Productores del Valle de Uco ya advierten una caída en la rentabilidad del ajo
Los costos superan los ingresos y en el Valle de Uco arriesgan una sobreproducción. Brasil redujo los precios de exportación al ajo y afecta la rentabilidad.
Valle de Uco. Cosecha de ajo en verde. Una vez arrancado, el bulbo se deja secar unos días antes del acopio o calibrado para exportación.
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En Tunuyán, los productores venden el ajo en verde entre $250 y $350 el kilo, valores que no alcanzan a cubrir los costos actuales de producción.
El ajo mendocino atraviesa un contexto de rentabilidad limitada debido a las prioridades comerciales de Brasil, principal destino de exportación del producto. Se estima que aproximadamente el 80% de la producción local se envía a ese país, por lo que cualquier modificación en las condiciones de exportación tiene incidencia de manera directa en los productores de la provincia.
Tanto así que, a mediados del mes de octubre, el gobierno brasileño resolvió renovar la tasa antidumping para el ajo de China, a las cuales añadió modificaciones. Cuatro empresas de ese país quedaron exceptuadas de pagar el recargo de US$ 0,78 por kilo, más 35% de arancel extrazona Mercosur, siempre que mantengan un precio de referencia de US$ 1,69 por kilo, o US$ 16,9 por caja de 10 kilos.
cáscaras de ajo
Ajo
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Esa decisión permitió el ingreso de ajo chino a un valor menor al del producto mendocino. En la práctica, el valor de referencia equivale a unos $350 por kilo en verde, según el tipo de cambio exportador, cifra que no cubre los costos internos de producción, estimados entre $10 y $12 millones por hectárea.
Productores de ajo en Valle de Uco
En Mendoza se cultivan unas 15.000 hectáreas de ajo, de las cuales 12.000 están en el Valle de Uco, según estimaciones de productores de la región. La actividad concentra gran parte del empleo rural y sostiene la economía de cientos de pequeños y medianos productores.
“Hacer una hectárea cuesta entre 10 y 12 millones de pesos. Si el precio en verde es de 350 pesos el kilo, apenas se recupera lo invertido. Muchos productores están pensando en reducir la superficie en 70 u 80%”, resume el productor Pedro Manzano, desde Tunuyán.
La situación fue expuesta por el propio productor en un video difundido en sus cuentas de Instagram y TikTok, donde explicó los costos actuales y la pérdida de rentabilidad que atraviesa el sector. También precisó que el año pasado el kilo se pagaba a $450, mientras que hoy ronda entre $250 y $350, según la zona y la calidad del bulbo.
Manzano explica que existen tres modalidades de venta. “Una es cuando recién se arranca el ajo, que se llama en verde, y ronda entre 200 y 350 pesos el kilo. El productor que tiene capital lo guarda con nylon y lo vende en seco, a un precio un poco mayor, pero con más riesgo por el clima. También se puede cortar y calibrar: los calibres grandes -5, 6 y 7-se venden en cajas de 10 kilos, y los chicos en bolsas. Esos van a exportación y se pagan en dólares, pero al hacer los números, termina quedando igual que vender en verde”, explica.
Ajo
En Tunuyán, los productores venden el ajo en verde entre $250 y $350 el kilo, valores que no alcanzan a cubrir los costos actuales de producción.
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Desde Tupungato, el productor Sebastián Moreno es más contundente.
“China va a exportar mucho ajo a Brasil y a un costo menor que el de acá. Tienen menos costos de mano de obra y más producción que el año pasado”, advierte.
El productor Lázaro Pereira, de Tunuyán, coincide con el diagnóstico del sector. “Los precios son bajos y los costos muy altos. Los fertilizantes, los abonos y los agroquímicos aumentaron de forma constante.Con estos valores no hay margen de ganancia”, explica.
El kilo de ajo se comercializa entre $300 y $400, según la calidad. Pereira indica que la etapa actual es de cosecha y acopio, y que muchos productores reservan parte de la producción como semilla para la próxima temporada. “La previsibilidad del mercado es baja. Varios no saben si van a continuar”, describe.
Entonces, la combinación de menores precios externos y mayores costos internos genera una ecuación negativa. Al consultarle sobre cuales podrías ser las medidas para mitigar la estimada pérdida económica, el sector considera necesarias medidas de alivio fiscal y crediticio.
truco del ajo para arañas
Ajo.
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Entre las propuestas mencionadas se encuentran la reducción de impuestos en la energía eléctrica y en los agroquímicos, además de créditos con tasas diferenciadas.
“Si bajaran los impuestos y los insumos, podríamos mantenernos. De lo contrario, muchos dejarán de producir”, plantea Pereira.
El costo de cosecha y almacenamiento alcanza entre $1 y $1,2 millones por hectárea, mientras que el gasto energético se volvió determinante. “Las boletas de luz llegan a 2 o 3 millones de pesos por mes. Si se eliminaran los impuestos provinciales, que suman casi 40%, podríamos competir”, sostiene Manzano.
Frente a la falta de proyección del mercado, la reducción de superficie cultivada termina siendo una opción que impacta en el empleo y las economías regionales. “El ajo genera entre 30.000 y 40.000 puestos de trabajo en Mendoza. Si los productores dejan de sembrar, esa gente se queda sin empleo”, explica Manzano.