La niña de 6 años que está internada en el Hospital Perrupato después de que en la escuela su maestra detectara huellas de maltrato, aún no ha podido dar su testimonio a la Justicia y tampoco ha declarado su abuela, la única integrante de la familia que eventualmente la cuida en el hospital.
Por el momento, lo único que ha podido hacer la fiscalía, es enviar al Perrupato a un médico forense, para que certifique legalmente las posibles lesiones de la niña y también las de su hermana, una menor de 14 años con discapacidad que también fue internada. El forense, además de dar cuenta de las lesiones, debió dedicarse a constatar el estado general de salud de ambas, que ya han sido contenidas, atendidas y examinadas por el personal del hospital de San Martín.
Hasta ahora la fiscalía cuenta con la denuncia radicada en forma on line por la maestra que detectó las marcas en piernas y espalda de la niña que indicaban un posible maltrato, y también la presentación realizada por el Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI) de San Martín, que intervino apenas se dio el alerta desde la escuela.
Todavía no ha declarado la abuela de la niña, la única integrante de la familia que se ha presentado en el hospital debido a que, por el momento, la fiscalía ha preferido no entorpecer los momentos de atención que la mujer le puede brindar a sus nietas.
Para que la niña pueda aportar su relato, si es que la fiscalía lo considera importante, deberá realizarse en Cámara Gesell o, en todo caso, incorporarse el diagnóstico de las psicólogas que la han entrevistado.
La secuencia
Sobre el mediodía del miércoles (la denuncia on line está registrada a las 13.50) una maestra de la Escuela Nº 1-298 José Hernández, de El Central, en el norte del departamento de San Martín, detectó en una de sus alumnas, de 6 años, largas marcas en sus piernas que parecían ser de golpes, aplicadas con algún objeto. Después se confirmó que también tenía esas marcas en la espalda.
La maestra dio el alerta en la escuela y se le dio aviso inmediato al ETI, siguiendo el protocolo establecido.
En algún momento la niña habría dicho que esas marcas eran producto de castigos que recibía en su casa, a manos de su padre y también de su madre, propinados con un cinturón, a veces, y otras con una manguera.
Una abuela de la niña concurrió a la escuela y allí fue trasladada al Hospital Perrupato, para atención y contención. También fue trasladada después, en forma preventiva, una hermana de la niña, de 14 años y con discapacidad.
Por ahora los agentes de los organismos del Estado tienen claro que el caso debe ser atendido por el ETI y, en todo caso, la Justicia de Familia, pero aún no se ha establecido si debe actual la Justicia Penal.