Sin pistas de esquí, Penitentes ofrece pocas actividades y su ex dueño advierte por una millonaria demanda

En 1979, el centro de esquí Penitentes irrumpió en la escena mendocina para responder una demanda indispensable para el turismo local: ofrecer una alternativa accesible para disfrutar de la nieve. Hasta entonces, la única alternativa era en Vallecitos, mucho más cerca del Gran Mendoza, aunque también con una mayor dificultad de acceso.

Recién en junio de 1983, Las Leñas (Malargüe) abrió sus puertas, por lo que la inauguración de Penitentes se convirtió en un verdadero hito, ya que fue el primer centro de esquí al que mendocinos y visitantes podían acceder por una ruta íntegramente asfaltada y con una infraestructura por demás adecuada.

A casi 45 años de ese histórico momento, hoy aquel esplendor de Penitentes no es más que un recuerdo, según describen quienes viven y trabajan en el lugar. Cerrado al público desde 2019 –ese último año se habilitó con un permiso provisorio y ya sin sus encargados de siempre-, en el lugar aún quedan departamentos en alquiler y unos pocos comercios. A ellos se suman los foodtrucks, baños químicos y el personal que agregaron en las últimas semanas para aprovechar las vacaciones, junto a un escenario en el que se presentan números artísticos.

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“Hace 5 años que todo está igual, y hasta peor. Penitentes pasó de ser el centro de esquí de la familia a un pueblo fantasma. La gente viene y se tira en trineo donde encuentra un lugar. Pero ya no hay servicios ni personal. Antes había una contención turística, seguridad”, destaca Verónica Tsallis, encargada de algunos departamentos que están en alquiler.

“Si tuviese que describir lo que pasó en Penitentes en una sola frase, sin dudas sería: ‘del esplendor a la decadencia’. De aquel brillo de los 80 y 90 a lo que se ve hoy”, describe a su turno Mario González, prestador y habitué de la Alta Montaña y de Penitentes.

Luego de anunciar en abril de 2018 que no renovaría la concesión a la familia López Frugoni –estaba vencida inicialmente desde 2015, aunque había tenido algunas prórrogas-, el Gobierno de Mendoza anunció la expropiación de los terrenos de Penitentes. En ese momento, además, anunció que licitaría e impulsaría el desarrollo de un parque de nieve que esté operativo todo el año. De forma provisoria, en 2019 se habilitó, aunque con el manejo de otro operador. Pero nunca repuntó.

“Fue un sinsentido hacer una expropiación de urgencia para, luego, dejar todo abandonado. Si hubiésemos hecho una transición ordenada, Penitentes podría haber seguido funcionando. Pero en 2018 nos quitaron la concesión, y después hicieron una expropiación a las apuradas y mal hecha. Tanto que ahora es imposible hacer una nueva licitación”, destaca a su turno Emilio López Frugoni, último concesionario que tuvo Penitentes e hijo del fundador del centro.

“Rompieron una usina generadora de turismo y ahora eso le va a costar a la Provincia un juicio millonario y en dólares, estamos hablando de más de 30 millones de dólares que es la demanda que presentamos”, advierte López Frugoni.

“El Gobierno tiene un problema muy serio con Penitentes. Porque hicieron todo mal, pero como es tan grande y está a la vista, no pudieron esconder el cadáver”, agrega el ex propietario.

Por día, en estas vacaciones de invierno, cerca de 2.000 personas llegan hasta Penitentes, según confirmó el presidente del Ente Mendoza Turismo (Emetur), Marcelo Montenegro. Aunque no esté habilitado en plenitud, en la base del otrora centro de esquí hay algunos foodtrucks, baños químicos y comodidades provisorias. No obstante, el objetivo sigue siendo el centro de esquí y parque de montaña.

“Hicimos un llamado a licitación, hubo una único oferente –la UTE Vecco SA e Ivars- y esa oferta se está estudiando. La comisión evaluadora, conformada por los ministerios de Infraestructura y de Gobierno y por el Ente de Turismo, está próxima a expedirse. Lo que se propone es una concesión por un mínimo de 20 años y un máximo 50, y se apela a un masterplan integral, que incluya a invierno y verano, y con fin de romper la estacionalidad”, destaca por su parte Montenegro a Los Andes.

Los años dorados

Según rememora Mario González, montañés de vasta experiencia, la inauguración de Penitentes marcó un antes y un después en lo que a centros de esquí se refiere en Mendoza. De hecho, de la mano de este espacio se impulsaron y activaron otros rubros, ya que fue durante la década del 80 que se abrieron las principales casas de alquiler de indumentaria y elementos para esquiar en calle Las Heras (Ciudad de Mendoza).

“Hubo muchos inversores y, junto con Penitentes, también se fundaron los clubes de esquí. Incluso, crecieron las exportadoras de elementos de esquí en la época. El derrame que hubo en otras actividades fue importantísimo. Y eso hoy no existe”, describe.

Las telesillas de los medios de elevación de Penitentes –o lo que queda de ellas- están intactas desde el momento en que se apagaron por última vez. Más allá de que la decisión de no renovar la ya prorrogada concesión se tomó en 2018, hacía ya varias temporadas que el centro no podía operar con normalidad ante la falta de nieve.

Los años dorados en Penitentes se vivieron entre los 80 y los 90. Penitentes llegaba a competirle a Las Leñas, que siempre mantuvo su status más elevado. Y en ello tenía mucho que ver que era un centro de esquí de avanzada, completo y ubicado en pleno corredor internacional y camino a Chile.

El monumento natural de Puente del Inca, el Parque Provincial Aconcagua y la posibilidad de visitar el monumento del Cristo Redentor completaban el “combo” para que los visitantes disfrutaran del paisaje.

“Había, incluso, competencias en Penitentes con puntaje internacional de la Federación Internacional de Esquí. De hecho, cuando empezó el snowboard, se hacía en paralelo en Bariloche, Chapelco (San Martín de los Andes), Las Leñas y Penitentes”, ejemplifica González.

En la misma sintonía, Emilio López Frugoni se detiene en el rasgo distintivo que tenía Penitentes en sus años de esplendor. “Era un centro de esquí icónico y que apuntaba a la clase media. El que no podía ir a Las Leñas, iba a Penitentes. Venía gente de otras provincias especialmente”, cuenta.

Penitentes, hoy

Luego de decidir no renovar la prórroga para la concesión del centro de esquí a la familia López Frugoni, el Gobierno de Mendoza avanzó con el proyecto de expropiación de los terrenos incluidos en el centro de esquí. Estos se oficializó en 2020 y, desde entonces, el Ejecutivo inició su proyecto de masterplan para convertir a todo Penitentes en un parque de montaña y con actividades durante todo el año.

Tras algunas postergaciones, recientemente se abrió la propuesta del único oferente que se presentó con la idea de hacerse cargo de la concesión durante los próximos, al menos, 20 años. Y mientras todo está siendo analizado, lo cierto es que, en plenas vacaciones de invierno, con 2.000 visitantes diarios ansiosos por disfrutar de la nieve y sin nada estable, se intenta aprovechar el atractivo natural como se puede.

“Hemos hecho un plan de contención turística y que consiste en brindar servicios básicos a los visitantes. Hay 6 guardaparques, un enfermero para primeros auxilios, 5 foodtrucks, baños químicos, seguridad de la Patrulla de Rescate –a quienes se suman policías prestando servicios extraordinarios-, mientras que los martes y jueves hay teatro y espectáculos al aire libre”, enumera Montenegro.

Todo esto se encuentra situado en la base del hoy cerrado centro de esquí, donde se ubica el motor de las telesillas.

En cuando el Plan Estratégico de Alta Montaña –ya a largo plazo-, se considera a Penitentes un centro polifuncional y multiproducto. “En el lugar hay 1.300 camas frías, lo que quiere decir que no están en el circuito turístico. A lo que es Aconcagua y nieve se le suman otras actividades como maratones ultra trails (maratones), glamping, senderismo y escalada en roca. Además hay varios 5.000 (NdA: picos que superan esa altura en msnm). En ese contexto es que se habla de multiproducto”, sigue Montenegro.

Pero esto es algo que, a quienes trabajan y frecuentan periódicamente la zona, les cuesta mucho imaginar y ni siquiera lo ven como algo factible.

“Hoy, Penitentes es más tierra de nadie que nunca. Llega gente de Santiago del Estero, de Misiones, personas que cruzan todo el país con la ilusión de visitar Puente del Inca, el Aconcagua, el Cristo Redentor y disfrutar de la nieve, pero no encuentran un lugar con infraestructura en la zona”, resalta Tsallis, encargada de algunos departamentos.

En ese sentido, muchos visitantes se inclinan por los parques de nieve ubicados en las inmediaciones, aunque no cuentan con los mismos servicios e infraestructura que alguna vez ofreció Penitentes. Y, aunque el centro de esquí no está habilitado, algunos establecimientos comerciales y de alojamientos siguen operativos para recibir a los turistas

“Ojalá esto vuelva a ser lo que fue alguna vez. Me suele escribir gente que tiene recuerdos del lugar porque quiere volver, y es duro tener que aclararles que el centro de esquí ya no está funcionando”, concluye Tsallis

“Hablamos de hacer la Gran Andorra mendocina y queremos lograrlo poniendo 5 foodtrucks”, acota –con ironía- González.

Además, aclara que es inviable hacer un llamado para concesionar por 20 y 50 años el lugar sin antes haber contratado una consultora que elabore un diagnóstico del lugar, sus recursos y posibilidades para definir concretamente qué se puede y qué no se puede hacer.

“Por invierno dábamos trabajo a 300 personas de forma directa y a más de 1.000 indirectamente”, concluye por su parte el ex propietario, López Frugoni.