18 de noviembre de 2025 - 20:15

Le robaron la bicicleta al "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

"Gareca" es un conocido personaje que trabaja en la rotonda de Paso y San Martín, en Luján de Cuyo. Su rodado es fundamental y apela a la solidaridad para reemplazarlo.

Durante algunos días, a la rotonda de Paso y San Martín, en Carrodilla (Luján de Cuyo) le faltó un personaje trascendental: don Gareca. El mismísimo Armando Feliciano Robles, quien desde hace 30 años no falta de ese rincón aunque llueva, granice o haga 40ª a la sombra, se vio obligado a abandonar su rincón en el mundo durante unos días. Ese mismo rincón donde, con aguja e hilo, ya ha "operado" y devuelto a la vida a cientos de pelotas de fútbol.

Y es que a Gareca le robaron la bicicleta, elemento que le es indispensable en su día a día para poder arreglar los balones (y devolverles las sonrisas a grandes y chicos). Fueron varios los mendocinos que, durante los últimos días, se acercaron a su garita con pelotas cuasi moribundas y quienes, sorprendidos, no lo encontraron en el lugar y debieron regresar con los balones maltrechos y la tristeza en sus rostros.

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

"El jueves fui a llevarle un remedio a mi padrino y, cuando salí, vi que me habían robado la bicicleta. Es la azul, que yo siempre tengo encadenada al pino y la uso para laburar" cuenta, con una mezcla de tristeza y resignación, el hombre de 65 años y quien es famoso en todo el Gran Mendoza por reparar cualquier pelota que le lleven.

"Me complica mucho, porque yo la uso todos los días para ir a la rotonda. Y ahora tengo que estar yendo y viniendo caminando", resume el hombre. Y, como la esperanza es lo último que se pierde, se anima a soñar con que alguien le pueda donar una bicicleta que no esté usando.

"Sería lindo. A mí siempre me encuentran en la rotonda", describe, corto de palabras, el querido e histórico "cirujano del fulbo" lujanino.

Parte del paisaje

Gareca es infaltable en la rotonda, pegado al centro comercial ubicado en el sector sureste de la rotonda. Antes trabajaba al resguardo de la histórica estación de servicio ubicada en el lugar (y que hoy permanece resguardada como patrimonio paisajístico). Hasta que la propia comuna le instaló en el lugar un refugio metálico donde guarda sus herramientas de trabajo y donde quedan también sus "pacientes" en recuperación y a la espera del alta.

Allí también se encuentra el pino donde solía encadenar su bicicleta (aquella con la que iba a todos lados), apoyada a un viejo cajón. Pero hoy esa bicicleta brilla por su ausencia. De la misma manera en que, durante casi una semana, Gareca también estuvo ausente de su lugar en el mundo.

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Cómo ayudar

Luego de algunos días de ausencia (justificada), Gareca regresó la semana pasada a su puesto de trabajo. Porque la necesidad no conoce de imprevistos, y la plata se acaba (sobre todo para él, que vive al día). Pero hace más de una semana que va y viene a la rotonda caminando, por lo que se demora más en ir y volver.

Ese tiempo que ahora debe destinar a la caminata es tiempo que le descuenta a sus horas de trabajo. De esta manera, por día hay una pelota menos a la que logra devolver a la vida.

"Si alguien tiene una bici que no use, viejita o cómo esté, le agradezco mucho si me la puede donar", resume, con simpleza, Armando. Y aclara que todos los días está en la rotonda de Paso y San Martín para quien quiera ir a verlo o, con suerte, llevarle una bici. Además, deja su celular para quien desee contactarlo (+54 9 2615 88-7727).

Precisión quirúrgica con los balones

El talento y habilidad de Armando Feliciano Robles (o "Gareca") para arreglar pelotas lo convirtieron en un personaje indispensable para cientos y miles de chicos (y no tan chicos). Por cada una de ellas puede demorar entre 15 y 20 minutos, dependiendo de la gravedad del cuadro.

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

"Todo tiene arreglo, menos la muerte. Y lo mismo pasa con las pelotas”, suele decir Gareca, con una sonrisa en su rostro y con la sabiduría que solo dan la calle y la experiencia. Mientras se luce con esa máxima de la filosofía urbana, Gareca acostumbra a acomodar las pelotas recién suturadas en un montículo de esféricos dispuestos de forma piramidal dentro de una caja.

Cada día, infinitos bocinazos de los autos que transitan por la zona -¡y que no son pocos!- se suceden como saludos a uno de los tipos más queridos de la zona.

“La gente me quiere, me saluda. Y si pasan dos días en que no vengo -por el motivo que sea- ya se empiezan a preguntar todos: '¿qué pasó con el Gareca?'. Yo sé que le doy felicidad a los niños, ¿qué niño no juega al fútbol acaso?”, continúa quien de lunes a sábado, de 13 a 18:30 está firme junto al pueblo (y las pelotas) en ese sitio. Y quien se vio obligado a ausentarse durante algunos días por el mencionado robo.

Históricamente, Gareca trabajaba al resguardo de la histórica estación de servicio. Hasta que el exintendente de Luján de Cuyo, Sebastián Bragagnolo instaló un refugio metálico para que Armando tuviese su propio espacio para guardar las cosas cuando terminara de trabajar. Esto le permite actualmente no tener que andar cargando con todo (pelotas, infladores, aguja, hilo).

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

Por las mañanas, "Gareca" trabaja haciendo mantenimiento de jardines, fincas y quintas. Acompaña a un ingeniero agrónomo, con quien ya ha hecho una especie de sociedad, y allí aplica todo lo que ha aprendido en su vida sobre jardinería. Pero, además, es materia dispuesta para lo que haga falta.

“Hago lo que vaya saliendo. Pozos para enterrar palos o cestos basura, por ejemplo. En esta vida he hecho de todo, menos robar. ¡Hasta fui lustrabotas en la plaza de Luján cuando tenía 10 años!", rememora.

Además, todos los días, cerca de las 13 -y cuando ya ha terminado con su trabajo en los jardines-, el lungo y delgado hombre -en quien sobresale la larga y canosa cabellera que cae de debajo de su gorra- llegaba en su bicicleta a Paso y San Martín. La acomodaba junto a un cantero, al costado de su taller desmontable, y comenzaba a acomodar todas y cada una de sus cosas.

Desde hace una semana, repite todo este procedimiento, pero a pie y cargando todo en sus manos y espaldas.

Dependiendo de la demanda, "Gareca" puede arreglar entre 5 y 10 pelotas por semana. Y no solo de fútbol, sino también de rugby y hasta de fútbol americano ha llegado a arreglar. El precio por el arreglo integral de cada pelota es de 15.000 pesos (incluye emparchado de cámara, acomodo de válvula y costura), un número que ni siquiera llega a ser la mitad o tercera parte de lo que cuesta comprar una pelota nueva.

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

Una vida laburando

Armando Feliciano Robles nació en 1960. Siempre vivió en Luján y cuando tenía apenas 9 años entró a trabajar en una fábrica de mocasines. Allí estuvo hasta los 21, cuando el dueño de la fábrica falleció y el hijo de este hombre, que quedó al frente, decidió cerrarla. Su siguiente trabajo fue en una bodega durante algunos años, aunque también cayó la venta de vino y volvió a quedar en la calle.

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

Desde entonces, "Gareca" empezó a perfeccionarse en el arreglo de pelotas. La clientela de este querido personaje lujanino no es ocasional. De hecho, hay quienes viajan desde San Martín y hasta de San Rafael para dejar a sus esféricos pacientes terminales en sus brazos. Porque no son muchos quienes se especializan en "resucitar" pelotas de fútbol.

Por qué le dicen "Gareca"

Aunque no tiene una pelota de fútbol propia (aplica la frase "en casa de herrero, cuchillo de palo"), Armando Feliciano Robles es futbolero de ley. El rojo y el blanco marcan su vida (es hincha de San Martín en Mendoza y de River a nivel nacional) y jugó al fútbol en distintos torneos amateurs.

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Le robaron la bicicleta al querido

Le robaron la bicicleta al querido "cirujano callejero de pelotas" y no puede trabajar: cómo ayudarlo

"Yo soy 9 y jugando al fútbol me pusieron de apodo 'Gareca'", cuenta el arreglador de pelotas, quien con su cuerpo delgado, su pelo largo y las facciones de su cara tiene un simpático parecido con el DT y exfutbolista argentino, Ricardo Gareca.

"Yo jugué torneos con el Víctor Legrotaglie y en un solo campeonato hice 21 goles. El Víctor me regaló unas medias de él y me quiso llevar a su equipo en la liga de veteranos de Godoy Cruz. Él quería que juegue con ellos y el técnico que teníamos le dijo que si me quería, que me comprara el pase”, recuerda, sonriente.

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