesita al menos seis horas de sol al día para florecer con fuerza.
Si se mantiene una rutina anual de poda, el jazmín puede ofrecer flores casi sin interrupción desde la primavera hasta el final del verano. Además, conservará una forma más armónica, hojas brillantes y ese aroma inconfundible que llena patios, balcones y jardines en los meses más cálidos del año.