Gimnasia y Esgrima jugó un gran primer tiempo en la final de la Primera Nacional, pero sufrió tres polémicas que le impidieron irse al descanso con ventaja en el marcador. Dos goles anulados y un penal no cobrado causaron bronca en la parcialidad Mensana.
Gimnasia y Esgrima pidió penal a Romano:
A los 21', sucedió la segunda acción digna de análisis (la primera había sido el gol anulado a Imanol González). Allí, todo Gimnasia pidió penal luego de que Nicolás Romano gambetee dentro del área, y caiga producto de lo que pareció una clara infracción de Federico Recalde, que llegó tarde a la marca y derribó al diez.
Automáticamente, el árbitro Nicolás Ramírez le indicó al habilidoso futbolista del Mensana que se levante, marcando que no había visto falta en dicho cruce. Romano se agarró la cabeza y protestó ante el juez de línea.
Nicolás Ramírez y el segundo gol anulado al Lobo:
Las malas noticias para el Lobo no terminaron allí, ya que había otro capítulo en esta historia. A los 38', el equipo de Ariel Broggi armó una jugada espectacular, que se destrabó con un taco de Servetto para la subida de Saavedra, y el centro que le cayó a Romano en el segundo palo. El pibe del club la paró con el pecho y le rompió el arco a Bonnín, desatando la locura.
La parcialidad mendocina lo gritó con mucha euforia, y el equipo salió en pleno a abrazar al autor del golazo. Sin embargo, el VAR intervino a través del asistente Héctor Paletta, y le indicó a Ramírez que revise la acción. Una vez delante de la pantalla, el árbitro observó que la pelota había pegado en el brazo de Servetto en el inicio de la jugada, por lo que anuló el 1 a 0.