Los pumas volvieron a poblar sectores de la Patagonia argentina y su regreso está reconfigurando un ecosistema que cambió de manera profunda durante el último siglo. Tras décadas de ausencia, estos grandes felinos hoy se alimentan de pingüinos de Magallanes en tierra firme, un comportamiento inusual que sorprendió a la comunidad científica y quedó documentado en el Parque Nacional Monte León, en la provincia de Santa Cruz.
Durante el siglo XX, los pumas, junto con zorros y grandes herbívoros, fueron erradicados para favorecer la ganadería ovina tras el asentamiento europeo. Fue esa ausencia la que permitió que las colonias de pingüinos, antes limitadas a islas frente a la costa atlántica, se expandieran por el continente.
La nueva lucha en la Patagonia: pumas vs. pingüinos
La nueva lucha en la Patagonia: pumas vs. pingüinos
Gentileza / The New York Times
Con las políticas de conservación y restauración de fauna, el escenario volvió a modificarse: los pumas regresaron a un ambiente transformado, con una abundancia inédita de presas fáciles.
Según relató el diario El País, el fenómeno fue analizado por un equipo internacional de científicos que trabajó entre 2019 y 2023 con collares GPS, cámaras trampa y modelos poblacionales avanzados.
El ecólogo Mitchell Serota, de la Universidad de California en Berkeley, explicó que el estudio revela los efectos inesperados de la conservación en paisajes alterados. “La fauna está recolonizando ecosistemas que han cambiado de forma radical desde que estas especies desaparecieron”, señaló.
Los pingüinos de Magallanes forman colonias masivas y pasan más de la mitad del año en tierra, donde resultan previsibles e indefensos frente a un gran carnívoro.
“Aquí se combinan dos factores clave para los pumas: hay muchísimos pingüinos y son fáciles de capturar”, resumió Serota.
La nueva lucha en la Patagonia: pumas vs. pingüinos
La nueva lucha en la Patagonia: pumas vs. pingüinos
Gentileza / El País
Según el trabajo, cuando las aves están presentes los pumas reducen sus desplazamientos, concentran su actividad alrededor de la colonia y regresan una y otra vez a la franja costera.
El hallazgo más llamativo fue el nivel de interacción social entre pumas. Tradicionalmente considerados solitarios y territoriales, en Monte León se registró la densidad más alta conocida para la especie, más del doble de los valores máximos observados en otras regiones de Sudamérica.
Hembras adultas toleraron la presencia de otros individuos en el mismo espacio, un comportamiento poco habitual. El estudio no descarta que exista parentesco genético entre ellos, lo que podría favorecer esa mayor tolerancia.
Aunque los pingüinos explican gran parte de esta concentración, no son el único factor. “Creemos que son un motor importante, pero hay que tener en cuenta que los pingüinos son un recurso estacional”, aclaró Serota.
Cuando las aves migran al mar, los pumas recurren a otras presas, como los guanacos, cuya abundancia también sostiene altas densidades del principal carnívoro terrestre de la región.
A pesar del hallazgo, no decreció la cantidad de pingüinos
Consultado por el impacto sobre las aves, Serota afirmó que los datos no indican una amenaza inmediata. La población de pingüinos del parque se mantuvo estable e incluso creció desde su creación en 2004. Sin embargo, advirtió que restaurar fauna no implica volver al pasado. “Puede generar interacciones completamente nuevas que modifiquen el comportamiento y las poblaciones de formas inesperadas”, sostuvo.
El próximo paso de la investigación apunta a entender los efectos en cadena de estos cambios, en especial sobre la relación entre pumas y guanacos.