Tomate: anticipan un incremento de 24% en la superficie cultivada

El dólar alto favorece la producción local en lugar de la importación de pasta y la industria trabaja de modo coordinado con los productores primarios, lo que hace que el cultivo sea una buena opción.

Esperan que este año Mendoza aporte más hectáreas al cultivo nacional.
Esperan que este año Mendoza aporte más hectáreas al cultivo nacional.

La superficie implantada con tomates para industria viene creciendo en la provincia de modo sostenido. En la temporada pasada se alcanzaron casi 2.900 hectáreas y en la próxima podrían sumarse otras 500 a 700. El dólar alto favorece la producción local en lugar de la importación de pasta y la industria trabaja de modo coordinado con los productores primarios, lo que brinda previsibilidad y hace que el cultivo sea una buena opción. Los precios en dólares tendrán un incremento promedio de 15%. La tecnificación de las tareas y particularmente del riego siguen siendo una asignatura pendiente.

Cosme Argerich, ingeniero agrónomo del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y asesor técnico de Tomates 2000, señaló que la temporada que terminó en mayo fue mejor que la anterior en cuanto a volumen, ya que a nivel nacional se alcanzaron las 454 mil toneladas de tomate para industria, mientras en la de 2019 se cosecharon 395 mil.

Esto significa que se va a importar menos pasta de tomate que el año pasado. Es que la producción nacional no es suficiente para abastecer la demanda y la importación de este insumo es la solución a la que recurre la industria para responder al consumo local. En el país se producen unos 650 millones de kilos de tomate y se producen 454 millones. Y si bien se anticipa que en la próxima temporada los volúmenes van a ser superiores, porque seguirá creciendo la superficie cultivada, no se alcanzará a eliminar esa brecha.

Argerich detalló que en Mendoza se alcanzaron casi 2.900 hectáreas, mientras en la provincia de San Juan se llegó a las 1.850 aproximadamente. Si bien todavía no termina de definirse cómo será la próxima siembra, ya se anticipa que habrá mayor superficie.

De hecho, como las industrias asociadas a Tomates 2000 quieren ampliar su producción, en los primeros meses de 2020 habían solicitado a los técnicos e ingenieros agrónomos que asesoran a los productores que intentaran incorporar unas 700 hectáreas adicionales a las 3.350 dentro de la asociación (unas 3 mil entre Mendoza y San Juan, y otras 350 en La Rioja).

En cuanto a los rendimientos, el ingeniero del INTA señaló que fueron muy buenos, sobre todo en San Juan, donde se consiguieron unas 88 toneladas promedio por hectárea. En Mendoza, en tanto, se estuvo en torno a las 70. El motivo, detalló, es que en la provincia está mucho menos extendido el riego por goteo y es más difícil alcanzar una productividad alta cuando se riega por surco.

El productor mendocino, planteó, prefiere no aplicar tecnología para riego, no tanto por las dificultades para acceder a financiamiento, ya que el Fondo para la Transformación y el Crecimiento cuenta con créditos a tasas muy bajas para este tipo de innovación, sino por una cuestión cultural. Aunque también reconoció que, para realizar la inversión, es necesario ser dueño de la tierra o tener un contrato de alquiler por un cierto período de tiempo que la justifique.

Argerich planteó que se trata de una deuda pendiente, ya que cuando se riega por surco, entre turno y turno la planta tiene estrés hídrico, algo que se evita con el sistema por goteo. En este sentido, indicó que los productores que lo han aplicado, logran los mismos rendimientos que en la vecina provincia, por lo que no se trata de un factor del suelo o el clima. La única diferencia entre ambos lugares, planteó, es que en Mendoza es más común la afectación por granizo que en San Juan.

El cultivo del tomate, resaltó, ofrece buenas perspectivas para el productor. Es que tiene un sistema transparente de comercialización, ya que se sabe cuánto va a valer el producto final y los precios se fijan en dólares. Como la oferta es inferior a la demanda, no existe un problema de volumen. Y si forman parte de la asociación Tomates 2000, son visitados cada semana por especialistas y cuentan con un seguro contra granizo.

Por otra parte, existe una cierta financiación del cultivo por parte de los industriales, que implica un acompañamiento desde el momento de la siembra. De ahí que se trate de una alternativa muy competitiva en comparación con otros cultivos hortícolas, como el ajo, la cebolla y el zapallo, en los que el productor enfrenta todo el proceso hasta llegar a la siembra para vender luego a un precio que está sujeto a las fluctuaciones del mercado.

Hay dos factores que configuran este panorama: la brecha entre lo que se produce y se consume en el país, y el tipo de cambio. Cosme Argerich explica que, cuando el cambio está bajo, la industria prefiere importar, ya que no tiene que financiar al productor durante 6 meses y compartir el riesgo de una afectación por granizo. Sin embargo, cuando la cotización es alta, le resulta más conveniente recurrir a la producción local, que es lo que viene sucediendo en los últimos dos años.

Para abastecer el consumo, detalló, serían necesarias otras 2 mil hectáreas de tomate para industria y añadió que es probable que esta temporada se sumen 500, con lo que el faltante se reduciría a 1.500 hectáreas. Pero, por otra parte, también es fundamental que se sume otra industria importante, con una producción que ronde el millón de kilos diarios, ya que no hay capacidad instalada para procesar el total de esos 200 millones de kilos que serían necesarios para alcanzar la demanda.

Argerich consideró que, además, se necesitan créditos para capital de trabajo para que el productor pueda financiar su cultivo y que la fábrica pueda concentrarse en mejorar su producción. En cuanto a la propuesta que lanzó recientemente el Gobierno provincial (ver aparte), opinó que se trata de algo positivo, pero sólo apunta a nuevas producciones y hasta 20 hectáreas.

Guillermo San Martín, gerente de la Asociación Tomates 2000, manifestó que en la temporada 2019-2020 se cultivaron unas 1.300 hectáreas de tomate para industria dentro de la entidad, lo que significó un crecimiento de casi 400 hectáreas respecto de la de 2018-2019. Para la próxima, adelantó, se espera que ese incremento se sostenga, impulsado por la demanda de tres fábricas principales (Molto, Baggio y Ava).

Las estimaciones hasta el momento es que se alcanzarán, en la temporada 2020-2021 las 1.700 hectáreas dentro de la asociación; es decir 400 nuevas, aunque es probable que se llegue a las 500 si en las próximas semanas se definen algunos acuerdos que se están negociando.

Sobre los motivos que explican esta expansión, San Martín detalló que hay una conjunción de factores. Por un lado, con el tipo de cambio actual no resulta conveniente la importación de pasta. Pero también se ha incrementado la demanda del consumidor, de productos tomatados. La posibilidad de incorporar tecnología hace que el cultivo sea más atractivo.

Además, el hecho de que las industrias y los productores primarios suscriban contratos de compra-venta de materia prima -que es la piedra angular de la asociación-, da cierta previsibilidad a los productores hortícolas que se dedican al cultivo del tomate para industria. En comparación, el ajo está sujeto a precios internacionales, que tienen una alta volatilidad. La idea es no sólo crecer en superficie sino consolidar ese crecimiento hasta lograr el autoabastecimiento de la industria local.

Desde la asociación, indicó San Martín, se incentiva a los productores a que incorporen la mecanización en la mayor cantidad de labores. También, a que los suelos estén descansados y suficientemente nutridos. Por otra parte, coincidió con Cosme Argerich en que uno de los temas críticos es el buen manejo del recurso hídrico, sobre todo en ciertos períodos.

A diferencia de San Juan, donde casi la totalidad de los productores tiene riego por goteo, en Mendoza la mayoría utiliza todavía el sistema tradicional, lo que hace que sea menos eficiente y se tenga menos control del agua que reciben las plantas. Aunque San Martín reconoció que con el riego por surco se pueden obtener buenos rendimientos, es fundamental asegurarse de que el recurso no resulte insuficiente durante el período postfloración.

El gerente de Tomates 2000 resaltó que el productor debe tomar conciencia de que la rentabilidad está asociada a los kilos y que Mendoza tiene rendimientos promedio por debajo de San Juan. El desafío es que las nuevas hectáreas que se sumen en la próxima temporada alcancen entre 90 y 100 toneladas por hectárea, para asegurarse de ser sustentables.

Por otra parte, hay dos líneas de trabajo que se vienen desarrollando y tienen que ver con asegurar la inocuidad y frescura de la materia prima, y con la búsqueda de variedad adaptadas a cada zona de cultivo y a las nuevas tendencias de mercado. Éste es el tercer año que se realizan análisis al 100% de los lotes de tomate que llegan a las fábricas asociadas, para verificar que no contengan residuos de productos fitosanitarios. Además, para que las plantas elaboradoras tengan insumos frescos, se planifica la cosecha de acuerdo con la capacidad de procesamiento de éstas.

Fabián Malatini, quien tiene una finca en Los Álamos (Maipú), comentó que en la temporada pasada logró una buena calidad pero que el rendimiento apenas le permitió recuperar los costos. Lo atribuyó a que la primavera 2019 tuvo temperaturas muy altas y muy bajas, lo que hizo que sólo alcanzara las 75 toneladas por hectárea; es decir, rentabilidad nula. Sólo pudieron tener mejores resultados, indicó, los productores de la zona que cultivaron variedades más tardías.

El productor comentó que este año tiene planeado sumar unas 8 a 10 hectáreas más que el pasado, para llegar a cerca de 50, porque la tendencia es que las industrias produzcan más y busquen producción local ya que no pueden importar pasta (por la cotización del dólar).

Malatini evaluó que, para mejorar su producción, debería tener más rotación de suelo, porque eso contribuye a los rendimientos. Si bien él regresa a un mismo lote después de tres años, consideró que ese lapso debería ser más extenso y que tendría que plantar verdeo para recuperar la tierra. Sin embargo, planteó que no tiene disponibilidad de terreno ya que, si bien cuenta con hectáreas que podría desarrollar, le falta acceso al agua y no existen créditos accesibles para poder afrontar esta inversión.

Pese a eso, fue optimista respecto de las perspectivas de mediano plazo. Resaltó que la producción local lleva muchos años sin lograr alcanzar la demanda del mercado interno, por lo que hay margen para seguir creciendo hasta alcanzar el autoabastecimiento. No obstante, reconoció que se necesitan reglas claras para poder seguir creciendo y que las condiciones favorables se sostengan en el tiempo.

José Morales, de Ava, la empresa que en setiembre del año pasado adquirió las plantas de Alco-Canale, señaló que, cuando tomaron posesión de los inmuebles ya había comenzado la siembra, por lo que no pudieron acordar con suficientes productores y el volumen de producción fue bastante bajo. De este modo, más que una temporada completa, para ellos fue media, ya que de los cuatro meses apenas pudieron aprovechar cuatro.

Para la próxima temporada, en cambio, pasarán de las 200 hectáreas de productores asociados a 500, algunos de los cuales incrementarán la producción para responder al requerimiento de la fábrica. Asimismo, Morales manifestó que la idea es seguir sumando superficie.

El industrial planteó que este año ya se están firmando contratos con un 15 a 20% de aumento del precio en dólares con respecto al pasado, ya que en 2019 se pagaron entre 7,5 y 8 centavos por kilo y ahora se está acordando en torno a los 9 centavos. En este sentido, indicó que, si se encarece la pasta importada, se paga más la materia prima local.

Sin embargo, destacó que para el sector elaborador no sólo se trata de una cuestión de precios, ya que si se importa pasta, se pierde la posibilidad de realizar la etapa de concentración en los establecimientos locales, con lo que este agregado de valor se realiza fuera del país.

El gobierno provincial destinará $ 90 millones para el sector

Para fomentar que se amplíe en un 20% la superficie cultivada con tomate para industria, el gobierno provincial brindará créditos de hasta $ 150 mil por cada nueva hectárea sembrada, con un tope de 3 millones de pesos por productor y de 20 nuevas hectáreas. El financiamiento se podrá devolver en tres cuotas, a partir de abril de 2021.

La inversión que realizará el Ministerio de Economía y Energía, a través de la Subsecretaría de Agricultura y Ganadería, asciende a $ 90 millones. Si bien se busca sumar nuevas hectáreas con este cultivo en todo el territorio, se ha puesto un énfasis particular en el sur de la provincia, ya que por lo menos 10% de los productores deberán estar radicados en San Rafael y General Alvear.

Según datos oficiales, en 2019 se exportaron 11.901 toneladas de productos industrializados de tomate y se importaron 33.322 toneladas. La demanda nacional se cubriría con un aumento de 2.600 hectáreas dedicadas a la producción de tomate para industria en todo el país. El objetivo del Ejecutivo provincial es que en Mendoza se incorporen, a través de este crédito, unas 600 nuevas hectáreas.

Podrán acceder a este financiamiento productores primarios que quieran ampliar su producción –asociados o no a Tomates 2000-, como también los que quieran incursionar en esta actividad. El monto del crédito se devolverá en tres cuotas mensuales, iguales y consecutivas, en abril, mayo y junio de 2021. La tasa de interés será del 50% de la Tasa Activa Nominal Anual del Banco Nación. Además, hay que sumarle un 2% más IVA sobre el importe total en concepto de gastos de otorgamiento.

Los requisitos para acceder son: que el solicitante sea titular o posea derecho suficiente sobre una explotación agrícola con condiciones suficientes para la plantación de tomate para industria, ya sea que se encuentre dentro o fuera de la Asociación Tomate 2000 o que se trate de un productor agrícola que quiera incursionar en esta actividad; que sea aceptado dentro del esquema del Fondo Solidario de Compensación de Daños de Granizo que tiene la Asociación Tomate 2000, excepto cuando desarrolle su cultivo bajo malla antigranizo; y que posea un contrato de compra venta de materia prima firmado con un establecimiento industrial partícipe en la Asociación Tomate 2000, donde deberán constar todas las exigencias de la Ley 9133, con la particularidad de establecer un precio en moneda dura a la fecha de la liquidación final.

En cuanto a las garantías, pueden presentarse: una cesión de los derechos de cobro del contrato de compra venta y autoseguro contra granizo; una garantía hipotecaria o prendaria; una fianza extendida por una sociedad de garantía recíproca (SGR) o entidad financiera; o una garantía fiduciaria.

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