Daño ambiental: escombros en cualquier lado

Hay que hacer todos los esfuerzos para terminar con la dispersión de escombros en cualquier lugar, como son arrojados actualmente. Hay operativos de control, que indudablemente no alcanzan. Con esta perniciosa costumbre se incurre en otro grave daño ambiental.

Imagen ilustrativa / Archivo.
Imagen ilustrativa / Archivo.

Muchas áreas del Gran Mendoza, especialmente en zonas del piedemonte, son usadas como depósito de escombros y restos de demoliciones que personas inescrupulosas arrojan en esos lugares, provocando un grave daño ambiental.

Los residuos de construcción y demolición se clasifican en peligrosos y no peligrosos. Los primeros se pueden recuperar y aprovechar para darles una segunda oportunidad si conforman un flujo de suficiente pureza y no contaminado por sustancias dañinas. Los residuos peligrosos se deben recoger y tratar por separado. En esta situación deben actuar gestores autorizados.

Los residuos peligrosos son perjudiciales para la salud de las personas y para el medio ambiente. Estos materiales son peligrosos porque pueden ser inflamables, tóxicos, irritantes, cancerígenos, eco tóxicos, fuente de ácido sulfhídrico en vertederos.

En esta desigual confrontación entre proteger los ambientes naturales y la desidia de quienes se despojan de estos residuos sin importar dónde, hay hechos positivos pero que no alcanzan para detener los desatinos.

Recientemente, la Municipalidad de Capital comunicó el éxito de dos operativos. Patrullas de preventores sorprendieron a dos camiones y una camioneta descargando residuos y escombros en lugares no permitidos para tal cometido. Un hecho ocurrió en el ingreso al barrio La Favorita y el otro, en la zona sur del recientemente creado Parque Deportivo de Montaña, el nuevo espacio de la Ciudad para la práctica de actividades deportivas, recreativas y turísticas, ubicado a sólo cinco kilómetros del centro.

En los casos narrados, el personal logró llegar a tiempo y evitó el vuelco de los desechos en sitios que no están dispuestos para ese accionar. Los conductores y otros responsables de tales maniobras prohibidas fueron sancionados, pero, lamentablemente, no podemos albergar muchas esperanzas de que el vuelco de desechos se extirpe en forma definitiva.

Los municipios y la Secretaría de Ambiente ponen lo suyo para impedir las peligrosas conductas narradas, pero, obviamente, el territorio es muy amplio y la capacidad de actuar de los infractores es muy gran grande, generalmente aprovechando la nocturnidad. Ahora se pudo interrumpir las descargas relatadas, pero, desafortunadamente, no hay posibilidad de neutralizar todas las contravenciones en el Gran Mendoza.

Debe señalarse aquí que los residuos de construcción y demolición se pueden separar en obra o bien enviar directamente a una planta de clasificación, como ocurre en otras provincias. Los que son clasificados en obra y previamente tratados se envían directamente a la planta de reciclado. A este mismo lugar llegan también los materiales no separados en obra y enviados a una planta de clasificación.

Para lograr objetivos en esta materia se deberán valorizar nuevos esfuerzos y tratar de llegar a soluciones como en su momento fue reciclar enormes cantidades de neumáticos abandonados en la vía pública.

Tal vez haya que efectuar controles más severos en las múltiples obras de demolición que se realizan mensualmente, tratando de hacer seguimientos estrictos y evitar que grandes volúmenes sean arrojados en antiguos vertederos o en espacios de la naturaleza que deben mantenerse libres de contaminación.

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