Lo que comenzó como una caminata de alta montaña terminó en un rescate límite. Maxime e Issy, una pareja de excursionistas, alcanzaron la cima del Bobotov Kuk -el punto más alto de Montenegro- cuando descubrieron a un perro tendido sobre la nieve, incapaz de moverse y visiblemente desnutrido.
El hallazgo se produjo a más de 2.400 metros de altura, en una zona donde el clima cambia de forma abrupta y el terreno presenta pendientes pronunciadas. El animal tenía una de sus patas vendada con telas deterioradas y mostraba signos evidentes de agotamiento. Aun así, reaccionó moviendo la cola cuando recibió agua y comida.
Cómo fue el rescate del perro hallado en la montaña
“Estaba en muy mal estado y no podía levantarse”, relató Maxime al recordar el momento en que se acercaron. La escena obligó a los senderistas a tomar una decisión clave: no podían bajarlo solos sin poner en riesgo su vida y la propia, por lo que resolvieron descender para buscar ayuda especializada.
Durante la noche, el perro permaneció en la cima mientras la pareja iniciaba el descenso. Al día siguiente, Maxime regresó acompañado por un rescatista local y el equipamiento necesario para el traslado. El descenso se realizó cargando al animal sobre una manta, turnándose para soportar el peso durante horas, en un trayecto exigente y peligroso.
“Fue extremadamente duro, pero sabíamos que si no volvíamos, no sobreviviría”, explicó. Finalmente, lograron llegar a una zona segura y trasladar al perro a una clínica veterinaria.
Qué lesión tenía el perro y la drástica decisión que tomaron
Los estudios revelaron que la lesión que le impedía moverse había sido provocada por un disparo, lo que obligó a los profesionales a amputarle una de las patas para salvarle la vida. Pese a la gravedad del cuadro, la recuperación fue rápida.
“Después de la operación empezó a correr y saltar como si nada”, contaron quienes siguieron su evolución. El perro fue bautizado Bobo, en referencia a la montaña donde fue hallado, y terminó siendo adoptado por sus rescatistas, con quienes ahora comparte una vida de viajes y actividades al aire libre.
El caso expone los riesgos de la alta montaña, donde cualquier emergencia se agrava por la altura, el clima y la dificultad de acceso. También vuelve a poner en agenda el impacto del abandono animal en entornos naturales extremos, donde la supervivencia depende muchas veces del azar y de la intervención humana.