Falleció el brigadier Carlos Antonio Tomba, mendocino, hombre de la Fuerza Aérea, quien combatió en la Guerra de Malvinas.
Despidieron en la IV Brigada Aérea los restos del brigadier Carlos Antonio Tomba, fallecido en las últimas horas en Godoy Cruz. Fue gran defensor de la causa Malvinas y veterano de guerra del conflicto armado contra los ingleses.
Falleció el brigadier Carlos Antonio Tomba, mendocino, hombre de la Fuerza Aérea, quien combatió en la Guerra de Malvinas.
Sus restos fueron despedidos por sus familiares, muchos de sus camaradas y amigos en el casino de oficiales de la IV Brigada Aérea.
Tomba era uno de los héroes mendocinos en conflicto bélico por la recuperación de la soberanía sobre las islas australes.
En el arma se desempeñó en el nivel operativo-táctico y participó en acciones bélicas al mando de aviones Pucará, pero también cumplió tareas técnicas como mecánico.
Descendiente de la familia del pionero vitivinícola Antonio Tomba, creador de la bodega del mismo nombre y del club de fútbol Godoy Cruz Antonio Tomba, del cual el aviador era simpatizante.
El fallecimiento del brigadier Tomba, acaecido a los 78 años, causó mucha tristeza en el ámbito provincial, por ser una persona muy vinculada a las actividades solidarias, culturales y un gran difusor de la causa Malvinas, con reconocimiento además en todo el país y en el seno de las otras fuerzas, como Ejército, Armada y Gendarmería.
En abril de 1982, Tomba cursaba estudios en la Escuela Superior de Guerra y en esas circunstancias se autoconvocó para participar de las operaciones en las Islas Malvinas, porque en principio no fue citado, no tenía obligación de ir, pero él insistió en alistarse para defender a la patria, como contó el teniente coronel ® Lucio Candia, también veterano de guerra y amigo del extinto.
Su destino inicial en la contienda fue el aeródromo de Pradera del Ganso, en la isla Soledad, donde se improvisó una base aérea con catorce aviones IA-58 Pucará.
El mendocino fue asignado a un lugar en el que las condiciones eran extremadamente adversas: una pista muy corta (400 m), trazada sobre turba, lo que obligaba a operar con menor carga de combustible para maximizar la capacidad ofensiva.
El 21 de mayo, durante el desembarco británico en San Carlos, tomó parte de una misión de reconocimiento de tres Pucará. Al acercarse al estrecho, la formación fue interceptada por aviones Sea Harrier. Su aparato fue alcanzado por el fuego enemigo y tuvo que eyectarse, sobreviviendo al ataque. Fue rescatado por los tripulantes de un helicóptero argentino. Sin embargo, días después fue capturado por las fuerzas británicas y permaneció prisionero durante diez días en condiciones precarias.
De regreso de la guerra, fue designado jefe del Grupo Aéreo IV de Cazas, de la IV Brigada.
Muchos excombatientes e integrantes de asociaciones que nuclean a los soldados que pelearon en el archipiélago, se sumaron a la despedida del aviador.
También lo hizo la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (Aefyl) de la UNCuyo, entidad a la que se había integrado en abril de 2021, como miembro de honor.
En ese ámbito, como en otros que frecuentaba, el militar daba testimonio permanente de una idea prioritaria: alentar siempre la causa de Malvinas, en una palabra: ¡malvinizar!
El ya citado teniente coronel Candia contó que con Carlos Antonio participaron durante un determinado periodo en la Federación Cuyana de Veteranos de Malvinas, de la que fue su tesorero.
En la actualidad se desempeñaban juntos en un grupo llamado “Del corazón a las palabras”, que ha llegado a auditorios que sumaron alrededor de cinco mil personas, transmitiendo la idea de mantener viva la llama por la recuperación del archipiélago usurpado por el Reino Unido. “Esa era una gran meta de Carlos y un objetivo en el que no claudicaba ni resignaba bajo ningún aspecto”, resumió Candia.
Sobreviven a Tomba su esposa María Susana Puga, tres hijos (un varón, Carlos Ramiro y dos hijas, Carolina y Milagros) y ocho nietos.