20 de diciembre de 2025 - 19:17

Leticia Marchetti. "El gran desafío es que la Inteligencia Artificial impacte en el negocio"

Entrevista. La especialista en tecnología aplicada a la logística y referente de Colsa analiza los desafíos de innovar desde Mendoza.

La logística suele pensarse como una actividad silenciosa, casi invisible, pero detrás de cada carga que cruza fronteras hay decisiones tecnológicas, desafíos, inversiones de riesgo y una enorme cantidad de datos en movimiento. Leticia Marchetti lo sabe bien.

Especialista en tecnología aplicada a la logística y referente de Colsa, fue una de las entrevistadas del ciclo Valor Agregado, la serie de conversaciones de Diario Los Andes con empresarios y ejecutivos de la provincia, que también puede verse en el canal de YouTube del diario. En esta entrevista , Marchetti analiza el ecosistema de innovación mendocino, los cuellos de botella de la logística, el rol de la tecnología y la inteligencia artificial, y el desafío de formar talento para una actividad cada vez más estratégica.

Embed - "Hay inconvenientes que hacen que las cargas no lleguen a tiempo". Leticia Marchetti de COLSA

—Fueron pioneros en tecnología aplicada a la logística. ¿Se puede innovar hoy en Mendoza con estas condiciones?

—Sí, se puede. Somos unos convencidos de que se puede y de que hay un camino que se viene construyendo desde hace años. La provincia, las empresas y la academia han ido dando pasos muy importantes para sembrar un ambiente de innovación. Trabajamos mucho en el ecosistema, en fortalecernos unos a otros, en generar sinergias. Las empresas hicimos esfuerzos enormes para sostener niveles de investigación y desarrollo aun en contextos muy difíciles, sobre todo por las trabas para importar, para prototipar, para acceder a determinados componentes. En empresas como la nuestra, donde hacemos hardware y software, eso a veces fue un obstáculo grande. Pero aun así, hay muchísimas ventanas de oportunidad. Hoy estamos usufructuando ese camino previo: PyMEs, emprendedores y empresas grandes que decidieron recorrer juntas la innovación, vinculándose con la academia y también con el Estado, en distintos niveles. Mendoza hoy hace tecnología de nivel mundial, y Argentina tiene empresas súper representativas a nivel global.

—Hablaste de I+D, pero investigar y desarrollar implica invertir capital y asumir riesgos...

—Mucho riesgo, muchísimo. Pero el riesgo es parte de nuestro ADN. En la familia empresaria con la que comparto los negocios es una característica: nos gusta asumir riesgos, pero no de manera improvisada. Cada vez se aprende más a validar ideas y modelos de negocio. Al inicio suele haber una idea rectora, como la que dio origen a Colsa, pero después aparece algo clave: la gestión de la innovación. Eso es un camino serio, que si se toma con profesionalismo da resultados. Nosotros no solo certificamos normas de gestión de calidad, sino que trabajamos con estándares específicos para gestionar innovación. La empresa no es un sistema cerrado, es un sistema abierto que responde a múltiples partes interesadas. La innovación, para que funcione, tiene que ser ordenada, formal y gestionada.

—¿Cuáles son hoy los principales cuellos de botella de la logística para sacar carga desde Mendoza al mundo?

—Depende desde dónde los mires. Nosotros los vemos como desafíos. Donde hay un dolor del cliente aparece el impulso para buscar soluciones y cocrearlas. A nivel infraestructura, en Mendoza los cuellos de botella son bastante conocidos: rutas, pasos fronterizos, inversiones pendientes. El Paso Cristo Redentor es el más desarrollado, pero aun así tiene muchos problemas. Y después están los otros pasos, algunos en proyecto y otros con inversiones ya realizadas. Todo eso genera desafíos simultáneos. A eso se suma la necesidad permanente de invertir en rutas y de acompañar a los transportistas y a los dadores de carga en la reducción de tiempos, demoras y costos. Nosotros trabajamos con plataformas web y aplicaciones móviles que generan datos desde el GPS y desde distintos dispositivos a lo largo del viaje. Esa información alimenta un gran sistema que permite optimizar rutas, tiempos y condiciones de entrega. Nuestro foco está en el transporte dentro de la cadena de suministro, especialmente en seguridad, calidad y agilidad del comercio internacional.

—En seguridad hay muchas preocupaciones: robos, cargas de alto valor. ¿Cómo está hoy ese escenario?

—En general vemos mejoras. Muchas veces se acercan clientes con estadísticas de robos totales, que hoy son menos frecuentes, y con robos parciales, que afectan mucho la calidad. Hay empresas que no se conforman con que el seguro cubra un evento: no quieren que el evento ocurra. Ahí entramos nosotros. Trabajamos con monitoreo inteligente, combinando personas e inteligencia artificial. La idea es que los sistemas hagan lo mecánico y complejo, y que las personas intervengan con juicio crítico y decisión cuando hay un evento real. A todos los actores de la cadena logística les interesa que la carga llegue en tiempo y forma, más allá del robo. En eso se trabaja mucho, tanto a nivel provincial como nacional.

—Justamente, los exportadores repiten que si una carga no llega en tiempo y forma, el mercado no espera.

—No espera. Y hay inconvenientes logísticos que generan demoras. Pero no es lo mismo estar a ciegas que monitorear en línea. Nuestro concepto es el monitoreo activo: hay un plan de viaje y una empresa interesada en que se cumpla. Puede haber desvíos, claro, pero la clave es anticiparse. No es solo seguridad: también es calidad. Pensemos en cargas con control de temperatura. Tener una alerta online permite actuar de inmediato. Enterarse cuando el contenedor llega a destino, ya es tarde. Todo nuestro trabajo es preventivo, estar un paso adelante de los problemas.

—¿En qué están innovando hoy concretamente?

—El eje es la inteligencia artificial. Nos atraviesa de lleno y de manera muy orgánica. Sirve para planificar mejor, analizar riesgos, procesar grandes volúmenes de datos. Estamos haciendo el monitoreo cada vez más inteligente y afinando las herramientas de planificación. Además, estamos homologados por Aduana: somos una de las pocas empresas del país habilitadas para monitorear cargas y reportar al Centro Único de Monitoreo Aduanero. Eso exige estándares altísimos y responsabilidades muy grandes. También estamos homologados por el Ministerio de Seguridad para monitorear taxis y remises. Y recientemente logramos integrar nuestro sistema con el 911 provincial. Hace dos años eso era impensado. Hoy es posible porque el Estado invirtió fuerte en tecnología y las empresas nos pusimos al nivel para integrarnos. Eso eleva muchísimo el estándar de control y seguridad.

—¿Cómo impacta todo esto puertas adentro de la empresa?

—Es muy movilizador. Hay una capa donde la inteligencia artificial mejora el trabajo cotidiano de todos, y eso es positivo. Pero el gran desafío es que impacte en el negocio, que agregue valor real al cliente. En eso estamos trabajando estratégicamente. Capacitar al personal es importante, pero lo central es transformar el modelo de negocio.

—Para eso se necesitan perfiles específicos. ¿Cómo ves la formación universitaria frente a lo que demandan las empresas?

—Soy muy pro universidad. Las universidades están haciendo un esfuerzo enorme para adaptar sus currículas y escuchar a las empresas. El diálogo es cada vez más necesario porque los cambios son rapidísimos. Hace cuatro años pedíamos programadores; hoy pedimos otras capacidades. Aun así, soy muy optimista con los jóvenes. Tienen miradas que nos aportan mucho. Yo ajusté mis expectativas: no espero relaciones laborales de largo plazo como antes, pero sí experiencias intensas y productivas para ambas partes. Trabajamos mucho con pasantías y entrenamientos laborales. Lo más valioso no es solo lo que aprenden técnicamente, sino el cambio de chip: muchos llegan dudando si pueden, y al convivir con equipos de trabajo se dan cuenta de que sí. Eso es un antes y un después.

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