La sinrazón de vandalizar el frente de casona histórica

La Junta de Estudios Históricos, el caserón más antiguo ubicado en la capital mendocina, es elogiado por los cientos de turistas locales y extranjeros que lo visitan a diario. Sin embargo, en menos de una semana luego de ser refaccionada y puesta a punto, fue nueva y salvajemente vandalizada.

Junta de Estudios Históricos de Mendoza
Junta de Estudios Históricos de Mendoza

“La educación ha de preparar a las naciones en masa para el uso de los derechos que hoy no pertenecen ya a tal o cual clase de la sociedad, sino simplemente a la condición de hombre”. Domingo F. Sarmiento.

Con muchísimo sacrificio y compromiso se logró pintar la fachada de la “Quinta Civit”, que había sido tristemente vandalizada con dibujos sin sentido, pisadas y pornografía. El inmueble, sede del Museo del Pasado Cuyano “Dr. Edmundo Correas”, es monumento histórico nacional desde 1970 y fue la morada de dos ilustres hombres públicos como lo fueron Francisco Civit y su hijo Emilio.

Gracias al aporte solidario de los miembros de la Junta de Estudios Históricos y de la Fundajehm, se logró poner en valor un icónico inmueble que evidencia no solo el pasado de todos los mendocinos y cuyanos, sino también el caserón más antiguo ubicado en la capital mendocina. En efecto, fue uno de los primeros solares construidos con posterioridad al terremoto de 1861. Había quedado estupendo y era elogiado por los cientos de turistas locales y extranjeros que lo visitan a diario. Sin embargo, en menos de una semana, fue nueva y salvajemente vandalizado. Cabe preguntarse ¿por qué?, ¿qué sentido tiene destruir la propiedad ajena?, ¿qué intención perversa implica dañar lo que es grato a la vista?, ¡cuánta ausencia de valores llevan a atacar gratuitamente lo que debería respetarse, apreciarse y protegerse!

Es obvio que se ha perdido la batalla cultural basada en el respeto a la propiedad, a la educación, a las instituciones, al prójimo. Triunfó lo burdo, lo permisivo, la insolencia y el delito.

Los “bárbaros” son estudiantes, toda vez que utilizan herramientas escolares para cometer sus ultrajes, entonces ¿Qué esperanza queda si nuestros jóvenes, desconociendo las reglas básicas sociales, optan por comprar carísimos fibrones, lapiceras y aerosoles para dibujar agravios en paredes históricas? Sin embargo, estos jóvenes no son los únicos culpables, somos los mayores los que debemos educar con el ejemplo, premisa que también se ha olvidado. Recientemente escuché con tristeza un programa radial muy exitoso dirigido por un periodista sin filtros -lo que no critico, porque la libertad de prensa es sagrada y más como mendocinos, ya que fue un coterráneo, el doctor Martín Zapata, quien la impulsó como garantía en la Constitución de 1853. En ese espacio se hicieron eco de un artículo de la prensa porteña sin respaldo documental alguno que discurría sobre la vida “aireada” de Remedios de Escalada y sobre los supuestos hijos del general San Martín, con un vocabulario soez y chabacano. Volvemos al cuestionamiento: ¿por qué?, ¿con qué fin? La respuesta es simple, porque es lo que “vende”, lo que gusta. En síntesis, ya no es importante hablar de los valores sanmartinianos, de las virtudes de una señora, sino que es más “simpático” agraviar cobardemente a una mujer. A nadie debería interesarle la vida íntima de otro, lo importante son sus acciones en el ámbito familiar o público y su legado. En otras palabras, es la decadencia quien triunfó, ¿podremos revertirla?

* El autor es abogado. Abogado. Presidente de la Junta de Estudios Históricos.

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