Vitivinicultura: las uvas tintas llevan un retraso en la madurez cercano a los 10 días

Enólogos de diferentes puntos de la provincia, sostienen que la calidad de esta cosecha es sobresaliente. Una primavera más fría contribuyó al desarrollo de aromas y a los precursores de taninos.

Enólogos de diferentes puntos de la provincia, sostienen que la calidad de esta cosecha es sobresaliente. Una primavera más fría contribuyó al desarrollo de aromas y a los precursores de taninos.  / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Enólogos de diferentes puntos de la provincia, sostienen que la calidad de esta cosecha es sobresaliente. Una primavera más fría contribuyó al desarrollo de aromas y a los precursores de taninos. / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Aunque la cosecha de las variedades tintas viene demorada entre 7 y 10 días, porque la primavera arrancó con jornadas frescas, los enólogos anticipan que la calidad de este año podría ser excepcional. Es que las uvas han alcanzado un buen equilibrio de azúcar y acidez, y la piel más gruesa permite prever que los caldos tendrán una buena concentración de taninos. Como contraparte, hay menor disponibilidad de fruta y, en algunas zonas, se deben tomar precauciones para evitar enfermedades asociadas a la humedad elevada.

El enólogo Matías Riccitelli, de Riccitelli Wines, explicó que tienen fincas en diversas zonas de Mendoza, pero con suelos que tienen una buena permeabilidad, lo que favorece que el agua drene y reduce la probabilidad de tener problemas de sanidad en las plantas. De ahí que las lluvias de la semana pasada no hayan provocado la aparición de peronóspora o botritis, aunque sí los obligó a demorar algunas cosechas.

En cuanto a la calidad, señaló que es “espectacular” y que en los rosados y blancos que están cosechando, el equilibrio entre el azúcar y la acidez total es fantástico. Por eso, aunque considera que aún es temprano para poder asegurar cómo será este año –recién la semana que viene empiezan a recolectar las variedades tintas-, manifestó que son muy optimistas, porque la calidad y sanidad son excelentes.

Daniel Pi, enólogo de Bemberg Wines, comentó que la cosecha viene demorada alrededor de 10 a 15 días respecto de 2021 porque, en la primavera y el inicio del verano, se registraron temperaturas inferiores a lo habitual, a lo que se sumaron las jornadas nubladas y lluviosas de la semana pasada, que retrasaron un poco la vendimia en aquellos lugares donde la uva estaba casi lista.

Pi indicó que la calidad de las blancas que ya están cosechando en el Valle de Uco es muy buena y que ese retraso en la madurez ha contribuido a la síntesis de los aromas y los precursores del color en las tintas. Esta demora va a ayudar también a lograr vinos con una acidez más equilibrada y una gradación alcohólica menos elevada.

Lo que puede llegar a complicar este panorama es que se prolongue la temporada de lluvias y afecte la sanidad de las variedades de ciclos largos, como el cabernet sauvignon pero planteó que, generalmente, febrero es el mes más lluvioso y, a partir de ahora, las condiciones deberían mejorar y tener un clima favorable para una vendimia “excepcional”.

El enólogo de Trapiche sumó que la amplitud térmica de esta semana, con mañanas frescas, de 16° a 18° -o 12° a 14° en el Valle de Uco- y tardes en que las máximas trepan a los 27° a 30°, genera un potencial de acumulación de reservas. “Estoy muy ansioso de que la uva termine de madurar y arranquemos con una cosecha que creo que va a ser inolvidable”, expresó.

Mariano Di Paola, director de Enología de Bodega La Rural y Rutini Wines, detalló que ha habido algunos focos de botritis por la lluvia, pero que los días soleados de esta semana están favoreciendo que, si bien hay una merma importante en la producción en toda la provincia, la calidad de las uvas blancas, en especial las del Valle de Uco, ha sido muy buena y las tintas, que se empiezan a cosechar ahora, presentan buen color y tipicidad, con piel más gruesa, lo que significa que tienen mayor concentración de taninos y polifenoles.

Se debe recordar que, a mediados de febrero, el Instituto Nacional de Vitivinicultura presentó sus Estimaciones de Producción para Mendoza y anticipó una disminución en la cantidad de quintales, del 14% respecto de 2021. De hecho, se calculó que podría llegar a ser la peor cosecha de los últimos cinco años, ya que San Juan también ha tenido mermas. Sin embargo, este pronóstico se elaboró antes de la tormenta de la semana pasada, que produjo daños en varias fincas del Este mendocino y cuyo impactó se conocerá recién en unos días.

El enólogo coincidió en que se ha producido una demora en la madurez ya que normalmente, para los primeros días de marzo, ya están en plena cosecha de variedades como pinot noir y malbec, mientras este año deberán esperar otros 7 a 10 días. Esto podría generar, indicó, que todas las uvas maduren al mismo tiempo y haya dificultades en el ingreso a bodega.

Heladas y granizo

Aunque todo parezca apuntar a que la calidad de los vinos 2022 puede llegar a ser de muy buena a excepcional, este potencial se ve interferido por las pérdidas en la producción en las zonas donde las condiciones climáticas fueron particularmente desfavorables esta temporada. Matías Morcos contó que, además de ser enólogo de Familia Morcos y tener sus propios vinos, asesora a otras cinco bodegas y que las tormentas de noviembre y diciembre hicieron estragos, con daños de casi 80%, mientras en la franja afectada por la de la semana pasada, hay afectación de hasta el 200%, ya que en una finca se acumularon 20 centímetros de hielo.

A diferencia de otros años, planteó, en esta ocasión que no habían tenido tanto problema con las heladas tardías –que han causado una disminución en la cantidad de uvas blancas-, pero sí con el granizo. Aún así, el enólogo señaló que, en la uva que ha logrado sobrevivir a todo esto, se observan mejores condiciones enológicas que el año pasado, en términos de concentraciones, colores y sanidad.

Pero Morcos anticipó que, ya pasada la Vendimia, se esperan dificultades en el fraccionado, por la suba del precio del vino a granel, el aumento del valor en dólares de varios insumos y las dificultades sostenidas para conseguir botellas. Todo esto, analizó, provoca que el precio al consumidor suba por encima de la inflación general, lo que podría, en un escenario de pérdida del poder adquisitivo de la población, constituir un desafío para sostener el mercado interno.

Sanidad

Gustavo Aliquó, ingeniero agrónomo responsable del Laboratorio de Viticultura del INTA, detalló que este año las lluvias comenzaron en noviembre y alcanzaron un pico a mediados de enero y principios de febrero, que provocó que se generaran focos de podredumbre antes de lo normal, producto del ambiente húmedo.

Este mismo incremento de la humedad también causó que se alargara la vida de la polilla lobesia botrana en un par de días –lo habitual es que no vivan más de una semana-, ya que se nutren del rocío. Esto ha dado chances a las hembras de poner más huevos y que las larvas que comen las bayas provoquen un daño que permite el ingreso de enfermedades fúngicas. Esto, señaló, obliga a hacer un proceso de selección más cuidadoso en el viñedo y en la bodega, para evitar que haya bayas afectadas, ya que pueden trasmitir sabores desagradables al vino. También podría causar que algunos viñedos destinados a etiquetas de alta gama se utilicen para la gama media, ya que la calidad enológica, en estos casos, disminuye.

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