Términos anatómicos (II)

Cuando hablamos sinceramente, lo hacemos “con el corazón en la mano”; si lo hacemos con verdad, afecto y seguridad, procedemos “de corazón”.

Para retomar el tema del artículo anterior, diremos que otro término referido a una parte del cuerpo y usado en diferentes locuciones es “pierna”. Por ejemplo, nos llama la atención que, en el arte de escribir, se denomina “pierna” al trazo que, en ciertas letras como la M y la N, va de arriba hacia abajo. Otro uso dado a este sustantivo, tanto en nuestro país como en Uruguay, es el que se le aplica a la persona dispuesta a prestar compañía. También, a la persona lista y avispada: “No es fácil encontrar a un tipo pierna como vos”. Nos gusta descansar plácidamente, en forma tranquila, “a pierna suelta/tendida”: “Pude dormir a pierna suelta”. Si a alguien se le impide llevar a cabo una acción, se dice metafóricamente que “se le cortan las piernas”: “Ofendido y sin poder ya hacer nada, dijo que le habían cortado las piernas”. Diferencia existe entre “estirar (alguien) la pierna” y “estirar las piernas”: en el primer caso, se quiere indicar la muerte; en el segundo, en cambio, se señala que se va a pie, que se pasea. Del mismo modo, no es igual “hacer pierna”, que equivale a “contribuir”, y “hacer piernas”, que significa “hacer ejercicio andando”: “Todos haremos pierna para que se concrete tu sueño” y “Cada mañana hacíamos piernas en el parque cercano”. Se oye el uso de “gamba”, en lugar de “pierna”; el vocablo llega desde el italiano y lo vemos en la expresión “meter la gamba”, con el valor de “hacer o decir algo inoportuno o equivocado”: “Metiste la gamba al nombrar a esa persona”. Como lunfardismo, en nuestro país, escuchamos “hacer la gamba”, expresión que significa “acompañar, estar o ir en compañía de otra persona, para ayudarla en el logro de algún fin”: “¿Me hacés la gamba para obtener ese permiso”.

En cuanto al vocablo “rodilla”, lo encontramos usado en plural en la locución “de rodillas”, que puede usarse literalmente, para aludir a que alguien se encuentra “con las rodillas dobladas y apoyadas en el suelo, y el cuerpo descansando sobre ellas, generalmente en señal de respeto o veneración, o por penitencia”; en sentido figurado, “de rodillas” significa “en tono suplicante y con ahínco”.

Tono descriptivo tiene “rodilla en tierra”, locución usada para pintar a alguien que está con una rodilla en el suelo, en señal de humillación o reverencia: “Vemos en el cuadro al conquistador rodilla en tierra, rodeado de nativos”. Y famosa es la locución “talón de Aquiles” que se explica como “punto vulnerable o débil de algo o de alguien”: su origen se encuentra en Aquiles, héroe griego que participó en la guerra de Troya, invulnerable en todo su cuerpo, salvo en el talón. Murió en batalla al ser alcanzado por una flecha en ese lugar, de donde la expresión “talón de Aquiles” ha llegado a aludir a la única debilidad de una persona.

Cuando una persona echa a correr por algún caso imprevisto o con mucha diligencia, se lo indica con la locución “apretar/levantar los talones”: “Ante la acusación, el hombre escapó levantando los talones”. Si esa persona que huye es seguida de cerca por otra, se dice que “le pisa los talones”.

También la palabra “corazón” tiene connotaciones e integra locuciones varias: es equivalente a “ánimo, valor, sentimientos”: “No tuvo corazón para contarle la verdad” y “Lo alabo por su buen corazón”. Si decimos que alguien tiene “el corazón en un puño”, estaremos indicando un estado de angustia, aflicción o depresión”: “Tenía el corazón en un puño”. Además, “abrir alguien su corazón a otra persona” indica que le descubre su intimidad: “Me animé a abrir mi corazón a ese médico”. Por otro lado, “atravesar el corazón” es “mover a compasión”: “Su confesión me atravesó el corazón”. Y ese sentimiento de compasión queda evidenciado en “blando de corazón” que describe a quien se compadece de todo: “No costó mucho conmoverlo porque es muy blando de corazón”. También esa solidaridad con el dolor de otro se nota en “arrancársele a alguien el corazón”, que significa “sentir gran dolor o conmiseración por algún suceso lastimoso”.

Cuando hablamos sinceramente, lo hacemos “con el corazón en la mano”; si lo hacemos con verdad, afecto y seguridad, procedemos “de corazón”. También, si alguien “se mete en el corazón de otra persona”, coloquialmente, se habrá querido manifestar, con alguna ponderación, el cariño y amor que le tiene.

Muy expresiva resulta la expresión “el corazón no es traidor”, que connota el presentimiento que se suele tener de los sucesos futuros. Y si a alguien “se le hiela el corazón”, significa que se queda atónito a causa de un susto o mala noticia. Una locución verbal en desuso es “herir el corazón sin romper el jubón”, que significa “ofender con astucia y disimulo”.

Dos modos de ser contrapuestos quedan evidenciados en respectivas locuciones: “tener un corazón de bronce” (“ser duro e inflexible y apiadarse dificultosamente”) y “tener un corazón de oro”/”ser todo corazón” (“ser muy generoso, bien dispuesto o benevolente”).

Siempre ligadas a los sentimientos son las locuciones “crecer corazón” y “cubrírsele a alguien el corazón”; con la primera, se dice que una persona cobra ánimo; con la segunda, se indica que alguien se entristece mucho.

Finalmente, aludiremos a “pulmón”: llama la atención “a pleno pulmón”/ a todo pulmón”, con el significado de “con toda la fuerza y potencia posibles”, como en “Me gritó cosas desagradables a pleno pulmón”. Y la expresión “a pulmón” tiene un valor similar: “Con mucho esfuerzo y con pocos recursos materiales”, como en “En esa actividad, todo se hace a pulmón”.

La expresión “pulmón de manzana” sirve para señalar un espacio amplio y descubierto que está ubicado en el centro de una manzana y delimitado por los edificios y construcciones de alrededor.

Cuando se usa “pulmones”, en forma coloquial, se indica la capacidad para gritar, soplar o hacer ejercicio aeróbico: “No me dan los pulmones para hablar tan alto en público”.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.

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