El hilo se corta por lo más fino. Así comenzó el análisis radial sobre la situación previsional argentina que expuso, con crudeza, la urgencia que viven los jubilados frente a un posible nuevo fracaso legislativo. El Congreso vuelve a intentar sesionar para tratar dos proyectos claves: una mejora del 7,2% en los haberes previsionales y la prórroga de la moratoria que permite jubilarse a quienes no completaron los 30 años de aportes.
Carlos Gallo, especialista en temas previsionales, explicó en Aconcagua Radio el estado actual de la situación parlamentaria: “Ya es la segunda sesión o el intento de sesión con este temario. Hace dos semanas no hubo quórum. Y hoy, el PRO ya confirmó que no lo va a dar, y La Libertad Avanza tampoco. Estamos a la expectativa de qué harán los otros sectores, como parte de la UCR y los gobernadores aliados del peronismo”.
En paralelo, organizaciones sociales, trabajadores del hospital Garrahan y colectivos como Ni Una Menos planean movilizarse en las afueras del Congreso. Se espera una convocatoria más masiva que en semanas anteriores, lo que suma presión al debate legislativo.
Consultado sobre los beneficios concretos de los proyectos, Carlos Gallo destacó dos puntos centrales: la mejora del 7,2% en todas las jubilaciones y la actualización del bono que perciben los haberes mínimos. “Ese 7,2% es el porcentaje perdido en el empalme de las movilidades jubilatorias tras el cambio impulsado por decreto por el presidente Javier Milei. Ese porcentaje se quiere incorporar de forma permanente, lo que implica, por ejemplo, 21.940 pesos más para la jubilación mínima que hoy es de 304.723 pesos”.
El especialista consideró que el reclamo es justo y moderado: “No es un pedido desmesurado. Es simplemente recuperar lo que se perdió. Por eso mismo duele más que se lo discuta tanto. Con ese 7,2%, la jubilación mínima pasaría a ser de 326.663 pesos. Sumado al bono actual, alcanzaría los 441.664 pesos”.
Pero ese bono también está bajo la lupa. Se mantiene congelado en 70.000 pesos desde marzo de 2024. “Si se hubiera actualizado por IPC como las jubilaciones, hoy ese bono tendría que superar los 155.000 pesos. Lo que se está pidiendo es llevarlo a 115.000 pesos y que, desde ahí, se actualice también por inflación”, explicó Gallo.
Este ajuste total, de aprobarse, sumaría 67.000 pesos aproximadamente a la jubilación mínima. Pero incluso así, sigue siendo apenas lo equivalente a un alquiler modesto en la mayoría de las ciudades argentinas.
El debate, sin embargo, no se agota en los números. Según Carlos Gallo, detrás del argumento del equilibrio fiscal se esconde una lógica de ajuste: “El gobierno dice que este aumento rompe el equilibrio fiscal. Pero nadie puede decir con seriedad que los jubilados cobran bien. Es una discusión tramposa. El 20% del ajuste que permitió el superávit fiscal se explica por recorte en jubilaciones. Es decir, les están ajustando a los que menos tienen”.
Otro punto clave es la moratoria previsional, que permite jubilarse a personas que no llegan con los 30 años de aportes. “La eliminación de la moratoria representa el 0,8% del PBI, y el aumento de emergencia un 0,3%, sumando un 1,1% en total”, señaló. Y lo comparó con otra medida del gobierno: “La eliminación del impuesto PAIS también representa el 1,1% del PBI, y no se discutió cómo se iba a compensar esa pérdida de ingresos. Ahí nadie pidió equilibrio fiscal”.
En ese sentido, el entrevistado criticó las prioridades del oficialismo: “Al gran empresario que debe aportes de sus trabajadores, se le ofrece una moratoria impositiva con condonación de intereses y cuotas flexibles. Al mismo tiempo se quiere eliminar la moratoria previsional que permite a miles de personas acceder a una jubilación básica”.
El círculo vicioso que describe Gallo es claro: menos derechos previsionales, menos consumo, menos recaudación y más desfinanciamiento. “Es una trampa. Desfinancian el sistema, después dicen que no se puede sostener y entonces recortan jubilaciones. Eso es lo que está pasando y lo que puede agravarse si se siguen recortando beneficios”.
Finalmente, el especialista advirtió que si no se corrige el rumbo, en un año el escenario será aún peor: “Vamos a tener que discutir cómo seguimos recortando jubilaciones y eliminando prestaciones. Por eso esta discusión de hoy es clave. Porque no se trata solo de plata. Se trata del modelo de país y de cómo se trata a quienes trabajaron toda su vida”.
El debate previsional que enfrenta hoy el Congreso no es nuevo, pero el contexto económico y político lo hace más urgente que nunca. La movilización social y la presión de distintos sectores podrían inclinar la balanza. Lo que está en juego no son solo números. Son derechos adquiridos, calidad de vida y un pacto social que, una vez roto, será difícil de recomponer.
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