El Gobierno confirmó que convocará a sesiones extraordinarias para debatir la reforma laboral, que incluye la creación del llamado banco de horas, una herramienta destinada a reorganizar los tiempos de trabajo según las necesidades de cada sector.
El Gobierno impulsa la reforma laboral con el banco de horas como eje de debate. El sistema permitiría compensar horas extra con descanso.
El Gobierno confirmó que convocará a sesiones extraordinarias para debatir la reforma laboral, que incluye la creación del llamado banco de horas, una herramienta destinada a reorganizar los tiempos de trabajo según las necesidades de cada sector.
La propuesta apunta a brindar mayor flexibilidad, permitiendo que las horas extras se compensen con descansos en lugar de abonarse como recargo salarial. El sistema busca adaptar la jornada laboral a los ritmos productivos sin modificar los límites legales de trabajo.
La acumulación de horas en una “cuenta personal” del empleado permitiría tomarse días libres o reducir la jornada en momentos de menor actividad. El debate sobre su implementación genera tensiones entre el objetivo de modernizar la organización del empleo y la preocupación sindical por la posible pérdida de derechos adquiridos.
Durante el Coloquio de IDEA, el secretario de Trabajo Julio Cordero señaló que el “banco de horas” podría incorporarse dentro de una “jornada elástica”, ajustada a las demandas de producción de cada empresa. El funcionario explicó que la iniciativa busca acompañar los cambios en las modalidades laborales y facilitar acuerdos que permitan distribuir el tiempo de trabajo de forma más eficiente.
El proyecto, impulsado por la diputada Romina Diez, de La Libertad Avanza, introduce el artículo 197 bis en la Ley de Contrato de Trabajo (LCT). La norma habilitaría a los convenios colectivos a establecer bancos de horas o regímenes de flexibilidad, siempre que se respeten los límites de 48 horas semanales y un mínimo de 12 horas de descanso entre jornadas.
Según el texto presentado, los convenios podrán “establecer regímenes que se adecuen a los cambios en las modalidades de producción”, utilizando herramientas como horas extras, bancos de horas o francos compensatorios. De esta forma, si un trabajador realiza más horas durante una semana de alta demanda, podrá acumularlas para utilizarlas luego como tiempo libre sin sufrir descuentos en su salario.
El artículo 201 de la LCT seguirá vigente, por lo que las horas extraordinarias continuarán siendo remuneradas con los recargos del 50% o del 100%, según corresponda. El “banco de horas” no reemplazaría ese pago, sino que ofrecería una alternativa adicional, a acordar entre las partes mediante convenios colectivos.
El modelo de banco de horas ya funciona en numerosos países, aunque con distintos alcances. En Grecia, por ejemplo, se permite extender la jornada laboral de 8 a un máximo de 13 horas diarias, con la posibilidad de sumar hasta cinco horas extra por día, tres veces por semana y durante 37 días al año. Esas horas se compensan luego con jornadas reducidas o días libres.
En países como Grecia, Brasil y España, el sistema ya funciona como una herramienta de flexibilidad laboral controlada por convenio.
En Brasil, las empresas pueden compensar horas extras con descanso dentro de un plazo de seis meses, o de un año si existe convenio colectivo. Chile, tras su reforma de 40 horas, permite pactos individuales o colectivos para distribuir la jornada laboral de forma flexible. En México, los acuerdos entre empleadores y trabajadores habilitan ajustes según la carga de trabajo.
España autoriza que los convenios colectivos establezcan “bolsas de horas” compensables dentro de un período de cuatro meses, mientras que en Francia funciona el “compte épargne-temps”, una cuenta que permite acumular horas o convertirlas en dinero. Alemania aplica el “Arbeitszeitkonto”, un sistema similar que depende de los acuerdos colectivos. En Canadá y Australia, el “time banking” o “time-off in lieu” permite transformar las horas extras en tiempo libre, y en los países nórdicos como Dinamarca, Noruega y Suecia, los esquemas de tiempo flexible facilitan la conciliación entre la vida laboral y personal.
La experiencia internacional muestra que el éxito del banco de horas depende del equilibrio entre la flexibilidad empresarial y la protección del trabajador. En Argentina, la discusión se centra en si esta herramienta puede mejorar la productividad sin alterar los derechos básicos del empleo registrado.