Los cimientos del gran logro

El amor por Anzorena sigue intacto. Garcés, Edu Martín, Rubia, “Tuco” Martín y Rodríguez, analizaron el gran salto al TNA.

Los cimientos del gran logro
Los cimientos del gran logro

En cada rincón del club  se respira básquet. Otro perfume no cabe. Existió alguno que otro juego de naipes y hasta  supo tener fútbol de salón. Pero el ADN de la Asociación Deportivo Anzorena, club fundado en 1938, afirma que su vida es “básquet”.

Sus latidos del corazón son como pelotas que pican sobre algunas de esas baldosas viejas y rojas que quedan de la vieja cancha. Hoy, ese hermoso tinglado ubicado en calle Suipacha y Olascoaga de la Sexta Sección ha cambiado su fisonomía. Se está preparando para la gran cita. Es un escenario de TNA.

Porque la institución de la Sexta jugará el próximo Torneo Nacional de Ascenso y la provincia de Mendoza volverá a recuperar esa plaza que dejó vacante Regatas hace 18 años. Sólo restan tres días para el gran debut de equipo Rojo en la segunda categoría Nacional. Las expectativas son inmensas. Por esta razón, cientos de simpatizantes, ex jugadores y vecinos, se acercan a diario al club para observar el desarrollo de las obras. Se trabaja a contrareloj para vestirse de gala.

Más Deportes visitó las instalaciones del club pero lo hizo acompañado de cinco “glorias” de la institución. Jugadores que dejaron su huella y que con su talento llevaron a que Anzorena se escribiera con mayúscula en el libro de oro de campeones del básquetbol provincial. Estamos hablando de Manuel “Manolo” Garcés, Edgardo “Papa” Rodríguez, Marcelo “Tuco” Martín, Eduardo “Edu” Martín y Facundo “Garza” Rubia. Sin dudas, más allá de la pasión por la disciplina, el amor incondicional por la camiseta de Anzorena los unirá de por vida.

Así lo demostraron en cada gesto, en cada mirada o en cada palabra que pronunciaron, cuando ingresaron al club y pisaron nuevamente “su cancha”, ese rectángulo de juego que fue testigo de cómo crecieron, se formaron y llevaron a lo más alto a la “catedral del básquet”.

La cita estaba pactada a las 15 en punto. El primero en llegar fue Manolo Garcés. Un maestro en todo sentido. Un tipo que por su forma de ser se ganó el respeto de sus compañeros y rivales. Hoy, continúa ligado al basquet como entrenador y por cada club que pasa deja una imagen imborrable.

“Esto es increíble. Lo que está creciendo el club es admirable. Este salto de calidad que dará Anzorena al jugar el TNA será muy beneficioso para el club. Ahora, un montón de chicos vendrán a sumarse a las inferiores. Esto provoca un efecto muy positivo. Es un club de barrio que respiran básquet y eso es un plus que se nota. En  mi época de jugador, era apasionante caminar por acá, salir del vestuario. Ingresar a la cancha con la batucada. Yo llegué de Regatas en la década del ‘70. Anzorena fue y será mi casa”.

Unos minutos después, ingresó por calle Olascoaga el  “Garza” Rubia. Hombre especial. Por su juego, jerarquía y amor por el club se ha convertido en uno de los máximos ídolos de la institución. Fue protagonista clave del ascenso a la Liga B en el año 2007. Jugó cinco temporadas entre Liga B y Torneo Federal en el club. Hoy, viste la camiseta de San José, pero su cariño por el club es innegociable: “Es una satisfacción muy grande observar todos los cambios que se están haciendo. Yo llegué al club a los 12 años y a partir de ese momento se convirtió en mi segunda casa. Anzorena fue y será gran parte de mi vida. Que el club pueda jugar el TNA es un logro muy grande. Es un trabajo de muchos años. Con un grupo de amigos, formamos un equipo muy competitivo y logramos el ascenso a la Liga B en el 2007. En ese momento arrancó este sueño. Ahora, hay otros jugadores y todos los hinchas de Anzorena tendremos que apoyarlos”.

Su efectividad desde el perímetro era envidiable. Su temperamento también marcó su sello dentro de la cancha. Edgardo "Papa" Rodríguez, pieza fundamental del equipo campeón anual de 1995, también se emocionó con la actualidad del club. Es más, no dudó y le pidió la pelota al "Garza" (Rubia) y comenzó a tirar al aro. Su muñeca está intacta. El "Papa" afirmó: "Anzorena es un club especial. Una familia. Pasé toda mi infancia, adolescencia y juventud dentro del club. Llegar al TNA es algo gigante. Por cuestiones laborales, uno no está todos los días. Es el resultado de un trabajo serio".  
Vistió la camiseta roja durante ¡29 años!. Comenzó a jugar a los 7 años y se retiró a los 36. Estamos hablando del emblemático "Tuco" Martín. Base histórico. Casi al borde de las lágrimas, manifestó: "Anzorena es una escuela de básquet. Mi sueño era jugar una Liga o TNA con el club. No se pudo por distintas circunstancias. Hoy, lo viviré como hincha. El crecimiento del club es notorio y se merecía esta oportunidad de llegar al TNA".

Llegó a Primera a los 15 años y por su juego y efectividad fue el abanderado del club durante años. “Edu” Martín, un goleador imbatible, reconoció: “Anzorena es más que una camiseta. Sólo se respira básquet. Sin dudas, pasé los mejores momentos de mi vida deportiva acá adentro. Estoy feliz por este salto de calidad. Es merecido”.

Con tipos notables se fue forjando la “catedral del básquet”. Sin dudas, las raíces del ascenso.

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