26 de septiembre de 2025 - 13:32

Para Netanyahu, reconocer al Estado de Palestina significa que "asesinar a los judíos se recompensa"

Al primer ministro de Israel lo dejaron casi en soledad en el auditorio de la Asamblea General de la ONU: la mayoría de los asistentes se puso de pie y se fue.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llevó este viernes a la Asamblea General de la ONU en Nueva York un mensaje duro y sin concesiones, pero que contó con poca gente en el auditorio: la mayoría se puso de pie y abandonó sus asientos cuando él apareció sobre el escenario.

Desde el estrado, Netanyahu afirmó que Israel “debe acabar el trabajo” en la Franja de Gaza y que busca hacerlo “lo antes posible”. Justificó la continuidad de la ofensiva militar alegando que “los últimos remanentes de Hamás se atrincheran en la ciudad de Gaza y juran repetir las atrocidades del 7 de octubre una y otra vez”.

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“Es una locura y no lo haremos. Sería un suicidio nacional”, aseguró, al remarcar que su posición contra esa opción no es solo personal, sino “la política del Estado y de la población de Israel”.

Según Netanyahu, aceptar la creación de un Estado palestino equivaldría a “recompensar a los fanáticos que apoyaron” los ataques del 7 de octubre. “Quienes reconocen un estado palestino envían un mensaje, asesinar a los judíos se recompensa”, dijo.

Netanyahu reiteró la amenaza que representa el régimen iraní en la región. Agradeció al presidente estadounidense, Donald Trump, “por actuar de manera tan valiente contra Irán” y pidió a la comunidad internacional que “las sanciones tienen que volver a situarse

El discurso se dio en una sala semivacía. Numerosos delegados se levantaron y abandonaron el recinto en cuanto el primer ministro israelí comenzó a hablar, en lo que se interpretó como una protesta coordinada aunque no confirmada oficialmente. Cerca de un centenar de representantes se sumaron al gesto, destacó EFE.

Para contrarrestar ese vacío diplomático, decenas de israelíes y miembros de la comunidad judía, visibles en los balcones de la Asamblea por sus kipás y los lazos amarillos en solidaridad con los rehenes, acompañaron la exposición con aplausos y vítores, en un contraste marcado con el silencio de las bancas vacías.

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