Criptomonedas: claves para que un negocio no se convierta en una ruleta

El trading es el negocio que se basa en compra y venta de estos activos digitales, pero se debe tener cuidado por sus riesgos. Cómo adquirir criptos, dónde operar y cómo aprender a usar el sistema.

El Bitcoin y el Ethereum son las dos criptomonedas más comercializadas del mercado, llegando a mover cerca de medio millón de dólares por segundo durante las 24 horas del día.
El Bitcoin y el Ethereum son las dos criptomonedas más comercializadas del mercado, llegando a mover cerca de medio millón de dólares por segundo durante las 24 horas del día.

Al hablar de criptomonedas o “criptos”, es común oír otro término: trading. Hay quienes llaman así a la compra y venta de estos activos especulando con su valor, ya sea con la idea de obtener un beneficio o de apoyar un proyecto. Sin embargo, los especialistas advierten sobre su riesgo y algunos participantes sugieren que no se haga salvo que se investigue mucho sobre el tema (y se acepte la posibilidad de perder ese dinero).

Cuesta encontrar una única respuesta sobre qué son las criptomonedas, ya que son distintas entre sí. Por un lado, se las puede entender como herramientas para intercambio de valor, pero las monedas tradicionales se sustentan en un Estado (como el peso argentino en el Estado nacional) y estas monedas modernas se sostienen en una comunidad digital. Por otro lado, se las puede entender como un activo de reserva, como el oro, pero electrónico.

La criptomoneda más conocida es Bitcoin, que en noviembre de 2021 cotizaba a cerca de U$S 68.000 cada unidad y al 18 de enero de 2022 había bajado a los US$ 37.000. También está Ethereum, de menor valor y que a esa última fecha cotizaba US$ 2.422, tras un récord de US$ 4.865 en 2021. Hay otras “criptomonedas estables” (en inglés, stablecoins) como USDT y USDC, cuya gracia es mantenerse en un valor de U$S 1 dólar y son útiles para transacciones rápidas.

Hay dos formas de conseguir Bitcoin y Ethereum. La primera se llama “minería”, y para eso se utilizan computadoras de alto procesamiento para resolver algoritmos a distancia y obtener criptomonedas, dicho de forma muy simplificada. La segunda forma es la compra de estos activos que ya fueron minados de antemano por otra persona (también se pueden comprar las stablecoins).

El economista Daniel Garro, CEO de Value International Group, asegura que “antes de poner el dinero en esto, hay que estudiar en el tema”, aún cuando sea a través de una consultora. “Nosotros pedimos a nuestros clientes que estudien primero. Por más que confíen en nosotros les pedimos que investiguen sobre las criptos por su complejidad”, comentó el especialista.

Si bien hay varias plataformas con las cuales se pueden adquirir las criptomonedas, la sugerencia de Garro es utilizar las más conocidas, como Binance o SatoshiTango. “No recomiendo plataformas novedosas porque se corre el riesgo de invertir mal. Lo mismo digo de las criptomonedas. Hay más de 1.000 distintas, pero las nuevas son un riesgo y por eso sugerimos algunas como Bitcoin o Ethereum, que son más confiables”, agregó Garro.

Cada cripto con su valor

En un mundo cada vez más interconectado, una situación que se está dando es que quienes trabajan como freelancers desde Argentina hacia el exterior definen el pago en criptomonedas (en general, con una estable que usa el valor de dólar). De ese modo, quien hace el trabajo recibe el dinero en su billetera digital y después lo utiliza para sus propios gastos.

El economista Adrián Acevedo, asesor financiero y docente, comentó que esa situación es cada vez más común: “Eso tiene su lado negativo, porque aún no está regulado por la ley, pero es algo que mucha gente lo hace, ya sea por comodidad o por una filosofía de que el Estado debe participar menos en la economía”.

Hay países como El Salvador que reconocen al Bitcoin como dinero de curso legal. En Argentina no se lo reconoce como moneda de curso legal pero sí como un bien, un activo. El año pasado la AFIP puso más la lupa en aquellas cuentas con grandes ingresos sin explicación aparente (alguien vendía un gran volumen de criptos y el dinero aparecía en su cuenta sin justificación).

Acevedo remarcó que cada criptomoneda debe tener su propio “valor agregado”: Bitcoin tiene un límite de generación, es escaso, mientras que Ethereum permite hacer “contratos inteligentes” y programar sobre blockchain, mientras que las stablecoins permiten resguardar el precio.

“El bitcoin no está pensado como medio de pago, porque no es rápido de transferir y es caro. Uno no va a pagar un café en bitcoin, pero sí puede cambiar un bitcoin por varias monedas estables y con eso pagar el café. Es como si fuera un pedazo de oro que se puede vender y cambiar por otra moneda”, ejemplificó.

En cuanto a los riesgos, Acevedo señaló la importancia de informarse del tema antes de entrar, a través de cursos, cuentas de redes sociales y empresas que asesoran. A la vez, advirtió sobre las ofertas que proponen ganancias rápidas o manejar tus criptomonedas: “Uno debe tener cuidado de caer en promesas de que vas a tener mucha ganancia en el corto plazo, sin fundamento”.

Para Daniel Garro es importante aclarar que las criptos no son una inversión, sino una cobertura: “Es un error de concepto muy habitual. Invertir es poner plata en algo que genere flujo, como comprar un departamento y que el alquiler te genere un ingreso. Colocar dinero no es una inversión por sí misma, tiene que generar flujos”.

En ese sentido, el CEO de Value International Group explicó que en las criptomonedas “sólo se puede tener ganancia de capital, es sólo cobertura”, y eso sirve para cubrirse de la devaluación del papel moneda, sea peso o dólar (EEUU tuvo 7% de inflación anual en 2021), porque “todo papel moneda lo maneja el Estado”. En ese sentido, su sugerencia no es hacer trading con criptos, sino comprar y pensar a dos años.

Cómo adquirir criptomonedas

¿Cómo se pueden adquirir las criptomonedas de manera personal? El proceso de minería que se explicaba al principio es difícil y costoso (en Mercado Libre se ofrecen equipos de seis placas por entre $ 2 millones y $ 4 millones), sin mencionar que triplica una factura de energía convencional. Por eso, la mayor parte de las personas aprovecha las plataformas de compra y venta para adquirirlas.

El principal Exchange de criptomonedas en el mundo es Binance que, según datos propios, realiza más de 1.400.000 transacciones por segundo. Cuenta con su propia criptomoneda, el BNB, una billetera virtual llamada Trust Wallet y su propia academia virtual, Binance Academy, un centro de aprendizaje con recursos sobre criptos y blockchain.

Otra plataforma conocida es SatoshiTango, nacida en Argentina en 2014 y hoy una de las principales con origen en América Latina. Según informan, poseen más de 800 mil usuarios registrados y operan en 33 países como Argentina, Brasil, Chile y Perú. Dato de color: el nombre proviene de Satoshi Nakamoto, seudónimo del creador (o creadores) del protocolo Bitcoin y su software, más Tango como ícono argentino.

En el caso de Celina, ella utiliza la plataforma Binance y compra y vende a través del sistema Peer2Peer (P2P), persona a persona. Para comenzar, el sistema pide autentificar la identidad (que se trate de una persona real y no tenga dos cuentas) y se requiere contar con dinero en una billetera virtual o cuenta bancaria con homebanking, con el que después se podrán comprar las criptomonedas.

“El P2P permite que cualquier persona cree una orden de compra o de venta, y otra persona en cualquier lugar del mundo puede comprar o vender. Se pueden aplicar filtros, como qué moneda se quiere comprar, cómo se hará la operación, es decir cómo se pagará, y la cantidad”, detalló. Para tener una mejor noción de la inversión, ella en un principio comenzó con monedas estables de U$S 1 a cotización dólar bolsa, un poco más caro que el dólar blue.

Las compras y ventas por lo general se hacen entre propios argentinos, que acuerdan un valor. Se transfiere en pesos al vendedor y luego éste envía las criptos, con un proceso revisado por Binance para evitar estafas. Una vez que se compra, hay opciones como hacer trading o armar un plazo fijo (staking) con una tasa más alta que un plazo fijo en dólares.

Celina explicó que la parte de trading es cambiar las criptos que uno ya tenga en la plataforma por otra moneda que crea que puede subir: “Es el típico juego de comprar barato para vender caro en el corto plazo. Para sacar una diferencia entre compra y venta tenés que investigar y dedicarle mucho tiempo. Hay gente que se dedica a analizar y leer indicadores. Esto es algo que está las 24 horas en movimiento”.

Formarse en Criptoeconomía

En los últimos años, la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo, a través de la secretaría de Extensión, viene trabajando en el desarrollo de habilidades digitales y programación en nuevos lenguajes como python, un pedido del mercado laboral. Un sector con alta demanda de trabajo se refiere a la “Criptoeconomía”, una forma de pensar y desarrollar mecanismos económicos aplicando herramientas digitales y técnicas criptográficas.

Fue así que en 2021 la facultad inició el Diplomado en Mercado de Capitales, con un límite de 50 participantes que debió expandirse por la demanda a 68 personas. Allí se analizó cómo funcionan los mercados financieros y se enseñaban verticales de inversión como acciones, bonos y criptomonedas (vistas como inversión), trabajando en estrategia y en trading.

Adrián Acevedo, coordinador académico de esa formación, consideró que “hay mucha gente que quiere trabajar en el sector, pero no tiene la experiencia. Entonces la facultad busca abrir diplomados para generar esas habilidades”. Además, el Consejo Directivo aprobó, a fines de 2021, sumar este año otras tres diplomaturas, una de ellas sobre Criptoeconomía, con “una mirada holística sobre esta visión en la economía”.

Otra de esas diplomaturas es sobre Marketing digital, enfocado en cómo vender a través de redes sociales aplicando estrategias de marketing, entendiendo la fuerte competencia en el mercado, especialmente en el exterior. Una última diplomatura estará enfocada en quienes quieren ser emprendedores, pero no cuentan con herramientas para formular un plan de negocios.

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