La violencia escolar volvió a instalarse en la agenda tras los episodios ocurridos en Mendoza y otras provincias en lo que va del ciclo lectivo. Paola Zabala, integrante de la Comunidad Antibullying Argentina, analizó la situación y remarcó que los hechos no pueden entenderse de manera aislada.
“Ante este tipo de casos podemos tener dos miradas: enfocarnos en la situación en particular o comprenderlo como un fenómeno más amplio. En lo que va del año lectivo hubo varios hechos que involucraron el uso de armas de fuego en instituciones educativas”, explicó.
Zabala recordó casos recientes en Florencio Varela e Ingeniero Maschwitz, donde alumnos ingresaron a las escuelas con armas, y también episodios de violencia con cuchillos. “Lo que tenemos que ver es que este tipo de hechos están comenzando a ocurrir con frecuencia en un lugar donde se supone que los chicos deben estar seguros”, advirtió.
La especialista apuntó a causas estructurales: “Esto responde a la desinversión en educación, la falta de formación docente, la ausencia de equipos psicopedagógicos, el escaso acceso a la salud mental y la inexistencia de protocolos de actuación para los casos de bullying. Si existieran, se evitaría la escalada de la violencia”.
Zabala aclaró además la diferencia entre violencia escolar y bullying: “No todo es bullying. Puede haber peleas entre adolescentes por una bronca puntual, pero eso no es acoso. El bullying implica continuidad en el tiempo, sometimiento y miedo. Por eso la forma de intervenir es completamente distinta”.
En ese sentido, cuestionó la improvisación en las respuestas escolares. “Hoy los docentes no saben cómo intervenir. Muchos creen que si hacen la vista gorda se quitan responsabilidad, pero legalmente no es así. Tanto la institución como los docentes son responsables de lo que le ocurra a un niño en horario escolar”, sostuvo.
La referente de la Comunidad Antibullying Argentina también destacó la falta de estadísticas oficiales. “No podemos decir si hay más o menos casos, pero lo que vemos es un aumento en la frecuencia y en el grado de violencia, incluso con armas. El primer hecho notorio fue en 2004 en Carmen de Patagones. Este año ya tenemos varios”, recordó.
Zabala adelantó que la organización impulsa un proyecto de ley en el Congreso para que las escuelas cuenten con protocolos de actuación. “Eso permitiría que, llegado el caso de una denuncia judicial, los colegios puedan demostrar que intervinieron y que no se quedaron de brazos cruzados”, señaló.
Finalmente, se refirió a la medida anunciada en Mendoza para responsabilizar a los padres por el accionar de sus hijos. “No es una solución, pero puede invitar a la reflexión sobre el cuidado y resguardo de las armas en los hogares. No se trata de un simple llamado de atención de los chicos: llevar un arma a la escuela habla de una crisis emocional profunda y de un pedido de ayuda que no encontró otro camino de expresión”, concluyó.
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