Como en el 2007, Riquelme y Russo le pusieron su sello al Boca campeón 2020

Román en su rol directivo y Russo como DT, se unieron como en la Copa Libertadores 2007, y Boca volvió a dar una vuelta olímpica.

Como en el 2007, Riquelme y Russo le pusieron su sello al Boca campeón 2020
Como en el 2007, Riquelme y Russo le pusieron su sello al Boca campeón 2020

Juan Román Riquelme, como vicepresidente segundo y encargado del fútbol, y Miguel Ángel Russo, en su rol de entrenador, se unieron como en la Copa Libertadores 2007, aquella vez como capitán y DT, para volver a ser campeones en Boca Juniors y dejar una nueva marca en la historia del club.

Cuentan que sólo bastó una llamada de celular en noviembre del año pasado para que Riquelme convenciera a Russo de ser otra vez el técnico de Boca, en la nueva etapa que tiene al ídolo más importante de la institución como responsable del Departamento de Fútbol Profesional.

Ambos se debían una revancha para trabajar juntos como en aquel 2007 cuando Boca logró con ellos como estandartes, la última Copa Libertadores de su vitrina.

Se conocen bien y saben qué buscan en un plantel y pudieron plasmarlo desde el primer momento en esta renovada etapa.

Los dos se rodearon con gente de extrema confianza: el "10" con Marcelo Delgado, un hermano que le dio el fútbol, Raúl Cascini y Jorge Bermúdez, dos soldados fuertes de aquellas batallas de Libertadores con Carlos Bianchi.

Russo eligió como asistente a Leandro Somoza, que jugó en Boca en la época de Julio Falcioni y el último paso de Carlos Bianchi; Mariano Herrón, que con la camiseta Argentinos fue un pegajoso marcador de Riquelme, y Damián Lanatta para la preparación física.

A su manera, Riquelme, con esos silencios ante la prensa que dicen mucho, baja la línea cada vez que atraviesa el Centro de Entrenamiento de Ezeiza, lugar permanente de las practicas después dejar la mítica Casa Amarilla.

En la sobremesa de los almuerzos de los miércoles con el plantel son muy importantes las charlas motivadoras de Román a los jugadores, a quienes les transmite vivencias de su dorada época de jugador.

Del mismo modo que Russo marca el camino a seguir con pautas irrenunciables para potenciar el aspecto colectivo. "Entramos con once a la cancha y tenemos que terminar los once. No me gusta jugar con diez casi todo el partido", los retó después del debut 0-0 ante Independiente, que Boca jugó más de un tiempo con diez futbolistas por la expulsión de Carlos Izquierdoz.

"En Boca te tienen que sacar en camilla, no me gusta cuando un jugador mío pide un cambio por un calambre", declaró Russo en Córdoba la noche de la victoria ante Talleres (3 a 1), en la que los colombianos Jorman Campuzano y Frank Fabra pidieron reemplazo por molestias.

"La próxima vez sigo aunque este vomitando en el césped. Con la camiseta de Boca no se puede salir nunca" dijo en forma exagerada, el volante colombiano entendiendo, tras asimilar el mensaje del técnico.

Román y Russo, como viejos "bichos" del fútbol, saben que los grupos y las formas de juego se respaldan con resultados y que, con ellos, se consiguen los objetivos. Ahora irán por la Copa Libertadores, ese anhelo que los desvela desde la inolvidable noche de Porto Alegre del 2007.

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