Está entre nosotros, un libro que vale la pena leer

“Está entre nosotros”, el libro coral coordinado por Pablo Seman en el que participan historiadores y cientistas sociales del CONICET y distintas universidades nacionales, constituye una pieza indispensable del repertorio de publicaciones que permiten entender la manera en que el liderazgo plebeyo de Milei radicó en las multitudes argentinas expresando la versión local de la derecha radical que conmueve a las democracias occidentales contemporáneas.

Javier Milei y un libro sobre los riesgos de la extrema derecha.
Javier Milei y un libro sobre los riesgos de la extrema derecha.

Más de un analista de encuestas de opinión pública ha señalado el grado de adhesión que mantiene el gobierno del presidente Milei ante el drástico ajuste fiscal que afecta transferencias a las provincias, paraliza el funcionamiento de universidades nacionales y otros tantos organismos públicos, deja cesantes a miles de trabajadores estatales y licúa sin cesar salarios y jubilaciones. Ante el nuevo escenario, algunos alzan su voz y ocupan la calle con la pretensión de frenar la hidra antiestatalista y autoritaria del poder presidencial. Otros, en cambio, aguardan con moderada expectativa las promesas de campaña que hizo foco en el déficit fiscal como madre de todas las tragedias argentinas. Entre unos y otros, proliferan opiniones, estadísticas, diagnósticos y estudios específicos orientados a develar y entender las condiciones, experiencias sociales, emociones y sensibilidades políticas que vertebraron las bases electorales del candidato de LLA entre las elecciones intermedias de 2021, las PASO y el balotaje que lo colocó en el sillón de Rivadavia.

“Está entre nosotros”, el libro coral coordinado por Pablo Seman en el que participan historiadores y cientistas sociales del CONICET y distintas universidades nacionales, constituye una pieza indispensable del repertorio de publicaciones que permiten entender la manera en que el liderazgo plebeyo de Milei radicó en las multitudes argentinas expresando la versión local de la derecha radical que conmueve a las democracias occidentales contemporáneas.

Se trata de un libro incitante que no sólo propone claves de lectura sobre el pasado y el presente político nacional. Su interés radica, además, en que ofrece evidencias indicativas sobre la eclosión de una fuerza de derecha popular de cara al agotamiento del sistema político que resultó de la crisis de 2001, y como punto de intersección de procesos sociales, sujetos sociales y demandas políticas. Una derecha popular que incorpora tradiciones militantes, se coordina con dispositivos digitales e interpela amplias capas de la ciudadanía del país federal, sectores juveniles antifeministas y sensibilidades nacionalistas de viejo y nuevo cuño. Una historia y una etnografía de porciones sociales que interroga la genealogía y reactualización de “las ideas y los mundos sociales en que tomó forma y volumen la fuerza política de extrema derecha que finalmente conmovió el panorama electoral y la agenda política del país”.

Ese repaso supone tener en cuenta seis determinaciones de la construcción libertaria en el país: la nueva estructuración social resultante de cinco décadas de políticas económicas frustradas, el deterioro de la moneda nacional, el aumento de la pobreza y del trabajo informal; la relación entre el activismo digital y la militancia política en las formas actuales de comunicación pública; la mutación del vínculo entre el Estado y la sociedad ante el deterioro de bienes o servicios públicos esenciales que la eterna cuarentena dejó a la vista y catalizó a niveles insospechados; el cuestionamiento a los partidos políticos y el bloqueo del peronismo en el universo simbólico como garante del bienestar de las mayorías populares; el creciente peso del individualismo en los procesos de subjetivación social; y la pandemia como punto de inflexión del desencuentro entre el Estado y la doliente sociedad encerrada que “dio lugar a un movimiento de desafección, hostilidad e incomodidad respecto del Estado y de los partidos políticos”.

En el fondo aflora un problema crucial que, a juicio de los autores, afecta la constitución misma de la sociedad entendiendo por ella no sólo el carácter del texto constitucional sino en su “matriz de sentido”, a raíz de la entronización de visiones mercantilistas, la reducción del Estado, el individualismo y la proliferación de prácticas antipluralistas y antiliberales que en conjunto vertebran la expresión de la nueva derecha que está con nosotros.

La novedosa sensibilidad política hunde sus raíces en el pasado reciente; en particular, en la crisis del campo de 2008 que operó como parteaguas del ciclo de politización y polarización ideológica que conformó dos bloques antagónicos e incondicionales. En ese embate, el discurso de LLA no solo se conforma y se formaliza contra el kirchnerismo, sino que arremete contra los procesos de democratización política y social a lo largo de la atribulada historia argentina del siglo XX y lo que va del XXI. Un discurso de naturaleza “fusionista”, como postulan Morresi y Vicente, que emergió como resultado de mutaciones ideológicas de las derechas argentinas que abandonó el reducto de sus cultores hasta entonces marginales, y se popularizó a niveles nunca conocidos instalándose como rasgo de autoidentificación política sin titubeos o complejos.

Un fenómeno que anidó de manera particular en sectores populares juveniles como expresión de rebeldías generacionales, ideológicas y de clase contra los “chetos” que toman la ruta de Ezeiza, y los políticos profesionales, la “casta”, identificada como único estamento privilegiado de recursos públicos o estatales, y responsable último de las restricciones que obstruyen la proyección individual o microempresarial, y bloquean expectativas para planificar sus vidas o la de sus hijos. Un proceso de politización y rebeldía juvenil, como subraya Vázquez, que se radicalizó durante la reclusión de la pandemia y adquirió densidad en la crítica a la “bajada de línea” en las escuelas, las universidades y las redes sociales en torno a la despenalización del aborto, la educación sexual y la problemática de género. Un conglomerado juvenil de los grandes centros urbanos movilizado e interpelado a librar la “batalla cultural” incitada por intelectuales, artefactos, agentes, textos y eventos culturales con capacidad suficiente para intervenir en la conversación pública y producir efectos masivos en comunidades digitales sobre los temas preferidos de la agenda libertaria. Sobre todo, como tematiza Saferstein, el derecho al aborto, la ideología de género, el debate sobre accionar de la última dictadura militar, el reparto de planes a quienes “viven del Estado” (extendido al conjunto de empleados públicos), y los impuestos.

Estos dos últimos motivos resultan particularmente importantes a la hora de penetrar en el zócalo de disconformidad o crítica al “estado del Estado” en el que abreva el “mileísmo de masas”. Así lo interpretan Seman y Welschinger en el último capítulo del libro al momento de interpretar valiosas historias de vida de jóvenes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que observan, juzgan y padecen a la vez la expansión de derechos y la precarización de derechos clásicos fundamentales como la salud, la educación, la seguridad y la libertad. De vuelta, la pandemia se erige como catalizador del giro operado en la valoración del Estado que no combaten, pero consideran que “debe ser menor y de más calidad”. Lo hacen porque la vida cotidiana y familiar los lanzaron a labrarse su propio rumbo con o sin capacitación institucionalizada, forjar sus propias disciplinas laborales en mercados inestables que les permiten cuidar a sus hijos, cuestionar las cargas impositivas porque corroen sus ingresos y rechazar la regulación estatal en las relaciones laborales. Tales testimonios constituyen pruebas incontratables del modo en el que la confianza individual en el progreso (y no en el Estado), el “mejorismo”, como señalan los autores, expresa un modo de jerarquización laboral y moral que cimentó las bases electorales de los jóvenes del AMBA que dieron el triunfo al Milei. Pero tal vez el modo en que los jóvenes mileistas increpan a jóvenes como ellos que hacen de Ezeiza la única salida, constituye el hallazgo más interesante de la nueva sensibilidad política en tanto llama la atención sobre las razones en que la promesa de cambio radical ofertada por el líder libertario cosechó el voto de jóvenes con o sin posibilidades de emigrar.

* La autora es historiadora del INCIHUSA-CONICET y Universidad Nacional de Cuyo.

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