El paro en capítulos: la inflación rehabilita la mesa negociadora

“Esperemos que la sensatez se imponga sobre el mandato político” fue la expresión de deseos de funcionarios de Suárez cercanos a las negociaciones con los sectores estatales. El reciente posicionamiento del intendente Orozco rompió de una buena vez con el pedido de Suárez a los que aspiran a sucederlo: dejar para el año que viene lo de las candidaturas.

Caricatura: Gabriel Fernández
Caricatura: Gabriel Fernández

El gobierno provincial parece encarar con mayor calma la negociación con los gremios en conflicto luego de dos semanas en las que los paros se hicieron notar. Mayor calma, que no significa que el fastidio oficial por la situación generada haya desaparecido. Pero no hay solo fastidio: comienza a generarse un alto nivel de preocupación entre los funcionarios provinciales por la extensión de la protesta.

Es indudable el nivel de descontento de la sociedad por la grave situación económica. Cada familia tiene de qué quejarse; es cada vez más notable el esfuerzo que debe hacer, según sus necesidades, para mantener las cuentas hogareñas medianamente equilibradas.

Como ya hemos señalado desde este mismo espacio, en el caso del paro docente esa realidad es la que conduce a un escenario no imaginado tiempo atrás: muchos que por lo general no aceptaban las medidas de fuerza de índole gremial ven con simpatía el tenor de la medida de fuerza encabezada por el SUTE con la adhesión de los docentes privados.

Obviamente, detrás de los maestros y profesores se suman otros gremios estatales que no acordaron con el Gobierno.

Por otro lado, les molesta muchísimo a los docentes mendocinos, en general, que se los vincule con el kirchnerismo por el solo hecho de adherir a los paros y movilizaciones.

Aunque en el oficialismo provincial saben muy bien, y tal vez por eso el enojo resulte mayor, que muchísimos de los que se manifiestan y paran son potenciales votantes desencantados con la situación creada. Reconocen que el problema económico es nacional, pero no ven reacción o sensibilidad por parte de las autoridades locales acorde con la crisis, más allá de que sean de la vereda opuesta en lo partidario.

Pese a ello, todavía no hay tanta preocupación en el oficialismo sobre cómo pueda repercutir de cara al próximo proceso electoral la reacción de los gremios en conflicto, en especial el sector docente.

Fuentes del oficialismo sí admiten que más que inquietud política por los paros hay un permanente estado de alerta por el clima social en general.

Insisten con que este último es un tema que afecta en mayor medida al gobierno nacional, lo que no significa que en el elenco gubernamental local dejen de observar los alcances del malhumor social, que en gran medida también se refleja en ese apoyo generalizado a la huelga del SUTE. La expectativa oficial es grande.

Mientras tanto, en el Gobierno observaban con expectativa la resolución de ayer del gremio docente, ya que a la propuesta de más días de paro le salió al cruce el llamado del Gobierno para volver a discutir en paritarias los valores salariales luego de que se conociera el abultado porcentaje de inflación de julio. Estaba previsto y comprometido.

Habrá que ver qué números se tiran sobre la mesa. “Esperamos que la sensatez se imponga sobre el mandato político”, fue la expresión de deseos de funcionarios de Suárez cercanos a las negociaciones con los sectores estatales.

No es muy apropiado que una nueva negociación se desarrolle en medio de una medida de fuerza.

De todos modos, se observó en los últimos días algún ajuste de estrategia por parte del oficialismo, principalmente para no agitar más las aguas y tratar de que toda instancia de diálogo sea posible a la hora de las conversaciones entre las partes.

Tal vez por ello se llamó a silencio el director general de Escuelas, José Thomas, muy agudo una semana antes en sus críticas al gremio docente.

Probablemente alguien consideró en el equipo de gobierno que no resultaba conveniente semejante exposición por parte de un funcionario que necesita mantener en forma constante una buena llegada a los responsables del manejo de las aulas.

Sí se encarga de lanzar advertencias en cuanto contacto con periodistas tiene el titular de Hacienda, Víctor Fayad.

De algunos de sus dichos, los dirigentes gremiales de los sectores en conflicto consideran que en el orden de prioridades del Gobierno sus reclamos están por detrás de los compromisos de la deuda que tiene la Provincia para los próximos tiempos.

En realidad, son asuntos que corren por carriles diferentes, pero que contribuyen a la pelea política vigente.

El endeudamiento en tiempos de Cornejo sigue siendo uno de los argumentos centrales de la oposición justicialista provincial, postura con la que coincide la conducción docente, orientada en el mismo sentido.

La otra opción que queda por contemplar es el llamado efecto desgaste que tiene toda huelga prolongada, especialmente para el sector que protesta.

A esa instancia se puede arribar cuando los descuentos por días no trabajados se hagan sentir mucho en el bolsillo de quienes pierden presentismo y también, por qué no, cuando muchos de los que por ahora consienten la medida de fuerza se cansen de tener que reorganizar con frecuencia la rutina familiar porque los chicos no son contenidos en sus colegios.

Puertas adentro

Otro aspecto a tener en cuenta sobre el conflicto con los docentes y demás gremios rebeldes son los efectos del mismo puertas adentro del oficialismo.

Mucho trascendió que en el llamado cornejismo no ven correcto el manejo político que ha venido realizando la administración de Rodolfo Suárez, lo que se suma al sobresalto que se produjo con el caso del pastor Bonarrico y algunos otros aspectos de la gestión que en las huestes de Cornejo han generado ruido, como se dice habitualmente en política.

Posiblemente la supuesta intranquilidad interna en el radicalismo por el manejo del conflicto con los docentes tenga relación con el tiempo electoral que se aproxima.

Nadie se anima a asegurar que Cornejo ya haya tomado la decisión de volver a la provincia para postularse a gobernador nuevamente, pero lo que está claro es que, si ese plan de retorno es real, el actual senador nacional va a pretender encontrar la casa lo más ordenada posible.

El reciente posicionamiento del intendente de Las Heras, Daniel Orozco, rompió de una buena vez con un pedido de Suárez a quienes aspiran a sucederlo: dejar para el año que viene todo lo relacionado con las candidaturas.

Especialmente la recomendación estaba dirigida a varios intendentes que ya no tienen reelección en sus comarcas.

El lasherino rompió la barrera y habrá que ver si otros lo siguen. Luis Petri es otro que está lanzado.

Por el lado de Pro ya se sabe que Omar De Marchi sigue en carrera para volver a intentar nuevamente. Es más: el blanqueo de Orozco le vino muy bien al actual diputado nacional para dejar de disimular que ya es virtual precandidato nuevamente. Lo demostró con convocatorias, discursos y presencia en redes sociales en los últimos días.

Toda una serie de sucesos que obligan a Suárez y equipo a ajustar detalles para encarar el año electoral con buenas perspectivas.

Los números siguen avalando la gestión provincial, pero queda claro que el deterioro económico y social puede conducir a un escenario de malestar generalizado que cuestione por igual a uno y otro lado de la grieta.

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