15 de octubre de 2025 - 13:46

Repudio por una publicidad en San Juan: promocionan una fiesta con el "secuestro" de una mujer

Un boliche sanjuanino realizó un violento video donde simulan el secuestro y posterior ejecución de una joven. Pidieron "disculpas" pero no eliminaron el material.

En San Juan, el boliche Quattro difundió un video que simula el secuestro de una mujer para promocionar su fiesta de Halloween. Ocurre en un país donde, según el Observatorio Nacional MuMaLá, se registraron 196 femicidios en lo que va del año (uno cada 35 horas) y 11 en el mes de octubre. No es marketing “jugado”: es violencia simbólica puesta a circular como entretenimiento.

La camioneta frena. Hombres con máscaras bajan de golpe. Interceptan a una joven que sale de su casa, la obligan a subir, le calzan una bolsa negra en la cabeza. “¿A dónde me llevan?”, grita. La escena corta a un depósito: ella, atada; alrededor, los agresores. Un arma en cuadro. La mujer mira a cámara y, agitada, “anuncia” la fiesta: “Este 24 de octubre es la fiesta más grande de Halloween… ¿Dónde? En Quattro de verano”. Unos segundos más y el plano finaliza con un hombre a punto de apretar el gatillo.

El local difundió un comunicado de disculpas. Pero el material sigue visible en su cuenta de Instagram (@quattrocluboficial), incluso acompañado por un flyer con link para comprar entradas. La secuencia entera condensa una lógica conocida: primero el alcance, después la explicación.

El polémico video del boliche de San Juan

No hace falta que el daño sea real para que el mensaje lo sea. La escena convierte la coerción en recurso estético y a la muerte en remate. En un país atravesado por femicidios —196 en 2025, 11 en octubre, de acuerdo con el Observatorio Nacional MuMaLá—, proponer como “humor” el secuestro y la ejecución simbólica de una mujer no es una apuesta creativa, sino un síntoma: seguimos entrenados para ver cuerpos de mujeres como soporte descartable de un chiste.

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No es una “tendencia”, es una pedagogía

En redes se multiplican piezas que parodian la “eliminación” de una mujer para resolver un conflicto cotidiano. No todo responde a un mismo trend ni nace en el mismo lugar, pero la matriz se repite: desaparecerla como chiste. Hace semanas, dos ejemplos lo confirmaron en Argentina:

Shell, Crespo (Entre Ríos)

Dos empleados de la estación comentan que una mujer “molesta” se acerca. La señalan a lo lejos, la ven cruzar la calle y llegar al surtidor. Cuando queda de espaldas, uno la toma por sorpresa y, junto con su compañero, la mete a la fuerza dentro de una bolsa de consorcio negra. Acto seguido, piden a un proveedor que pasa por allí que “se lleve la bolsa” rumbo a Formosa y cargan el bulto en la parte trasera de una camioneta. La escena corta a los dos playeros tomando mate, tranquilos, como si nada hubiera pasado. Remate explícito: “Esta piba no va a joder más”.

Otros casos de campañas que fueron repudiadas por su contenido violento.
Otros casos de campañas que fueron repudiadas por su contenido violento.

Otros casos de campañas que fueron repudiadas por su contenido violento.

YPF, Marcos Juárez (Córdoba)

El video arranca con una placa tipo meme: “Cuando no aguantás más a la de marketing”. Se ve a la mujer acercarse a hablar con un empleado. Por detrás entra en cuadro otro trabajador que la golpea en la cabeza con un cono de tránsito. La mujer simula desmayarse; el primero le cubre la cabeza con una bolsa de consorcio negra y entre ambos atan y arrastran el cuerpo hasta sacarlo del plano, como si fuera un residuo. La música de fondo es neutra, cotidiana, y el final no ofrece reflexión: solo la imagen del arrastre como chiste.

El caso del boliche Quattro trabaja el mismo sentido común: la violencia contra una mujer como lenguaje rápido, reconocible y “viralizable”.

Cómo funciona la lógica de las redes sociales

Las marcas ya no controlan su “bajada” como antes. Las redes sociales ofrecen trends virales y recompensas medibles: me gusta, vistas, comentarios. La fórmula es simple: impacto, conversación, conversión. En el medio, la reflexión falla. Si el video permanece publicado aun después del pedido de disculpas y convive con un botón de comprar entradas, el mensaje es transparente: el escándalo sirvió.

Subir un comunicado no alcanza si el contenido sigue funcionando como gancho de ventas. En un ecosistema donde el humor, el horror y el terror se mezclan, la responsabilidad es cortar a tiempo: no lucrar con escenas que ponen en circulación la desaparición y la muerte de las mujeres. El resto es repetir una narrativa que ya conocemos: la crueldad como entretenimiento.

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