Este viernes por la noche, Godoy Cruz dio otra muestra de la fragilidad de su magro presente. Le ganan con muy poco esfuerzo, lo golpean de formas insólitas, y no logra lastimar ni siquiera cuando es superior. Así, la disputa por quedarse en la Liga Profesional parece estar supeditada a lo que hagan otros.
Godoy Cruz, un equipo débil y sin respuestas:
La imagen se repite fin de semana tras fin de semana. Los futbolistas forman una ronda en la mitad del campo, buscando mutuamente en las caras de decepción de sus propios compañeros alguna explicación para otra mala jornada. Luego se retiran cabizbajos y en silencio, lastimados anímicamente. Así se fue Godoy Cruz este viernes, y así lo hizo gran parte de este torneo.
Es la síntesis de un equipo que intenta cambiar su destino, y que por momentos incluso lo merece. Frente al Granate contó con una media hora de dominio, donde parecía que podía arrinconar a su rival y alcanzar el empate. Pero así como si nada, comenzó a diluirse en su propia incapacidad, y los centros venenosos para Auzmendi y Martínez Dupuy (una llave noble que le otorgó varias chances para igualarlo) dejaron de llover sobre el área de Losada.
Y tal como había sucedido en el primer tiempo, cuando el segundo marcador central José Canale se animó a recorrer todo el campo para internarse en el área tras apoyarse en Aquino y convirtió con un pase a la red, Marcelino Moreno sacó un centro sin demasiado esfuerzo que Rodrigo Castillo sólo tuvo que empujar. Dos tantos casi de fútbol amateur, dos golpes para un boxeador que está al borde del knockout.
¿Y ahora quién podrá defenderme?
Godoy Cruz
Santino Andino no juega en Godoy Cruz desde el triunfo ante Platense. Todo un síntoma de lo mucho que lo necesita el Expreso
De poco sirvieron los cambios de Walter Ribonetto, que intentó imprimir un carácter más ofensivo durante todo el juego. Primero, con la línea de tres delanteros, y luego con los ingresos de Pascual, Martínez Dupuy, Valverde y Ábrego. Da la sensación de que nadie tiene el poder para cambiar el aura negativa que reina en el Expreso.
Por eso, el DT no pudo esperar ni diez segundos para retirarse a los vestuarios cuando se concretó la derrota. Es lo mismo que empuja al hincha a soñar con derrotas de los rivales directos, antes que con victorias propias. Es esa sensación que también tiene el plantel, que se busca con la mirada ante cada decepción, intentando encontrar al héroe de la película, ese que llega para resolver la trama cuando todo parece perdido.
En ese aspecto, el único atisbo de esperanza para el pueblo Bodeguero parece ser la recuperación de la joya Santino Andino. Lo perdió hace rato, primero por expulsión y luego por su presencia con la Sub 20. Pero lo recuperará en el plazo corto de tiempo, justo para intentar revitalizar a un equipo que parece derrotado hace rato.
Pero a no confundirse. Que la ilusión por la frescura de un jugador que parece tener futuro europeo no se transforme en cargarle toda la presión y responsabilidad de sostener al club en Primera División. Puede ser la llama que encienda nuevamente el optimismo, pero debe estar acompañado de un plantel fuerte anímicamente, y que sea capaz de mostrar la misma autoridad que convirtió a Godoy Cruz en esa institución modelo para el interior.