Reactivación de Unasur

Brasil y Argentina han decidido reincorporarse a Unasur, lo cual revitaliza esta estructura regional que estaba desarticulada. La Idea de América del Sur como una región específica en el marco de América Latina, tiene a Brasil como su principal impulsor.

El presidente Alberto Fernández anunció el reingreso de la Argentina a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), al compartir una reunión de trabajo con los y las integrantes del Grupo de Puebla y del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD), en el Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada.  (Prensa Presidencia de la Nación)
El presidente Alberto Fernández anunció el reingreso de la Argentina a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), al compartir una reunión de trabajo con los y las integrantes del Grupo de Puebla y del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD), en el Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada. (Prensa Presidencia de la Nación)

Unasur ha quedado identificado con los gobiernos “progresistas” de América del Sur, en el poder entre mediados de la primera década del siglo XXI y la mitad de la siguiente. El triunfo de Lula en 2002 y sus ocho años de gobierno consecutivos -Brasil es la mitad de América del Sur por PBI, territorio y población-, fue un factor clave en el giro ideológico que dio en ese momento la región. Venezuela ya estaba gobernada por Hugo Chávez; en Bolivia ganó seguidamente Evo Morales; en Chile gobernaba Ricardo Lagos y luego Michelle Bachelet; en Argentina ocupó el poder sucesivamente el matrimonio Kirchner; en Uruguay lo hacía la coalición de izquierda Frente Amplio; en Paraguay llegó al poder -aunque no terminó su mandato-, el obispo Lugo, que representó la primera derrota del tradicional Partido Colorado desde 1953; en Ecuador gobernaba Rafael Correa; en Perú lo hacía Ollanta Humala; los gobiernos de Surinam y Guyana estaban gobernados también por presidentes de esta orientación político-ideológica. Sólo Colombia, gobernada por Álvaro Uribe, estaba ajena a esta tendencia, que era claramente dominante y casi hegemónica.

Unasur jugó un rol de resolución de conflictos, ya sea la crisis que en Paraguay terminó con el desplazamiento de Lugo o un enfrentamiento fronterizo entre Colombia y Ecuador.

Lula, por su parte, ejercía un “liderazgo moderador” muy coherente con la cultura política brasileña.

En el contexto internacional, Unasur se articuló mejor en los dos mandatos de Obama, que con los de Bush.

El triunfo de Macri en Argentina a fines de 2015 inició una reversión de esta tendencia, con una serie de victorias electorales de centroderecha. Tras doce años del kirchnerismo en el poder, fue un vuelco importante. Luego en Chile fue reelecto Sebastián Piñera, un empresario partidario del “neoliberalismo”. En Brasil, en el segundo mandato de Dilma Rousseff se produce la crisis político-institucional que hizo que su vicepresidente, Michel Temer, la sustituya, cambiando la orientación político-ideológica del gobierno. Esto se acentúo y se hizo más extremo con la llegada de Bolsonaro al poder en enero de 2019. En Ecuador, Rafael Correa dejó como sucesor a su vicepresidente, Lenín Moreno, que giró a la centroderecha. En Perú ganó un neoliberal, Pedro Pablo Kuczinzki. En Colombia, los sucesores de Uribe, Santos y Duque, implicaron la continuación de la coalición gobernante iniciada por él. El tradicional Partido Colorado recuperó el poder en Paraguay y en Uruguay, como efecto tardío de este cambio, llegó al poder Luis Lacalle Pou en noviembre de 2019, identificado con la centroderecha.

En este contexto, la Argentina de Macri y el Brasil de Bolsonaro abandonan Unasur. También lo hace el Chile de Piñera. Las oficinas permanentes, que estaban en Ecuador, son cerradas por el gobierno de Lenín Moreno por falta de interés de la región en mantenerlas. La estatua del ex presidente Néstor Kirchner, que fue el primer titular permanente del grupo regional, fue ofrecida para que volviera a su país de origen. Colombia también se fue del grupo, al igual que Paraguay. De los doce países de América del Sur, sólo Venezuela y Bolivia continuaron como miembros formalmente, al igual que Perú, Guyana y Surinam. Es así como este grupo regional dejó de funcionar con el triunfo de los gobiernos de centroderecha.

La decisión de Brasil y Argentina de retornar a Unasur implica que la reconstitución del grupo ha comenzado a tener fuerza. Es que los cinco países que lo integraban no tenían masa crítica relevante, ni económica ni poblacionalmente.

La decisión de Brasilia y Buenos Aires estuvo coordinada y tiene lugar a los pocos meses de la reactivación de la Celac, integrada por los 33 países de América Latina y el Caribe (sólo Estados Unidos y Canadá fueron excluidos de este grupo).

Brasil es el líder “moderador” de la región. La actitud reticente de Bolsonaro en política exterior fue causa decisiva de la desactivación tanto de la Celac como de Unasur: en la primera suspendió la participación de su país y en la segunda contribuyó decisivamente en su desactivación. Cabe señalar que la primera es un grupo de países para concertar políticas; no pretende la institucionalización. En cambio, Unasur se planteó como un grupo permanente con objetivos comunes precisos y de largo plazo. Esto se intentó, pero la faz político-ideológica dominó la iniciativa, que pasó a ser funcional a la orientación de los gobiernos de turno, utilizada por los de centroizquierda primero y desactivada por los de centroderecha después. Es previsible que los gobiernos de Colombia y Chile, que comparten con matices y diferencias la posición de Brasil y Argentina, en los próximos meses se reintegren a Unasur. La crisis político-institucional que vive Ecuador (único gobierno de centroderecha elegido en América del Sur en los últimos 3 años), que pone en juego la estabilidad del presidente, impedirá al país tomar una decisión en los próximos meses. Paraguay tiene elecciones presidenciales el último domingo de abril y de ganar la oposición, volverá a Unasur. En cuanto a Uruguay, no se apurará a definir su reingreso, pero lo hará aún teniendo un gobierno de centroderecha, si Unasur se reconstituye en plenitud.

En conclusión, Unasur empezó a reconstituirse. La duda es si lo hará más como agrupamiento de países en lo político-ideológico, o emprenderá un camino concreto, en el cual la infraestructura común sea un tema dominante.

* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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