Entre la psicología, los viajes y la programación
Francisco González Del Solar se recibió de licenciado en Psicología y, durante cuatro años ininterrumpidos se dedicó al consultorio clínico. Sin embargo, la pandemia de Covid-19 derivó en la necesidad de que se tomara una pausa.
"En la época de pandemia terminé un poco exhausto, no era fácil hacer consultorio. Y fue en ese momento en que se me despertó la curiosidad por la programación. De hecho, entre paciente y paciente, fui aprendiendo por mi cuenta a programar", confiesa, y se define como alguien que siempre fue curioso de la tecnología.
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Las mil vidas de Fran, el psicólogo que descubrió la programación, vivió en Oceanía y estudia chino en Taiwán
Francisco González Del Solar
De hecho, mientras vivió en Australia (en 2019) también aprovechó para practicar y meterse de lleno en la programación.
Pero la decisión de acostumbrarse a una vida itinerante y nómade comenzó hace más de una década para Francisco. Fue en 2014 cuando, con la visa de "Work and Travel", estuvo trabajando y viajando por Nueva Zelanda. Tenía, por entonces, 27 años y durante ese año se dedicó a cosechar kiwi, a trabajar en hotelería y a profesionalizar su inglés.
"Cuando se terminó el período de la visa, volví y terminé la carrera de Psicología. Aproveché para abrir mi consultorio y en 2018 apliqué una beca para el Conicet. La gané, pero terminé rechazándola porque no me terminaban de cerrar las condiciones. Y en 2019 viajé a Australia, también en modo 'Work and Travel', pero ya decidido a meterme de lleno en el aprendizaje de la programación", recapitula el psicólogo y programador mendocino.
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Francisco González Del Solar
Una vez que se cumplió el año del programa en Australia, González Del Solar regresó a Argentina. Pero el bichito de a programación ya le había picado, y este perfil le iba ganando terreno al de la psicología. A ello se suma que hace cuatro años consiguió su primer trabajo como programador, momento desde el que no ha dejado de aprender.
La especialización del mendocino dentro de la programación está enfocada en el desarrollo backend y el lenguaje GO. Hace cuatro años comenzó en este mundo que. según describe, no deja de atraparlo.
De la programación al chino básico
A los dos países más importantes de Oceanía, Fran agrega dentro de los sellos de su pasaporte el de Brasil también. Junto con Argentina, son todos los países donde ha vivido y, reconoce, le encanta aprender nuevos idiomas. Por eso mismo fue que el año pasado comenzó a estudiar chino.
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Las mil vidas de Fran, el psicólogo que descubrió la programación, vivió en Oceanía y estudia chino en Taiwán
Francisco González Del Solar
"Cuando vi la beca, me pareció una oportunidad inmejorable. Ya había viajado con 'Work and Travel' pero tenía pendiente estudiar en el extranjero. Entonces, como quien dice, vi luz y entré", cuenta, entre risas, Francisco a Los Andes.
"Ahora que estoy aprendiendo chino, siento que cuando conquisten el mundo, lo voy a entender y voy a ser su amigo", agrega, con humor y sin abandonar las risas.
Si aprender chino en Mendoza ya era un desafío para González Del Solar, ¡ni hablar de lo que está significando hacerlo en Taiwán!
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Francisco González Del Solar
Mientras dure la beca y, por ende, su estadía como estudiante de mandarín en Taiwán, Francisco no puede trabajar. No obstante, tiene la opción de elegir un curso dentro de alguna de las carreras de maestría. Y el mendocino ya eligió y está completando una maestría enfocada en la psicología y el desafío de cruzar barreras culturales.
De hecho, y aunque en los últimos años decidió darle más protagonismo a la programación en su vida profesional. cada vez siente más cercano su regreso al mundo de la psicología.
"Entre 2018 y 2019, mientras estuve en Australia, trabajé medio año en hotelería y en medio año restante en acompañamiento terapéutico. Y trabajaba en una agencia para gente con discapacidad, por lo que estuve trabajando hasta en una escuela de surf con una de las personas", acota, dejando en claro que su vocación por la psicología está intacta.
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Franncisco González Del Solar
Su adaptación en Asia y la vida después de la beca
Si bien aún tiene once meses por delante como estudiante de mandarín en Taiwán, Fran se anima a soñar con lo que le deparará el futuro.
"Mi idea, a priori, no es quedarme a vivir acá. Es una linda experiencia y me ha despertado mucha curiosidad, pero es demasiado distinto. Me gustaría seguir viajando, antes de llegar a Taiwán pasé una semana en Estados Unidos y me dieron ganas de vivir un tiempo allá también", reconoce el oriundo de Godoy Cruz.
Sin embargo, la opción de instalarse por un tiempo más en Taiwán no está descartada de plano. Porque también considera la posibilidad de aplicar para una maestría en este país y echar raíces en Taiwán por unos años más.
La diferencia entre la cultura taiwanesa con la de Mendoza, Argentina e -incluso- la de los otros países donde González Del Solar ha vivido es marcada y, reconoce, se siente como un choque por momentos.
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Franscisco González Del Solar
"Estoy recién llegado como para poder extrañar mucho algo de Argentina. Pero reconozco que he sufrido mucho el tema de los sabores. Y si bien no soy muy carnívoro, extraño la carne y la papa de Argentina. Acá solo hay papa como frita, nada de puré, guiso ni ensalada. También extraño las milanesas", se sincera, con dejos de nostalgia en sus palabras.
En cuanto a la gastronomía taiwanesa, Fran reconoce que la está descubriendo todos los días. El predominio del arroz es abrumador (cualquier plato trae una base de arroz), y el tofu es otro de los actores protagónicos, siempre acompañando verduras.
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Francisco González Del Solar
"Todo es muy picante, y hay muchas 'cosas' que emulan ser pedazos de carne de vaca o de cerdo. A veces ponen un poquito de carne real, pero es muy poco. ¡Y no sabés cómo las disfruto! Pero la mayor parte de las proteínas vienen del tofu", relata.
La mayoría de las preparaciones incluyen verduras cocidas, y hay poca ensalada.
"Hace mucho calor. La ciudad se despierta a las 18 y hay muchos mercados -tipo persas- que ofrecen gastronomía, con mucho tofu, stinky tofu (que sería 'tofu apestoso', y te juro que el olor le hace honor al nombre) y también hay mucho té, que es la gran atracción", concluye.