Mercedes Sosa y Mendoza: lazo de felicidad y compromiso

Ayer se cumplieron diez años del fallecimiento de la cantora más trascendente de nuestra historia.

Mercedes Sosa y Mendoza: lazo de felicidad y compromiso
Mercedes Sosa y Mendoza: lazo de felicidad y compromiso

El 11 de febrero de 1963, este diario publicaba la noticia: en el Círculo de Periodistas de Mendoza, esa misma noche, iba a haber un encuentro. Se iba a presentar en sociedad un documento: el Manifiesto del Nuevo Cancionero. Años más tarde, recordó Mercedes Sosa: "El lugar estaba colmado de intelectuales, artistas, gente de la farándula, pero había algunas ausencias notorias de gente que tomó lo nuestro como una cosa política". Y lo era.

Fue, como todo manifiesto, un acto de enunciación frente a algo de lo que pretendían diferenciarse. En esta corriente estética que nacía, promulgaban un nuevo folclore, una renovación: al contrario que ese folclore idílico y homogeneizante (lugar de una argentinidad pura, que uniera al pueblo sin tensiones de clase), el nuevo cancionero quería volver a “cantar con fundamento” y reconstruir el lazo entre música del puerto (ciudadana) y la de las provincias.


    Archivo / Los Andes
Archivo / Los Andes

Era la tierra, la unión latinoamericana, la causa de los desposeídos. Cosas de artistas valientes: Tito Francia, Armando Tejada Gómez, Juan Carlos Sedero, Oscar Matus, muchos otros y, principalmente, Mercedes Sosa, la que llevó estas premisas al mundo entero y que hoy recordamos con amor absoluto y gratitud: ayer se cumplieron diez años de su fallecimiento, a los 74 años.

La integración del país era algo por lo que bregaba el Manifiesto: "Se perpetró la división artificial y asfixiante entre el cancionero popular ciudadano y el cancionero popular nativo de raíz folclórica. Oscuros intereses han alimentado, hasta la hostilidad, esta división (...) llevando a autores, intérpretes y público a un antagonismo estéril", rezaba.

Tejada Gómez, acaso el padre intelectual del MNC, escribió años más tarde sobre la irrupción de aquel movimiento que “como nueva generación, entonces nos veíamos obligados a declarar y practicar un arte que, partiendo de las raíces, sin desvirtuarlas, entregara un aporte de las nuevas generaciones”.

Pero fue Mercedes Sosa quien irradió estas premisas. En 1957 se había radicado en Mendoza, a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus, con quien tuvo a su hijo -recientemente fallecido- Fabián Matus. 


Con Pocho Sosa. El gesto característico e inolvidable de La Negra, mientras canta con él.  | Archivo / Los Andes
Con Pocho Sosa. El gesto característico e inolvidable de La Negra, mientras canta con él. | Archivo / Los Andes

En 1965 se consagraría en Cosquín. Había sido abandonada por su esposo y, con un hijo pequeño, su voz se ensanchaba llena de vigor, denuncia e impotencia. Su presentación, introducida por la rebeldía de Jorge Cafrune, quedó como uno de los momentos emblemáticos de su carrera y, como tantas veces sucede, los medios de comunicación de la época casi nada reflejaron sobre su presentación, aunque queda registro grabado del suceso.

Las palabras bellas de Cafrune: "(...) Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora, y voy a recibir un tirón de orejas por la comisión, pero qué le vamos a hacer, siempre he sido así, galopeador contra el viento... (...) les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y que, como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa", dijo ese 31 de enero de 1965, en la última luna del festival. Mercedes tenía 29 años y empezaba otra historia.

Pero cuando resumía su vida, decía: "En Tucumán están mis raíces, en Mendoza está mi felicidad, en Montevideo está mi primer reconocimiento como artista". Y por eso su última voluntad fue seguir viviendo, en parte, eternamente aquí.

La despedida en Mendoza

En la tarde del 19 de octubre de 2009, unas 4 mil personas se abrazaron frente al canal Cacique Guaymallén. Así despidieron a la "Negra" Sosa, que había pedido que una parte de sus cenizas  fueran esparcidas en esas aguas.

Previo a la dispersión de los restos que su hijo, Fabián Mathus, guardaba en un cofre de madera, hubo una despedida fraternal. Artistas locales y grupos tradicionalistas cantaron canciones como "Luna Tucumana", "Calle Angosta", "Zamba del Riego", "Cochero 'e Plaza" y "Tonada de Otoño".


Despedida. Su hijo Fabián Mathus trajo las cenizas de Mercedes, que esparcieron en el Cacique Guaymallén | Archivo / Los Andes
Despedida. Su hijo Fabián Mathus trajo las cenizas de Mercedes, que esparcieron en el Cacique Guaymallén | Archivo / Los Andes

“A la Negra no podremos decirle adiós nunca. Ahora empieza el mito de Mercedes”, dijo Jorge Sosa, quien recitó una poesía en su memoria. Entre sus estrofas escribió: “Pobre muerte la muerte que pretenda enterrar el canto de los pueblos”.

También se leyó una carta de adhesión al homenaje que envió Víctor Heredia, que de ese modo estuvo presente, y el sacerdote Aldo Godino bendijo las cenizas. Llamó, entre otras cosas, a “involucrarnos por los desposeídos como lo hizo Mercedes”.

Palabras de cantoras

Paula Neder: "Mercedes, voz de tierra y terciopelo / Cantora de las mil lenguas / Madre de millones / Corazón que abraza el planeta / Canción sobre canción / Traza la huella de la música popular / con manos de pájaros / Canta, sigue cantando. / En el primer encuentro, / al enterarse que cantaba, / sus palabras fueron: / "Que nada, ni nadie detenga tu canto" / Me toca volver a ese momento, / Con agradecimiento, / Y recordar para qué canto."

Marianela y Betiana Abraham: "Mercedes es como el aire, no podemos verla pero podemos sentirla en cada canción de nuestra música y de la música de Latinoamérica toda. Ella tuvo esa magia de hacer propia cada obra que interpretaba e impregnarla con su aroma a mujer poderosa y sensible"

Analía Garcetti: "La Negra fue la Madre de todas las cantoras. Su elección de repertorio y su interpretación hacían que cada canción fuera una verdad irrefutable. Si la misma tierra cantara sin duda sería con su voz".

Mariana Paraway: "Para mí la Negra Sosa fue una afortunada porque en este medio, en la escena musical machista, que es tan difícil para las mujeres, tuvo la suerte de poder lograr lo que ella quería y sobresalir".

Cristina Pérez: "Su criterio musical para elegir qué decir a través de las canciones, el compromiso con el tiempo que le tocó vivir. Su fuerza, su autenticidad, su gusto por la belleza y la poesía a través de la música no dejan de cautivarme hasta hoy. Siempre la he sentido una madre del canto para mí".

Fabiana Cacace: "La fuerza absoluta de la música, de su sonido y voz abrazadora que traspasa y a la vez une fronteras... En el tiempo en que Mercedes estuvo refugiada en San Rafael, mi papá Mariano Cacace, siendo un niño adolescente de 13 o 14 años, la acompañó en guitarra en una presentación. Él nunca hizo alarde de esto y ni siquiera se lo comentó a Mercedes las veces que estuvimos con ella".

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