A sus 16 años, David Verdu, oriundo de San Rafael, comenzó a entrenar y durante más de 10 años se dedicó al fisicoculturismo. Hoy ha dejado atrás la competencia y a través de sus redes sociales transmite el mensaje sobre la importancia de concientizar sobre la salud mental y los riesgos de la obsesión en el deporte.
A los 22 años, David comenzó a consumir anabólicos esteroides, convencido de que eran necesarios para alcanzar su mejor versión. Dos años después, ya estaba compitiendo y a lo largo de casi una década, se consagró campeón en múltiples torneos en las provincias de San Luis, San Juan y Mendoza. También obtuvo títulos internacionales: dos en Argentina y uno en Chile.
Sin embargo, su carrera se vio interrumpida hace un año, cuando el abuso de estas sustancias le provocó problemas de salud a nivel neurológico, que lo obligaron a dejar de competir. Hoy, a sus 33 años, sólo entrena para mantenerse en forma y trabaja como personal trainer y coach desde hace ocho años.
competencia fisico
David se consagró multiple campeón provincial e internacional antes de dejar de competir.
Actualmente, además de su trabajo como personal trainer, ha encontrado un nuevo objetivo: visibilizar su experiencia para que nadie más pase por lo mismo y para que se hable de salud mental con más empatía y menos prejuicios. "No quiero que se use para definirme ni para etiquetar porque yo no soy un diagnóstico, soy una persona con valores, con un mensaje para dar", comenta David.
La decisión que cambió su vida
Verdu comenzó a entrenar a sus 16 años y, al ver los cambios en su cuerpo, se sintió entusiasmado. Lo que empezó como un reto de superación personal para combatir las burlas hacia su físico, pronto se convirtió en una pasión. "Dije: 'Yo quiero tener un cuerpo estético, comer y entrenar', como lo hacían los profesionales", comenta.
Sin embargo, su ambición lo llevó a tomar una decisión arriesgada. A los 22 años, comenzó a consumir anabólicos esteroides, convencido de que eran necesarios para estar "entre los mejores del torneo". David asume el 100% de la responsabilidad por sus acciones, admitiendo que fue su "obsesión por querer tener un cuerpo perfecto" lo que lo llevó a tomarlos, a pesar de que sabía que su uso y venta eran ilegales.
Embed - #cambiosfisicos #cambioschallenge #cambioradical #trasformations #motivation #gym #gymbro #gymtransformation #mutacion #fitness #bodybuilding #dieta #diet #workout #challange
Dejar el deporte por su bienestar
La carrera de este culturista se vio interrumpida hace un año, cuando el abuso de estas sustancias le provocó problemas neurológicos, que lo obligaron a dejar de competir. A raíz de esta situación, David ha salido a desmentir los dichos sobre que tuviera bipolaridad o esquizofrenia. "Lo que tuve fueron episodios maníacos, que no son lo mismo que un brote psicótico", aclara.
También enfatiza que, al decir que no es bipolar ni esquizofrénico, no busca desvalorizar a quienes sí tienen esos diagnósticos, sino que sólo quiere corregir la información errónea sobre su propia salud.
Hoy, David es consciente del peligro de su obsesión y ha encontrado una nueva misión: transmitir un mensaje de concientización. "Asumo mi error y sus consecuencias, pero eso no quita que hoy también sufra prejuicios que me cierran puertas laborales y sociales", lamenta.
"Me señalan como un criminal cuando fuí víctima"
A través de un video en TikTok, David aclaró que hoy se encuentra perfectamente de salud y desmintió los dichos sobre algún padecimiento mental. Cuando hizo público su testimonio, muchos lo interpretaron como un intento de victimización.
Él enfatiza que su intención no es victimizarse ni compararse con realidades dolorosas, sino concientizar. "Asumo mi error y sus consecuencias, pero eso no quita que hoy también sufra prejuicios que me cierran puertas laborales y sociales. Lo que hago es visibilizar para que nadie más pase por lo mismo", apunta.
"Siento que la sociedad me juzga sin saber qué pasó", lamenta David. "Se me señala como si fuese un criminal o como alguien peligroso, cuando en realidad fui víctima de una situación que se escapó de mi control por el abuso de anabólicos. Nunca lastimé a nadie, no atenté contra mi vida ni robé nada. Con esto no pido lástima, lo que pido es comprensión". El exatleta deja en claro que, a pesar de sus errores, nunca fue un riesgo ni para él ni para nadie más.
Embed - #nomejuzgues #históriareal #reflexión #empatia #justíciasocial
Para evitar confusiones, aclara que lo que tuvo fueron "episodios maníacos", y no un "brote psicótico", como muchos señalaron. Explica que la diferencia es importante porque el primer episodio es parte de un trastorno del estado de ánimo, mientras que el segundo es cuando alguien pierde el contacto con la realidad.
"Cuando me pasó esto, muchos empezaron a decir que yo era bipolar o esquizofrénico, y eso no es verdad", enfatiza David. "Yo no tengo ese diagnóstico. Lo mío fueron episodios maníacos vinculados a lo que atravesé, pero eso no me convierte en esas etiquetas".
David aprovechó para hacer una aclaración fundamental: "No lo digo para desvalorizar ni para menospreciar a quienes sí lo son. Todo lo contrario: esas personas merecen el mismo respeto y comprensión que cualquiera. Lo único que busqué fue aclarar mi situación personal, porque se estaban diciendo cosas que no eran ciertas".
"Yo reconozco mi responsabilidad: fui yo quien tomó malas decisiones, como el uso de anabólicos y esteroides, que me llevaron a tener problemas neurológicos graves", reconoce el coach.
Hoy, su principal consejo es no abusar de los fármacos. "El fitness es una cuestión de ego, no es un deporte sano. Puede traer daños irreversibles y la pérdida de familiares, amigos, e incluso la ruptura de tu propia familia", advierte.
David concluye con una reflexión: "Si yo cuento mi historia es para que otros no repitan lo mismo. No quiero que me definan por un error, sino por el mensaje que dejo: que se puede salir adelante, que la salud mental importa y que hablar de lo que nos pasa es el primer paso para sanar".