Quién es Ángel Gutiérrez, el acusado por el femicidio de Débora Bulacio tras una pelea en un camping
El albañil de 32 años tenía antecedentes por violencia de género y una relación conflictiva con Débora. Está detenido e imputado por homicidio agravado.
Débora viajó a Necochea para “limar asperezas” con su pareja; los investigadores hallaron su carpa con manchas de sangre a tres kilómetros del cuerpo.
La búsqueda terminó con la peor noticia. Tras más de 48 horas de rastrillajes, la Policía encontró este martes el cuerpo de Débora Damaris Bulacio Del Valle, de 38 años, enterrado en una zona de abundante vegetación dentro del camping Miguel Lillo, cerca del Lago de los Cisnes, en Necochea. Estaba desaparecida desde el sábado, cuando había viajado a pasar unos días junto a su pareja, Ángel Andrés Gutiérrez, de 32 años, con quien mantenía una relación de dos años marcada por las idas, vueltas y la violencia.
“El tipo era violento, no lo queríamos”, expresó Natalia, hermana de Débora, quien confirmó que la familia había intentado convencerla de que terminara la relación. “Se peleaban mucho, pero ella lo perdonaba y volvía. Era una relación tóxica”, agregó.El martes por la tarde, las autoridades ordenaron despejar la zona del camping. Los rostros tensos de los uniformados anticipaban lo peor. Minutos después, se confirmó el hallazgo del cuerpo de Débora, enterrado bajo tierra y vestido.
El fiscal Walter Pierrestegui, titular de la UFI N° 10 de Violencia de Género de Necochea, confirmó que el detenido es Ángel Gutiérrez, quien se negó a declarar y permanece con prisión preventiva, imputado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género.
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Débora Bulacio fue hallada enterrada en una zona boscosa del camping Miguel Lillo, en Necochea, tras cuatro días desaparecida.
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Un vínculo que terminó en tragedia
Débora, madre de tres hijos, era oriunda de Barker, una pequeña localidad cercana a Villa Cacique, de donde también es Gutiérrez. Ambos eran conocidos en el pueblo por sus constantes discusiones. “Se conocían de toda la vida, pero él ya tenía antecedentes de violencia de género. En la fiscalía de Azul hay una denuncia asentada de su ex pareja”, contó un periodista local.
La mujer vivía con sus padres, aunque en el último tiempo pasaba varios días en casa de Gutiérrez. “Mi mamá no sabía que había viajado. Lo hizo en secreto para no preocuparla, porque está cuidando a mi papá enfermo”, relató Natalia. La pareja había decidido pasar unos días en Necochea “para recomponer la relación”, según contaron las hermanas de la víctima. Pero la convivencia terminó en una pelea violenta.
Varios testigos del camping escucharon gritos y ruidos provenientes de la carpa la noche del sábado. A la mañana siguiente, alrededor de las 8.30, vieron a Gutiérrez abandonar el lugar solo. El sereno del camping notó que la mujer no había pasado por la administración y que su pareja, en cambio, había utilizado las duchas esa noche. Ese dato fue clave para el avance de la investigación.
El fiscal Pierrestegui precisó que las cámaras del predio captaron una discusión y un forcejeo entre ambos el sábado por la noche. Más tarde, se observa a un hombre arrastrando un bulto en la oscuridad, con una linterna o el celular en la mano. En la mañana del domingo, Gutiérrez se retiró del camping y no volvió.
Durante la búsqueda, los investigadores hallaron zapatillas y calzas de la víctima en las cercanías del lugar del acampe, además de manchas de sangre en la carpa, que había sido escondida a unos tres kilómetros, junto al Muelle de los Pescadores. En el perímetro del camping, también encontraron marcas de arrastre en la arena y un alambre cortado, lo que refuerza la hipótesis de que allí ocurrió el crimen.
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El acusado, Ángel Andrés Gutiérrez, de 32 años, se negó a declarar y quedó detenido con prisión preventiva por homicidio doblemente agravado.
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Antecedentes, perfil del acusado y el dolor de la familia
Ángel Andrés Gutiérrez, de 32 años, es albañil y vivía solo en Villa Cacique. Según los vecinos, “siempre tenía dinero encima” y mantenía una vida errática. Su relación con Débora era conocida en el pueblo por los episodios de violencia. “Ella era muy buena, tenía un espíritu libre, hacía artesanías, trenzas, changas. Pero él era agresivo y posesivo”, recordaron allegados.
Los hermanos de Débora trabajan en el Servicio Penitenciario Bonaerense, en el penal 37 de Villa Cacique, y desde allí siguieron las novedades del caso con impotencia. “Nosotros sabíamos que esto podía terminar mal”, dijo Natalia.Tras el hallazgo del cuerpo, la madre de la víctima, María Luisa del Valle, escribió un desgarrador mensaje en redes sociales. “Toco tu cuerpo, no tu alma, sos libre, vuela alto hasta los brazos de nuestro creador, te amamos. Queda en nosotros todo tu amor, tus sonrisas, tus ganas de ayudar. Mientras viva, guerrearemos por ti. Se hará justicia”.
El fiscal Pierrestegui explicó que el cuerpo fue hallado enterrado en una zona de densa vegetación y que “todo indica que la muerte fue producto de una agresión física”. La autopsia determinará las causas exactas del fallecimiento. También confirmó que el acusado se negó a someterse a una pericia psicológica, aunque entregó su celular desbloqueado, lo que permitirá analizar sus últimas comunicaciones.
Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad son una de las principales pruebas que comprometen a Gutiérrez. En una de ellas se observa a un hombre arrastrando un bulto en la madrugada del domingo, cerca del lugar donde luego fue hallado el cuerpo. Otra grabación muestra un forcejeo entre la pareja en el área de acampe, horas antes del crimen.
Los investigadores también encontraron objetos personales de Débora esparcidos cerca de su carpa, lo que sugiere una escena de violencia intensa. El hallazgo de la carpa a varios kilómetros del cuerpo y la presencia de manchas de sangre refuerzan la sospecha de que el acusado intentó ocultar el crimen y eliminar rastros.
El fiscal no descartó que Gutiérrez haya actuado con premeditación. “El contexto de violencia, los antecedentes y las pruebas halladas hasta el momento apuntan a un homicidio doblemente agravado”, señaló.
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La familia de la víctima había advertido sobre la violencia del acusado y pidió en reiteradas ocasiones que ella terminara la relación.
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Un pueblo conmocionado y una historia que se repite
Barker y Villa Cacique son localidades pequeñas donde todos se conocen. El femicidio de Débora Bulacio conmocionó a los vecinos, que la recuerdan como una mujer amable, trabajadora y solidaria. “Era de esas personas que te saludan con una sonrisa siempre”, contó una vecina.
La familia, en tanto, pide justicia. “No queremos venganza, queremos que no haya otra Débora. Que nadie más tenga que pasar por esto”, expresó Natalia, su hermana.El caso volvió a poner en foco la violencia de género en contextos rurales, donde muchas mujeres no denuncian por miedo o dependencia económica.
“Ella pensaba que podía cambiarlo, pero no se puede cambiar a alguien violento. Ojalá su historia sirva para que otras mujeres no repitan ese camino”, dijo una amiga cercana.Mientras la causa avanza en la justicia, la comunidad de Necochea y Barker despide a Débora con dolor. Su madre la despidió con una frase que resume el sentimiento de toda una familia. “Te quisieron ocultar, pero se olvidaron que sos luz. Y en las tinieblas, la luz siempre resplandece.”