Aclaremos de entrada. Ningún elemento predictivo serio respecto de la participación electoral en Mendoza ni de las adhesiones que puede conseguir el peronismo puede aportar una elección interna en cinco departamentos a la que asistieron apenas 14.532 personas, todos movilizados y con las camisetas puestas de antemano.
En cambio, sí es un dato relevante que el PJ terminó de ordenarse este domingo, en medio de muchas complicaciones para lograr la unidad y con reglas de juego atípicas, de las que no tiene la culpa.
Hay que decir que los candidatos a concejales que quedaron consagrados como primeros en las listas gracias a esta microelección hicieron "negocio", en términos muy personales. De su bolsillo o gracias al aporte de algún padrino, con una inversión de algo más de 3 millones de pesos, se allanaron el camino a la banca. O sea: difícilmente el peronismo no consiga votos en la elección general para meter un concejal por lo menos en cada departamento.
Después, hubo algunos resultados de importancia para el universo exclusivamente peronista. Por ejemplo, Carlos Ciurca volvió a posicionarse. Confirmó que tiene uña como pocos para la interna clásica, esa que había quedado demodé por la PASO pero que volvió de la mano de suspensión de las primarias que impusieron Javier Milei y el hastío ciudadano. Lo cierto es que, en los tres departamentos donde operó el exvicegobernador (Las Heras, San Martín y Junín) ganaron sus candidatos.
Luego, La Cámpora local no se puso colorada y festejó una raquítica victoria electoral en Capital, en la que su candidato a concejal (líder de la boleta) sacó 1.331 votos. Pero bueno, goles son amores. Al fin y al cabo, ese puñado de voluntades le alcanzaron para ganar, ya sin los fierros del partido en sus manos, además de haber metido segundos candidatos en otros departamentos gracias al arreglo con los intendentes.
Curioso para el análisis fue el fenómeno de la "interna dentro de la interna". O sea, en dos departamentos, el oficialismo partidario se enfrentó con un desgajamiento del propio oficialismo. Pasó en Guaymallén (Manuel Moreno Serrano vs José Pozzoli) y más llamativamente en San Martín (Alejandro Ravazzani vs Daniel "Melli" Vilchez).
En el departamento del Este, Félix y el exintendente Jorge Giménez celebraron que le ganaron a Flor Destéfanis, más allá de que los tres están en el mismo sector interno...el internismo es una pasión.
Yendo a lo importante, hay que decir que después de la disputa de este domingo, este peronismo que se encuentra reducido a su mínima expresión electoral desde 2023, ahora sí está listo para la verdadera pelea, el partido por los puntos de octubre.
Con una favor. La elección interna resolvió en las urnas todo resabio que hubiera quedado de enfrentamiento entre los propios. Además, sin desprolijidades (por lo menos evidentes) y en un año en el que, en contraste, en todos los partidos impera "el dedo" para resolver candidaturas.
Ahora queda la tarea más dura. Ni más ni menos, elaborar un mensaje que permita enamorar otra vez al electorado provincial de verdad, ese que no tiene 14.532 personas, sino un millón y medio, ni más ni menos.