Vuelven las clases: 7 puntos a tener cuenta por los padres para que sus hijos empiecen bien el año y con buenos resultados

El primer día suele tener una carga extra por lo que la planificación puede restarle estrés y sumar disfrute. Pero además, en el aprendizaje y el logro de una buena trayectoria inciden diversas variables que deben tenerse en cuenta para potenciar la efectividad.

Vuelven las clases: 7 puntos a tener en cuenta para empezar en óptimas condiciones y lograr buenos resultados
 (Imagen ilustrativa)
Vuelven las clases: 7 puntos a tener en cuenta para empezar en óptimas condiciones y lograr buenos resultados (Imagen ilustrativa)

El inicio de clases está a un paso y como cada nuevo ciclo lectivo se renuevan las expectativas, la emoción de los nuevos desafíos y alumnos y familias se preparan para el esfuerzo que demandará el año. Aunque muchos alumnos ya están en actividad porque adeudan aprendizajes, en Mendoza las clases comenzarán para todos los niveles el 26 de febrero.

En gran medida, que el comienzo y la trayectoria a lo largo de los próximos meses sea de la mejor manera puede anticiparse teniendo en cuenta ciertos aspectos sobre los que hay que posar las miradas y las acciones. Los buenos resultados y que sea una buena experiencia dependen en gran medida de las condiciones y la actitud con que se aborde y en esto mucho tiene que ver la planificación.

Aunque hay una gran cantidad de cuestiones a considerar, en esta nota, resumimos 7 aspectos que tenés que es bueno tener en cuenta.

1- No esperar hasta último momento

Si se quiere evitar el estrés y que la primera salida hacia la escuela transite sin sobresaltos, lo ideal es anticiparse a los preparativos. Revisar en qué condiciones se encuentra el uniforme, ver si hay alguna mancha que sacar, algo que arreglar o si hay que ir a comprar.

Vuelta a clases 2024:  Si se quiere evitar el estrés y que la primera salida hacia la escuela transite sin sobresaltos, lo ideal es anticiparse a los preparativos. Revisar en qué condiciones se encuentra el uniforme, ver si hay alguna mancha que sacar, algo que arreglar o si hay que ir a comprar.
Vuelta a clases 2024: Si se quiere evitar el estrés y que la primera salida hacia la escuela transite sin sobresaltos, lo ideal es anticiparse a los preparativos. Revisar en qué condiciones se encuentra el uniforme, ver si hay alguna mancha que sacar, algo que arreglar o si hay que ir a comprar.

Hay que recordar que la demanda entra en un cuello de botella en esta época y puede suceder que no se consiga justamente lo que se necesita. La lista de útiles y hasta pensar en la merienda, que podría ser organizada para toda la semana, puede aliviar la carga.

2- Reacomodar el descanso: cuánto debe dormirse según la edad

Durante el verano suelen hacerse desórdenes con el sueño, sobre todo en tiempos de pantallas que tienen conectados a los chicos hasta altas horas de la noche. Reacomodar esto no es tan simple de un día para el otro y puede implicar que el “madrugón” haga que los chicos vayan cansados al colegio la primera semana. Incluso, hasta se puede dificultar despertarlos, con los probables conflictos familiares porque se llega tarde o simplemente se termina la paciencia. Por ello, una buena recomendación es ir de a poco ajustando esos horarios.

Dormir el tiempo necesario es un compromiso ineludible si se quiere tener un buen rendimiento durante el día. En diálogo con un médico pediatra comentó que a partir de los 4 años ya no es necesario que el niño duerma siesta, pero sí es importante que duerman adecuadamente durante la noche. Detalló que “un chico de 16 ó 18 años necesita 8 horas de sueño, uno de primaria entre 9 y 11 horas (desde los 4 hasta los 11 años), a los 12 necesitan 9 horas”.

Advirtió que la escasez de horas puede implicar mal rendimiento escolar por falta de recuperación en el cuerpo.

La neuróloga Fernanda Farfán, especializada en Medicina del Sueño señaló al respecto: “Un adolescente necesita en promedio unas 9 horas de sueño, entre 8 y 10 horas, como para cubrir sus necesidades y esto tiene mucho que ver con que todavía sigue creciendo, todavía tiene más cantidad de hormona del crecimiento que un adulto joven, que por ahí ya terminó su etapa de mayor crecimiento. Entonces estas necesidades de sueño que tiene el adolescente muchas veces no son cubiertas del todo, en particular en periodos en los que no hay rutina o cambia, como puede ser el verano”, explicó. Asimismo recordó algo que hay que tener en cuenta para atenuar conflictos y comprender: el organismo de los adolescentes tiene otro ritmo de descanso, más vespertino, es decir que suelen activarse más hacia la noche y les cuesta más la actividad por la mañana temprano.

3- Buena salud para mejores resultados en la escuela

Un buen estado físico es esencial para un buen rendimiento y por ello, es una gran oportunidad para realizar un chequeo médico y asegurarse empezar en óptimas condiciones. En este punto los pediatras recomiendan chequear el estado de los sentidos, lo que involucra la visión y la audición, sobre todo en los niños que están en la primera etapa de la escolaridad. Esto permitirá detectar alteraciones de manera temprana e iniciar pronto un abordaje para evitar que afecte el proceso de aprendizaje.

Comienzo de clases: un buen estado físico es esencial para un buen rendimiento y por ello, es una gran oportunidad para realizar un chequeo médico y asegurarse empezar en óptimas condiciones
Comienzo de clases: un buen estado físico es esencial para un buen rendimiento y por ello, es una gran oportunidad para realizar un chequeo médico y asegurarse empezar en óptimas condiciones

También hay que analizar el crecimiento y desarrollo. Todas estas observaciones puede hacerlas el pediatra, especialmente si conoce al niño desde hace un tiempo, o un médico de familia.

Además, es un buen momento para controlar que el calendario de vacunación esté al día.

4- Qué comer para potenciar el aprendizaje

Como siempre, la alimentación debe ser variada y con la mitad de la ingesta de aporte en frutas y verduras.

Quizás las dos comidas a las que hay que prestar más atención son el desayuno y la merienda. En el primer caso porque muchos chicos llegan a la escuela sin haber consumido nada, lo que impide aprovechar las primeras horas de clase cuando la mente está más despejada. Se considera una ingesta adecuada que se consuma un lácteo acompañado de hidratos de carbono y de ser posible algo de fruta.

Para la merienda deben evitarse los alimentos con calorías vacías (aquellos con alto contenido en grasas y azúcares, pero bajo nivel nutricional), cuya preferencia es bastante común. La licenciada Cecilia Llaver, titular de la cátedra de Nutrición Infantil de la Universidad Juan A. Maza, señaló en una nota con Los Andes que opciones válidas son los cereales, frutas, frutas secas, alfajores de maicena o un sánguche con queso que puede incluir dulce. Además recordó la importancia de una buena hidratación, con agua, por lo que es bueno que lleven desde la casa, y en las escuelas volver a los bebederos y evitar bebidas con azúcares y colorantes.

Hay que considerar que hay alimentos que tienen propiedades que benefician el aprendizaje. “Los hidratos de carbono y algunos tipos de azúcares son energéticos y benefician el cerebro, como las pastas o el pan tostado”, precisó..

El omega 3, contenido en el pescado, y semillas de chía ayudan al rendimiento intelectual y cognitivo. También el hierro, presente en las carnes rojas, así se evita la anemia que atenúa el rendimiento intelectual.

Se incluyen en este grupo las frutas secas ricas en vitaminas del complejo B que favorecen el desarrollo neuropsíquico, la inteligencia y la atención en el aula. Además se recomienda incluir lentejas, legumbres, jugos de frutas, huevo y verduras de hojas verde oscuro.

5- Cómo es el ambiente de estudio adecuado

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el entorno de estudio, el espacio físico y mental en el que se llevan a cabo actividades de aprendizaje y trabajo. Debe estar diseñado de manera adecuada para que los estudiantes puedan enfocar su mente en el trabajo que se está realizando, remarca la Universidad de San Marcos, en una publicación.

“En términos físicos, un ambiente de estudio debe estar bien iluminado y ventilado, con una temperatura agradable y con una superficie para trabajar de manera adecuada. Esto puede ser una mesa, un escritorio o incluso una biblioteca. Por otro lado, debe estar libre de distracciones y ruidos innecesarios, y tener un espacio silencioso y sin interrupciones puede ser la clave para que puedas concentrarte completamente en tu tarea. Además, es importante que el ambiente de estudio esté organizado y libre de desorden para evitar distracciones innecesarias”, detalla.

Y agrega: “En cuanto al aspecto mental, un ambiente de estudio debe estar carente de preocupaciones internas y externas. En otras palabras, debés estar en un estado emocional tranquilo y relajado para poder concentrarte en el trabajo que estás realizando”.

6- Buen diálogo

Charlar sobre las expectativas y emociones es una buena estrategia. No está de más pensar cuáles pueden ser los objetivos para el año, cómo organizarse, una buena gestión del tiempo y poder dialogar en familia. Esto también puede ser útil para estar al tanto de las inquietudes de los chicos y poder acompañarlos mejor, además podría permitir detectar ciertas cuestiones asociadas a la convivencia escolar que podrían afectar el día a día. Mantener un buen diálogo es un pilar sustancial para un buen acompañamiento que además debe incluir un canal de comunicación fluido con la escuela.

7- Cuidar la espalda del peso de la mochila: cuánto es el máximo

Un tema que suele escaparse pero que es importante tener en cuenta es el de la carga que se coloca sobre la espada con la mochila.

Aunque depende del año que cursen; en general, los chicos llevan muchos elementos a la escuela por lo que las mochilas terminan excesivamente cargadas. Es un aspecto que debe ser cuidado para evitar daños en la espalda. Por eso, una recomendación de los pediatras es llevar solo lo necesario para la jornada, aunque implique quizás un trabajo extra, lo cual puede incluso coordinarse con la institución.

El peso de la mochila no debería superar el 10% del peso corporal del niño o niña para ser seguro
El peso de la mochila no debería superar el 10% del peso corporal del niño o niña para ser seguro

Expertos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) señalan que de acuerdo a diversas publicaciones científicas, el peso de la mochila no debería superar el 10% del peso corporal del niño o niña para ser seguro. En algunos países se acepta hasta un máximo de 15% en algunos países.

Esto debe estar distribuido entre los dos hombros y debería ser aún menor al 10% del peso corporal, en caso de llevarse en un solo hombro, aunque no es una forma adecuada de llevar la carga.

En el caso de los chicos que se trasladan a la escuela en vehículo no sería tan determinante, pero sí cuando deben caminar varias cuadras. La manipulación de la mochila también es complicada para cruzar calles o acequias por lo que los más pequeños deben estar supervisados por un adulto para evitar accidentes, sobre todo si llevan mochila con carrito.

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