Vendimia en cubismo, retrato de un pasado, presente y futuro de esperanza. Así se llama la imagen que recorrerá el mundo con la identidad que nos atraviesa a los mendocinos: la gran fiesta del vino.
Desde Tunuyán, tres creativos dieron vida a Vendimia en cubismo, la imagen que simboliza los 90 años de nuestra fiesta máxima.
Vendimia en cubismo, retrato de un pasado, presente y futuro de esperanza. Así se llama la imagen que recorrerá el mundo con la identidad que nos atraviesa a los mendocinos: la gran fiesta del vino.
Bajo el seudónimo Mate; Rita Carrizo Ogas, Jonathan Quiroga y Luz Carrizo son los tres creadores de la propuesta ganadora que representará los 90 años de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
Son de Tunuyán y, por estos días, se han convertido en la realidad de quienes sueñan con trascender, con dejar una huella, con que los recuerden. Son ellos, y sus nombres ya se escriben en las páginas de Vendimia.
Ven a la imagen en su totalidad, pero también en sus particularidades. En la unión y en la parte. En diálogo con los Andes, las tres mentes creadoras abren las puertas de la cocina del diseño que dio vida a Mate.
El viernes en que se dieron a conocer los resultados, los tres estaban trabajando. Habían entregado su propuesta el día anterior y sabían que ese mediodía se anunciaría la selección. “Nosotros los trabajos los entregamos el jueves, y sabíamos que el viernes en la tarde iban a llamar por teléfono a los ganadores. Esa llamada llegó…”, dice Rita. Luz estaba con Jonathan en la agencia; Rita, desde su casa, recibió la noticia incrédula. “Les pedí que me hicieran una videollamada porque no les creía”, cuenta entre risas.
Esperaron hasta el comunicado oficial para empezar a reflejar la alegría. “Sabíamos que algo grande estaba por pasar”, dice Rita.
Rita Carrizo Ogas es diseñadora gráfica, egresada de la Universidad Champagnat. Desde hace más de diez años su mundo lo mueve el diseño visual. En el último tiempo, se inclinó hacia la fotografía. Recuerda que “desde chica mi casa fue muy visual, había arte, música, cine. Yo dibujaba, pero no me consideraba buena artista. En la facultad, mientras cursaba Comunicación Social, descubrí que lo mío no eran las palabras, sino la mirada. En Teoría de la Imagen entendí que ahí estaba mi camino: en la construcción de sentidos a través de lo visual”.
Su historia profesional se cruza con la de Luz, su hermana menor, formada en Producción Audiovisual y Diseño Gráfico, y con la de Jonathan Quiroga, diseñador y docente de artes visuales.
Hoy los tres trabajan en la agencia Ilustre Pro, el espacio-refugio donde nació la idea que los proyecta al país entero.
En la agencia IlustrePRO, los tres creativos imaginaron la imagen que representará los 90 años de Vendimia. “Teníamos claro que si lo hacíamos, lo íbamos a hacer bien”, dice Jonathan. “Sabíamos que demandaría mucho trabajo, y no teníamos tanto tiempo, pero nos propusimos hacerlo igual. No nos motivó el dinero, sino el desafío, el deseo de superarnos y de crear algo que nos trascendiera como equipo”.
Luz fue quien impulsó la decisión de participar. También fue la encargada de diseñar la marca tipográfica y dar forma al isologotipo, donde el sol, símbolo central del sistema gráfico, se integra al número cero, en homenaje al aniversario. Rita se ocupó de las fotografías y las ilustraciones base, y Jonathan asumió el trabajo de composición y montaje final.
El proceso fue intenso y profundamente colaborativo. Confirma Rita que “todos aportamos. Nadie quiso brillar más que el otro. Eso nos sostuvo: el espíritu de colaboración.”
Cuando terminaron y entregaron la propuesta en la Secretaría de Cultura, ya en el auto y regresando a Tunuyán el silencio inundaba, con la sensación de alivio al haberlo dado todo. “Fue un viaje muy silencioso, era la calma después del huracán”.
El punto de partida fue claro: la Vendimia debía tener rostro. “Queríamos que la Vendimia tuviera rostro”, dice Rita. “Sabíamos que los rostros interpelan. Que cuando alguien te mira, no podés hacerte el distraído. Y dijimos: arriesguémonos. Ponerle un rostro a la Vendimia es ponerle humanidad, ponerle historia”.
El rostro elegido fue el de Luz. “Sabíamos que un rostro humano mirando al espectador iba a captar la atención. Pensábamos en la vía pública o en cualquiera de los formatos del afiche: tenía que ser pregnante. Queríamos que generara conexión inmediata, orgullo, identificación” dice Luz.
Para la menor del tridente, ponerse delante de la cámara fue un desafío. “Hicimos varias poses y ángulos. Elegimos esta porque tenía una mirada de orgullo y satisfacción por el trabajo realizado”, cuenta. “Pensábamos en la gente, en el espíritu mendocino, en lo que significa seguir adelante incluso cuando el clima o la vida no acompañan”.
Y aunque su imagen hoy circula por la esfera de lo público, Luz reflexiona al decir que: “Algunos me reconocen, pero yo lo pienso distinto. No soy yo la que está ahí. Es una imagen que representa otra cosa, algo más grande. Ya no es mi rostro: es el rostro de Mendoza”.
A partir de esa fotografía, el grupo trabajó la intervención: una mezcla de técnicas analógicas y digitales que dieron profundidad, textura y movimiento a la pieza.
El diseño combina referencias que viajan del pasado al futuro. La primera reina vendimial, Delia Escudero, simboliza el origen; el Teatro Griego Frank Romero Day representa el presente; y el cóndor, la proyección hacia adelante. Éste último, explican los creativos, “es libertad, esperanza, fuerza. Lo vemos como el espíritu de la cultura mendocina: el trabajo, la superación, el deseo de ir más allá”.
En la imagen también aparecen las hileras de viñas, los racimos, las barricas y las manos que trabajan la tierra. “Queríamos una pieza moderna, pero que no olvidara el origen”, afirma Jonathan. “Que no pareciera un collage, sino una obra viva” suma al detalle Rita.
Los colores nacen del vino. La paleta, inspirada en los estilos espumante, blanco, tinto joven y de guarda, se amplía también con tonos de rosados, blancos dulces y fortificados. En total, ocho matices que reflejan las distintas expresiones del vino mendocino.
El sistema gráfico acompaña ese concepto. Se titula “Vendimia en cubismo. Retrato de un pasado, presente y futuro de esperanza”, y se define como un retrato en celebración de los 90 años de la figura vendimial, compuesto a partir de texturas y símbolos que evocan el pasado, el presente y el futuro de la Vendimia.
Jonathan describe la composición como una obra que genera ‘el mismo efecto visual que la Gioconda´. Dice: “queríamos que provocara algo. Que quien se detuviera frente a la imagen sintiera que lo miran desde adentro, como un espejo invertido de la propia Mendoza”. Y Rita completa: “Esa mirada que te sigue es la de todos. La de quienes trabajan la tierra, la de quienes la celebran, la de quienes esperan. Es la mirada de Mendoza”.
El concurso convocó a 37 propuestas, todas presentadas bajo seudónimo y en sobres cerrados, sin posibilidad de identificación. “Nos pareció una locura cuando nos dijeron que éramos los ganadores entre tantos trabajos. Fue muy fuerte”, cuenta Rita.
Jonathan, en cambio, lo vivió con la serenidad de quien confía en su trabajo. “Cuando entramos al concurso dijimos: vamos a ganar. No desde la soberbia, sino desde la convicción de que si íbamos a participar, lo haríamos con todo.”
Sustantivo.
Es la infusión compartida predilecta por los argentinos, la pausa necesaria.
El seudónimo bajo el cuál presentarían su sistema gráfico surgió al final, los tres creadores identificaron en este objeto el hilo conductor. “Estuvimos mucho a mate y sanguchitos. Así que qué mejor nombre que ese, que representa las largas horas de trabajo” dice Luz y agrega Rita: “El mate es lo que nos unió. Es estar con otros, compartir, acompañarse. Como la Vendimia misma”.