Qué es el “síndrome de la mala madre” que padecen 9 de cada 10 mujeres en algún momento

Resulta difícil no sentirse mala madre cuando las cosas no salen como una lo esperaba o se imaginaba. En las nuevas generaciones, que basan la crianza de sus hijos en el respeto y el apego, es normal tener ese sentimiento cuando una levanta la voz más de lo que le gustaría al ser que una más ama, aunque genera culpa.

Este malestar persigue a las mujeres que experimentan la maternidad y en la mayoría de los casos se vive en silencio por miedo a ser juzgadas por el ojo ajeno.

Según una encuesta realizada por mami.tasking, una comunidad creada por Victoria Pardo y Johanna Gambardella, que ya agrupa a más de 83.000 personas, en su mayoría mujeres, 9 de cada 10 mujeres se sienten mala madre en algún momento de su maternidad.

Tener que salir a trabajar, alimentarlos con comida rápida, brindarles leche de fórmula, hacer frente a berrinches y gritar más de lo que se hubiesen imaginado son solo algunos ejemplos que llevan a las mujeres a sentirse malas madres.

“La realidad es que no importa que tan buena madre seas, siempre vas a sentir que hay otras que lo están haciendo mejor y eso no te enorgullece; por eso suele no ser un sentimiento exteriorizado a viva voz”, indica Johanna.

El relevamiento buscaba visibilizar las exigencias de las mujeres con su propio desempeño frente a la maternidad, pero también se obtuvieron resultados interesantes al momento de los motivos por los cuáles se experimenta el “Síndrome de la mala madre”.

El 50% de las que sentía que lo estaba haciendo mal, asumieron que esto se debe por las propias exigencias, seguido de aquellas (37%) que se lo deben a la presión social y al temor del “dedo acusador”.

“Si bien hoy vemos una mayoría de respuestas enfocadas a las propias exigencias, eso tiene que ver en un punto no muy lejano con la presión que la sociedad hace sobre los estereotipos de madres perfectas que no permiten naturalizar situaciones que son cotidianas para todas”, comenta Vicky. “Si no nos hubiesen hecho creer que la maternidad era sencilla, estos sentimientos no serían tan recurrentes”, finaliza.

También se profundizó sobre la visión del rol que juega la figura del padre y el 93% de las mujeres encuestadas siente que la exigencia social por la crianza apunta directamente a la mujer, sin saber a ciencia cierta si ellos, en el fondo, también sienten que lo están haciendo mal.

Pero por su parte los padres de la comunidad también respondieron y, si bien el índice es mucho menor, lo cual confirma la teoría de las mujeres, el 56% de los encuestados sintió en algún momento de su paternidad que lo estaba haciendo mal.

¿Qué es el síndrome de la mala madre?

El síndrome de la mala madre es un conjunto de sentimientos asociados a un autoconcepto negativo como madre. Es esa sensación de que se debería pasar más tiempo con los hijos, hacer más cosas con ellos, tratarlos mejor, tener más paciencia, o hasta incluso, ser más cariñosa.

Ser una buena madre, hoy en día, implica cuidar y atender a los hijos con la misma dedicación que hace décadas, cuando la casa y la familia eran las únicas responsabilidades de las que se encargaba la mujer; y, al mismo tiempo, desarrollar una carrera profesional exitosa como la que desarrollaban los hombres que no se encargaban ni de la casa ni de los cuidados.

Y además de todo esto, hay que cuidar la relación de pareja, mantenerse físicamente activa y atractiva, tener relaciones sociales, viajar, ir al gimnasio, tener hobbies y practicarlos, ser buena cocinera … y todo ello, con una sonrisa radiante de felicidad. Y si además te queda tiempo para mostrar todo en redes sociales, mejor que mejor.

¿Qué hacer si me siento una mala madre?

“Para mí, entender que la perfección no es sinónimo de felicidad es un gran primer paso para quitarle dramatismo a tanta exigencia y poder disfrutar un poco más del camino”, responde Johanna.

Por otro lado, generar una tribu empática que permita lograr espacios de catarsis suelen ser la mejor alternativa frente a este tipo de situaciones. Especialmente porque con la llegada de la maternidad suelen alterarse vínculos que parecían ser irrompibles y que terminan fomentando la inseguridad.

“Encontrar otras mujeres que puedan empatizar con vos, sin emitir un juicio de valor, genera un alivio inmediato que nos hace tomar conciencia de que, al final de cuentas, no lo estamos haciendo tan mal”, finaliza Victoria Pardo.

Asesoró: @mami.tasking

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA